lunes, abril 26, 2010

www.celestina.com

El hombre de la multitud de Poe recorría las calles en rushhour para mitigar su soledad en medio de desconocidos. Everyone is so near, but so alone, canta Radiohead. Cuando llegó a Nueva York, nuestro individuo no entendía esa sensación. Salía y creía que estaba haciendo amigos, pero la verdad era que nunca más iba a volver a ver a ese grupo de hombres y mujeres adorables que le dieron la bienvenida a la gran ciudad; pero la verdad era que nunca iba a tener amigos tan amados como los de Santo Domingo.

Teléfonos se graban, teléfonos se dan, en vano, nadie llama a nadie. La gran ciudad es el centro de los One Night Stands. No complains, el sexo por amor al sexo siempre es bienvenido, pero ya a los 40 uno se cansa de llegar a su casa con la cena en una funda plástica como el patético solterón de Kafka.

Claro, sería injusto culpar a la gran ciudad de la soledad de nuestro individuo. Especialmente si este individuo conoció el amor, el verdadero amor que menciona Girondo y que no es exclusivo de los imbéciles, ese que te hace poner la corbata un lunes y llegar a tu trabajo muerto de la risa cantando "Here comes the sun...", feliz de saber que en el mundo existen unos labios que te hacen sentir eso. Especialmente si este individuo sale con una mujer y no vuelve a llamarla ni a cogerle el teléfono. Especialmente si este individuo le dio la espalda a una mujer que lo adoró cuando ella más lo necesitaba en una tarde de hospital. Especialmente si este individuo se ha vuelto tan demanding que acaba una relación por el simple hecho de encontrar a Ricardo Arjona en el iPod de su bride to be. Especialmente si este individuo se desaparece de la faz de la tierra por una semana sin tener contacto con nadie, ni siquiera con su madre que todavía se preocupa por él como si fuera un niño de dos años enfermo de hepatitis.

Ya saben por dónde voy. Este individuo quiere dejar la calle, quiere dejar los encuentros de una noche, quiere dejar de ir solo a las fiestas familiares, quiere encontrar el amor de nuevo. Y aunque la palabra Matrimonio le provoca arcadas, por lo menos está dispuesto a intentar vivir con alguien y hasta hablar del futuro, siempre y cuando ella no coja tanta confianza como para dejar la puerta del baño abierta mientras caga. ¿Niños? La felicidad completa sería encontrar una mujer con hijos, dos.

Un problema para nuestro individuo es que en su familia nadie conoce mujeres interesantes. Fíjense que no dije bonitas para no parecer superficial, pero bonitas tampoco conocen. La última vez que una tía le presentó una pretendiente, esta se pasó el barbecue entero alisando los pliegues en la falda y hablando de la Biblia, y cuando llegó a la divina concepción en sus ojos brilló la demencia con la intensidad que brilla la primera estrella de la noche. Y es que sus familiares son igualitos a él, tampoco tienen amigos y por eso se pasan la vida entera hablando por teléfono entre hermanos y tías. Tan diferentes a los de su compañero de trabajo, él es de Bangladesh, y su hermana le ha presentado más de cuatro mujeres, digo, muchachas, para que él escoja. Very clean, dijo el compañero de Bangladesh que eran las muchachas pretendientes, y nuestro individuo sintió un mal gusto en la boca cuando lo escuchó referirse a ellas con ese adjetivo. Limpias, ¿qué coño significa eso? ¿Que se bañan todos los días en Invierno y Verano? ¿Eufemismo de virgen? ¿Que uno puede mamarle el toto sin exploración de dedos? También ha notado que cuando alguien habla de las cualidades de las mujeres siempre dicen seria y limpia. Si es hombre a las mujeres les gusta escuchar de una vez que es alto y trabajador. Fuck.

Pero bueno, esta era de Facebook, iPhone, Skype, no requiere a una maipiola, digo, celestina, de carne y hueso, nuestro individuo fue alcanzado una madrugada de sábado por los anuncios de eHarmony, Match.Com, Okcupid, Plentyoffish.com, etc. Y eligió el mismo que usted elegiría. Creó su profile y subió unas cuantas fotos donde no había salido tan feo. Tal vez mintió un poco, dos pulgadas más de estatura nunca mataron a nadie. US$19.99 al mes le costaría recibir emails anunciándole que una mujer lo encontró digno de tratar.

Jennifer Green
33 years old
Christian
Assistant Manager
No kids
Love music and movies
New Jersey

La cita debía ser, empezar, la tarde de sábado. Escogió un restaurant griego del West Village. Tratando de disfrazar la decepción sin razón en su rostro, no se fijó en el de ella. Cuando lo hizo, decidió que era mucho más bonita que en las fotos. La falta de maquillaje le dijo que ante él estaba una persona digna de recibir el más sincero trato posible. Cambió de opinión cuando empezó a beber y su intención era verla desnuda. Amanecieron en el mismo hotel cruel. En la mañana, con gentes que caminaban hacia mejores destinos, ella se metió en el taxi que la llevaría a Times Square, de allí una guagua al olvidado Hoboken.

Tatiana Diaz
30 years old
Spiritual, no religion
Marketting
1 kid
Love outdoors
Brooklyn

Como ambos eran newyorkers decidieron un bar en Williamsburg donde se bailaba música en vivo. Love outdoors, esto le molestó un poco, una piedrita adentro de las botas. ¿Qué coño significaba? ¿Que iba a tener que hacer camping después de viejo y despertarse sobre la arena de una playa con una resaca tremenda adentro de una tienda de campaña que a las 10 de la mañana se ha convertido en el Infierno, o esas estúpidas expediciones desmelenadas en el bosque buscando no se sabe el qué? Además, contrario a República Dominicana donde uno anda tres días a través de montañas topándose sólo con campesinos quemando árboles para hacer carbón, en este país hay osos, y esos señores no hablan ni español ni inglés ni alemán ni gaélico, y son expertos en participar en threesomes donde sólo ellos gozan. Recordó la respuesta de Max Jacob referida por Cortázar, ¿cómo, al campo, ese lugar donde los pollos se pasean crudos? A pesar del cabello negro y su manera de bailar salsa, lo de love outdoors resultó ser un peñón, especialmente cuando ella se pasó la noche entera haciendo hincapié en lo wonderful que era ser one with Nature.

6 meses, cientos de matches, varias citas. Nuestro individuo, con los años, ha perdido el arte del disimulo, aunque sigue aburriéndose pronto de las cosas. Así es que decidió pensar en esa celestina digital que le costaba US$19.99 al mes como lo que era, un medio para que solteros solitarios encuentren otros solteros solitarios y engañen a la soledad durante unas horas teniendo sexo casual, disfrazado por una correspondencia diseñada por unos imbéciles con ínfulas de sociólogos románticos que pretende ser profunda e importante para conocer el interior de las personas. Además, tengo que decirlo, cada día que nuestro individuo despierta, después de soñar con un caballo encerrado en un corral de madera mientras afuera una puerca engulle basura, a su mente le llegan los recuerdos. Y se da cuenta que va a ser imposible encontrar a otra mujer que se pase un fin de semana con él viendo las sagas de Las Guerras de las Galaxias y El Padrino, y que después, como una adorable payasa en panties, se pase horas mezclando las famosas citas, "Look what they did to my son, Obi Wan Kenobi", "Welcome to the Dark Side, Clemenza", "Never go against the family, Chewbacca."


Painting by Goya

miércoles, abril 21, 2010

The Myles na gCopaleen Escort Service by Flann O'Brien (translation)

Nuestro Nuevo Servicio


Eso, sin embargo, es a propósito. Un lote de cartas que recibimos son de personas ricas que no tienen libros. Sin embargo, ellas quieren ser pensadas educadas. ¿Podemos ayudarlas? Preguntan.


Claro. Que nadie piense que sólo los dueños de libros pueden ser inteligentes. El Servicio de Escorts de Myles na gCopaleen es la respuesta.


¿Por qué ser una bruta muda? ¿Sus amigos la evitan? ¿La gente cruza la calle cuando ven que usted se acerca? ¿Suben los escalones de casas extrañas, pretenden que viven ahí y fuerzan la entrada hacia la sala mientras usted está pasando? Si esta es la clase de persona que usted es, debe obtener hoy este servicio.


Nuestro Servicio Explicado


Aquí está cómo pasó. La Liga AEAAM (Asociación de Escritores, Actores, Artistas y Músicos) ha tenido en sus manos por algún tiempo una horda de ventrílocuos desempleados suplicándonos que le consigamos trabajo. Estos caballeros han ahora sido entrenados y formados en un cuerpo para operar este servicio.


Suponiendo que usted es una dama y tan completamente bruta que los perros en la calle no piensan que es digna de gruñirle. Usted llama a la Liga AEAAM y explica su problema. Usted está complacida por la paciente y simpática atención que consigue. Usted es instruida de presentarse en el foyer del Teatro Gate esa noche, y buscar a un caballero alto, de apariencia distinguida, y postura militar ataviado en un inmaculado traje de noche. Usted va. Usted lo conoce. Él avanza hacia usted sonriendo, ignorando a todos los otros equipajes que basurean el lugar. En un instante sus bigotes están cepillando sus labios.

'Confío que no la mantuve esperando, Lady Charlotte', él dice placenteramente. Qué deliciosamente grave, voz masculina.

'En absoluto, Conde', usted contesta, su voz siendo el tintineo de campanas de plata. 'Y qué noche para Ibsen. Uno está en el humor, de alguna manera. Aunque una traducción nunca puede ser lo mismo. ¿Recuerda esa noche... en Estocolmo... hace tiempo?'


El Secreto


El asunto es, claro, que usted ha tomado el buen cuidado de no decir nada. Su única preocupación durante toda la noche es callarse y mantenerse callada completamente. El Escort entrenado contestará sus propias preguntas masculinas en una voz mucho más placentera que su propio poco femenino cuác, y da respuestas que asombrarán a la gente detrás por su brillantez y chispa.


sábado, abril 17, 2010

Animal Wedding

El Padre, el Diácono, un señor con bozo vestido de morado que nadie sabía quién era, que muy bien podía ser un representante del gobierno, y una que otra monja pusieron cara de escándalo cuando vieron a los invitados, tanto del lado de la novia como del lado del novio, entrar y sentarse en la iglesia con algún animal al lado. Perros, gatos, monos, y una tía devota de Baretta llevó su cacatúa al hombro que le musitaba palabras de amor. Que los animales estuvieran vestidos con la solemnidad de la ocasión y del sagrado lugar no parecía importales a los protectores de la liturgia. Ni siquiera por lo mono que se ve un mono con smoking y sombrero de copa, una chau chau marrón con un vestidito rosado de encajes haciendo juego con un cintillo, adorable, y la cacatúa una corbatica de lazo de cuadritos. Además, hay que admitirlo, los animales se comportaban con más decoro que sus parejas humanas que daban vueltas 360 a las cabezas esperando, anhelando, que el novio alzara el vuelo regresando al bosque y dejara plantada a la novia con todo y barriga urbana.

Pero bueno, San Francisco de Asís, ¿o fue San Julián el hospitalario?, después de pasarse la juventud asesinando todo ser vivo que se movía en el bosque, amaba a los animales. Además, entre el papá de la novia y un tío del novio juntaron muchas papeletas con dos ceros, suficiente para comprar varios candelabros de oro que avergozaran al donado años atrás en Tortilla Flat por un mendigo llamado Pirata, y hasta un divino niño de tamaño natural que sustituyera al ya muy descascarado en el altar. Además, la visión de los pajecitos con sus rizos dorados, con sus rizos negros, hizo que del ojo izquierdo hacia el ojo derecho, y viceversa, del Padre, saltara la sordidez como un sapo salta de charco a charco.

Todo estuvo muy bien, hasta el fatídico "Yo los declaro...", cuando la organista empezó a tocar a Debussy, y los instintos salvajes se desataron en un coro de aullidos, maullidos y cualquier sea el nombre del sonido que hacen los monos cuando lloran. La cacatúa no abrió el pico y, si los animales son capaces de sentir vergüenza, podríamos decir que la sentía.

lunes, abril 12, 2010

The Devil talks about Pedophile Priests



... which requires any sex offender priest to register when he comes to hell,
because, even demons and gargoyles have the right to know who they're living with.

viernes, abril 02, 2010

Citizens Cane

Un recién llegado, caminando por estas feas calles de este feo Bronx, podría pensar que aquí hay una epidemia de cojera. En cada esquina alguien se apoya en un carrito sabiamente diseñado para llevar fundas plásticas y para sostener al que lo empuja, gente en muletas, sillas de ruedas, scooters, y muchos hombres con bastones.

Yo, ávido estudiante autodidacta de Sociología, he observado que los hombres, contradiciendo la edad que según Edipo, en su legendaria respuesta refutada por De Quincey al enigma de la Esfinge, debe tener el hombre cuando usa bastón, son jóvenes, usualmente latinos. Al principio, como conozco a mi gente, pensé en accidentes en la madrugada, caídas aparatosas por escalones oscuros, resbalones en la nieve, debido a la intoxicación, entiéndase nota loca o borrachera ciega, of course. También pensé que muchos usaban bastones por afectación, por moda, como yo uso sombrero. Pero no, no es eso, no hacen malabares ni le dan vueltas a los bastones cada tres pasos como en una película de Gene Kelly o Fred Astaire; no, los usan para, a veces, cuando se acuerdan, apoyarse en ellos y cojear dos pasos con un pie, dos pasos con el otro.

Así es que dejando de lado a los infelices en sillas de ruedas, a los amputados con muletas gracias a la diabetes o cualquier otra tragedia, a los viejitos malhumorados con almas de kamikaze acelerando sus scooters en la acera, he empezado a pensar en otra teoría. Tal vez, tal vez, no digo todos, algunos, muchos de estos hombres jóvenes con bastones están fingiendo la cojera como el Papa finge su intención de castigar a los curas pedófilos.

En el Banco donde trabajo, cada día son dejados varios bastones. Y uno se pregunta, ¿qué cojo real va a dejar olvidado su bastón? Es decir, usted viene cojeando a cambiar un cheque que recibe de la Ciudad, del Welfare, por su disability, por su cojera, y mientras firma el dorso del cheque pone su bastón a un lado, y ha sucedido un milagro, sin bastón hace la fila y sin bastón agarra sus dólares y sin bastón se va a gastar lo que ningún trabajo le ha costado, si no contamos el tener que levantarse a la una de la tarde de un martes de primavera.

Según mis investigaciones muchos de estos hombres jóvenes, nunca mujeres, están esperando un juicio, una demanda por una caída o accidente y por consejo de un abogado 1-800-PAIN-LAW, deben mantener la apariencia del hombre roto, de juventud malograda, que no va a poder cumplir con su sueño americano de trabajar 45 años sin parar hasta llegar a la vejez rodeado de nietos agradecidos por el pan nuestro de cada día. Y estos hombres jóvenes, juntos con otros cojos de la misma calaña y diferente causa, reclaman que la Ciudad los mantenga hasta que puedan volver a ser lo que antes eran, es decir, algo que nunca fueron, y se acostumbraron a recibir ese cheque semanal, esa rentita atorranta, como diría Roberto Arlt, que alcanza apenas para la comida y para los vicios, posiblemente deliciosos. Un cheque que si bien es un regalo, es también una maldición y un límite, un asesino de ambiciones y anhelos de mejor vida. El ser humano que se pasa los días, sin saber qué día de la semana es, trancado en un sótano jugando video juegos y viendo porno, contando las horas para la llegada de una limosna estatal, se vuelve un burro. Después de un tiempo su cojera física puede ser falsa, pero la cojera de su espíritu será genuina.

Bueno, dicen los vagos, digo, los cojos, los ciudadanos bastón, no importa engañar a la Ciudad. Pero es bueno recordar que esa abstracción sin dolientes llamada Ciudad es financiada por los hombres y mujeres de carne y hueso que trabajamos y pagamos impuestos coñazo. A mí me quitan más de 600 dólares quincenales fucking shit. Es decir, un tipo que no se ha casado ni ha tenido hijos porque no ha encontrado el gran amor de su vida está manteniendo una familia sin tenerla. Pero bueno, ¿quién quiere trabajar? ¿A quién no le gustaría ser mantenido por su linda cojera? Por eso acabo de llevarme uno de los tantos bastones olvidados en el Banco, para practicar, para en el próximo invierno, en la primera nieve, caerme frente a un Best Buy y decirle al doctor, "It hurts, me duele mucho, it hurts like a lot", aunque las radiografías exhiban una tibia, un astrágalo y un peroné capaces de soportar, sin cojear, el maratón de Manhattan.


Painting by Rufino Tamayo.

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