sábado, abril 28, 2012

guineítos verdes












My step-grandmother has been 
on the brink of death 
since I was 8 
my grandfather died 
so did many others
and we saw her last week
and we all thought she must be on botox
she brought a suitcase full of green bananas
from our almost forgotten island
and I think she will still be alive
long after the rise of the planet of the apes
making them wonder why nobody can find
a ripe banana in that new primate society.

viernes, abril 27, 2012

Caminar Contigo


To walk with you 
a street of rocks
in wet Dublin
where the hat-wearing 
turtlenecks and scarfs
local poets
come out of the pubs
just as the lampposts turn on the lights
and we wonder where Flann O'Brien is
It's not so cold
you will say 
they will be joining us
for chilly-drops and a view
of the mild sunset.

To walk with you 
a street of rocks
in inland México
where the balaclava-wearing
sub-machine guns toting
local policemen
pull up in four trucks  
just as the sun is setting in the sky
and we wonder what trouble is upon us
Panic not
you will say
they will be joining us
for ice-cream and a view
of the wild sunset.

Yes, babe
they will take off their balaclavas 
to eat the ice-cream
and anonymity will end
I guess.



Picture and 2/3 of poem by Amy Mulcair.



martes, abril 24, 2012

Mr. Skimice

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Entre los políticos y el Skimice van a acabar con mi mitad de isla. En cualquier parte de Santo Domingo miras para abajo y encuentras una envoltura de Skimice, pequeña quemadura infinita ante los ojos inocentes de los otros sistemas, según Lorca.

Si deseas chupar un líquido de color sólo tienes que hacer como una Manuel o un Hermes, digo, como un Hansel o una Gretel de una era industrial, y seguir las envolturas hasta toparte con un Mr. Skimice, o tal vez llegas al castillo en Matahambre, con paredes de chinola, verjas de fresa y techo de cereza. Todo plástico.

Aquí, de lunes a sábado a las 8, se reunen los Misters Skimice, clones que callejean la ciudad para que la gente chupe y chupe. Llegan de todos lados, vestidos de humanos entran al castillo y en un gran salón con clavos en las paredes sucias, cambian sus ropas de algodón por el traje azul y amarillo de poliéster. En fila se dirigen a recoger sus carritos, sus neveritas colgantes, sus tijeritas, y como robots esperan turno ante el Lord of Skimiceland, quien, sentado en su trono de oropel, con un chasquido de los dedos, los provisiona para el daño del día.

-Mr. Skimice, ¿cómo e la cosa?, uté llega al castillo...
-¿Eh?, ah, ¿to lo día?, sí, yo vengo en guagua de Haina, vivo en Quitasueño, mi familia vive en el campo en Azua, entonce llego como a la 8 y voy al vetidor y me cambio y depué que me aprovisionan salgo pa mi zona con mi Kimbo y mi Kaba...
-¿Kimbo y Kaba?
-Ah, sí, Kimbo e el carrito, y Kaba e la neverita, así e que le llaman lo supervisadore, uno llena la Kaba y da una vuelta sin perdé de vita el Kimbo, que son de la compañía y uno debe cuidalo, a uno que vendía por la Luperón le robaron el Kimbo uno tíguere en una camioneta del Ayuntamiento y todavía ta pagando...

-Mr. Skimice, ¿y uté sale a caminá a lo loco?
-No, eso e con ruta asinada, la mía e la 456c, ese e mi número, to lo que e la universidá y por la Independencia, a vece subo por la Lincon...
-¿Cuántos sabores son?
-Bueno, deja ver, sí, fresa, uva, cereza, naranja, y ahora chinola, que se ta vendiendo mucho.
-¿Y le pagan un sueldo o comisione?
-¿Sueldo?, no, e el 1.5% de lo que yo venda en el día...
-¿Y cuánto tú vende en el día?
-Ah, sí, el Kimbo coge 400, si el clima e cálido, frío, y lo puede vendé to, deja ve, son como, son como, ah, bueno no e mucho no..., pero peor e ta palomiando en Quitasueño.

-Mr. Skimice, ¿cuánto se ha comío una sola gente, ahí mismo?
-Ah, sí, bueno, la Kaba coge 50, y yo la había acabao de llená, y do gordo ahí en el Golfo Pérsico frente a la cafetería 100% me la vaciaron, eso era dame otro, dame otro, y yo corta y corta, parece que taban resacao...
-Verdad que tienes una tijerita...
-Ah, sí, e pa hacéselo má fácil al cliente, eso fue una sugerencia, porque ete plático e muy duro y la gente se podía cortá la boca o perdé un diente tratando de abrilo, y entonce con la tijerita yo vengo lo corto y ta lito pa chupá...

-Mr. Skimice, ¿y por qué la gente tira las envolturas al suelo?
-¿Eh?, ah, sí, eso e verdá, pero yo en mi zona trato de recogela, pero e que son mucho y ademá no deberían lo cliente, el Ayuntamiento ta dando funda pa recogé pero e que son mucha, somo má de mil vendiendo, a 400 cada uno to lo día, eso e, eso e, bueno, eso e mucho ekimai...
-400,000 envolturas to lo día, más o menos...
-¿400 mil?, sí pero hay mucha zona que no se venden todo...

-Mr. Skimice, ¿y al final del día?
-Ah, sí, bueno, al final, que a vece con eto calore yo termino temprano, regresamo y cuadramo en la ditribución, y no quitamo lo traje y lo dejamo enganchao en el clavo con el número de uno y pa la casa, yo cojo pa donde mi novia que no vamo a casá en ete me, tú sabe, salió preñá...

Así dejamos a Mr. Skimice 456c, deseando que acabe el día para hacer planes con su novia embarazada, soñando con una ola de calor eterna que le permita vender un millón de Kimbos; tal vez avergonzado de que cada envoltura que tiran al suelo sea como un pequeño navajazo insensato en la cara asombrada de una mujer muy muy vieja.


Picture by Jaime Guerra
July, 14 2005.

domingo, abril 22, 2012


sábado, abril 21, 2012

Accesory Man

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Entre smog, bocinas, calor intenso y lluvia sin pronósticos, vive nuestro super héroe. No necesita doble personalidad como Batman porque a nadie le importa. Y de que hace heroísmo diario no hay duda. Mantiene, con una ganancia que es un enigma, cuatro hijos con la esposa, seis hijos con la querida, la mamá con la cadera rota y un primo tercero de la mujer que vino de San José de las Matas a pasarse un fin de semana en la capital y lleva 12 años estudiando en la UASD los últimos 12 días de Immanuel Kant. Es Accesory Man. No tiene el equipo que necesitas, pero sí tiene un accesorio:

-Accesory Man, ¿tienes un motorola v260i?
-No, pero tengo la antena...

Se mueve entre los carros sin importarle el rojo o el verde del semáforo. Vuela hacia un Toyota Camry de la segunda fila evitando por dos centimetros el Suzuki Vitara que arrancó en amarillo.

-Accesory Man, ¿tienes una plancha?
-No, pero tengo el enchufe...

Su traje de super héroe es una creación propia. Full de alambres y portacelulares que lo protegen de los rayos de la miseria y de la demencia. Miles de accesorios iguales, esperando una demanda gigante de cargadores de celulares para carros.

-Accesory Man, ¿tienes por ahí un inodoro?
- No, pero tengo la flota...

Sus poderes son la resistencia al clima, a la sed y al hambre, la paciencia hacia los policías y un sentido sensorial tan desarrollado como el del murciélago. Desde lejos adivina quién quiere un portacelular, quién necesita una pila para un Blackberry, quién desea un handsfree para no tener que bregar con un villano Amet.

-Accesory Man, ¿tienes una estufa?
-No, pero tengo una hornilla...

Todos los días son iguales, menos los domingos. Se levanta con el sol, se come un mangú con salami o yuca con spaguettis, y se engancha en una OMSA apareciendo en la Churchill con el grito "Testudine, et facie". Aquí baja a la Bolivar para hablar con Mr. Skimice, tal vez chupa lentamente uno de chinola y tira la envoltura al suelo, of course. En la Sarasota discute con varios mendigos sobre el contrato de 250 millones de dólares de Alex Rodríguez, sobre si Alex Rodríguez es gringo o dominicano; de nuevo en la 27 devora el culo de una cajera del BHD que pasa devorando una empanada de lambí y, mirando una nube igualita a un pollo con wasakaka del Provocón IV, se pregunta si va a llover. En la noche regresa a su casa, después de la cena y del juego de pelota se duerme sin soñar. Los domingos su heroísmo consiste en beberse una lata de Brugal sin desmayarse jugando dominó en colmadón "El Compa".

Míralo ahí, volando detrás del palomo de la yipeta que aprovechó el verde para llevarse un cargador de un iPhone sin pagar, y Accesory Man entra al tráfago de Santo Domingo como entra un murciélago al cielo, con los ojos cerrados y la boca abierta.

Picture by Jaime Guerra.

martes, abril 17, 2012

Yo comía en caldero

I spent my childhood eating straight from the pot
I used to get home from school
and throw the rice into the meat sauce
and then into the beans sauce
and lick my fingers too
So Mamatita used to say
that the day of my wedding
there was gonna be a rainfall.

That was a long time ago
in Bonao
now I live in New York
I am still single
I am required to use plates and fork
I have to eat carefully not to stain my tie
and outside there is never a brown horse
under the shade of a mango tree.

(From Monday Street)

domingo, abril 15, 2012

FB chat poems

I

Estoy seguro de que soy liceísta.
Estoy seguro de que los troyanos eran muy brutos 
que entraron un caballo gigante regalo del enemigo.
Estoy seguro de que todos los políticos dominicanos
son unos ladrones.
Estoy seguro de que eres muy bonita.
Estoy seguro de pocas cosas niña
pero de esas cosas estoy seguro.

II

mientras el pastel en hojas de yuca no se venda 
en todos los lugares que vendan el de plátano
mientras haya un niño haitiano que no pueda ir a una escuela dominicana
mientras los hombres sigan echándoles ácido del diablo a las mujeres
mientras los hombres sigan tirándoles piedras a los viralatas
mientras las esposas de los generales no se afeiten el bigote
mientras en la Ortega y Gasset se forme un lago cada vez que cae un aguacero
mientras no haya una calle que se llame Cuco Valoy
mientras los policías sigan atracando en Las Américas
mientras Faraonel no caiga preso
mientras el Licey no gane un campeonato
mientras tú no me digas que me quieres
no regreso a Quisqueya.

III

Qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos en un tapón por una caravana de ladrones
o haciendo fila para un concierto de Kraftwerk

qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos en el parque Colón ante el show de un loco
o en una esquina de Washington Heights esperando a un loco

qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos montando caballos en Bonao
o indignados por los caballos arrastrando coches en Central Park

qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos en San Cristóbal devorando pasteles de yuca 
o tratando de adivinar el menú en un restaurant thai del east side

qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos en la Billini brincando por un campeonato del Licey
o en la Melville brincando por un campeonato del Licey

qué lástima muchacha que tú no estás aquí
qué lástima muchacha que yo no estoy allá

estaríamos juntos.

miércoles, abril 11, 2012

Winterness tico






















Disponible en Amazon

lunes, abril 09, 2012

by Radhames German


viernes, abril 06, 2012

Let Us Complicate Things


Los recién casados, después de pasar una luna de miel de felicidad abrumadora, cinco días en un hotel en Jamaica, buen clima, palmeras, mar y nativos de sonrisa yerbera, regresaron a Nueva York en un vuelo sin turbulencias ni pérdida de maletas, ni siquiera un atraso de par de horas y pico por una falsa alarma de bomba en un aeropuerto del Caribe.

El apartamento, una joyita en Broadway entre la 213 y la 214, con techos altos y vista al parque Isham (20 acres de árboles donados por tres generaciones de una familia judía que tiene más dólares que Honduras), había sido pintado por familiares y amigos; sólo faltaban los pequeños desórdenes entrañables que se van acumulando por la cotidianidad. Parados en la puerta miraban el espacio donde continuarían esta felicidad predicha a la mujer por unas cartas arrojadas por una mano de uñas largas, predicha al hombre por el culo de la mujer. Ahí en esa pared una ampliación bien grande de una de las fotos de la boda, en todas partes unas cuantas flores plásticas, aquí en esta esquina podemos poner a los tres monitos de la maldad.

A los dos meses de dulzura constante, una fresca tarde de verano sin humedad, mirando por la ventana la vida verde del parque, la mujer suspiró, el hombre bostezó.

Papi, no aguanto más, tenemos que hacer algo.
Mierda sí, estaba loco que dijeras algo tú primero.
¿Y qué vamos a hacer?
Bueno, no sé, sólo estoy diciendo cosas, pero no sé, ¿un cuerno?
Ay no yo no podría, soy demasiada tímida para dejarme ver desnuda, hasta contigo me da vergüenza, ¿y tú?
No no no, yo no soy ni buenmozo ni particularmente chistoso o entretenido para atraer a una mujer que sólo busque sexo, y eso significa que tendría que gastar mucho dinero en cenas y regalos y flores, y si queremos dar el down payment en tres años para una casa, como hemos planificado, no podemos gastar dinero en frivolidades.
Y una enfermedad no está a la vista, tenemos muy buena salud, ni gripe nos da.
Sí, ya había pensado en eso también.
Y un hijo es imposible para mí ahora, apenas estoy empezando en el Banco, es un buen trabajo y quiero pasar par de años antes de coger una licencia tan larga.
Buena lógica mami.
Papi, ¿y si conseguimos un animal?
Mierda sí sí sí, me gusta la idea.
Claro que sí, ¿por qué no habíamos pensado en eso?
Mierda sí, tan fácil, ¿un gato?
No no, que los gatos casi no molestan, algunos maullidos en la madrugada, nada.
Es cierto, y ni se enferman mucho y dizque tienen nueve vidas, olvida una muerte prematura a menos que no sea por envenenamiento, que un veneno se consigue fácil dondequiera.
Sí, bueno, un mono es demasiado humano y además debe ser caro y seguramente habrá que tener licencia para tener una bestia salvaje en un apartamento; la opción obvia es un perro entonces.
Sí, un perro que joda mucho, hiperactivo, con un pequeño ladrido infinito, que no esté tranquilo ni por un segundo, un chihuahua.
Claro, ¿no ves cuánto jode Pancho?, el perrito ese que tiene Maritza más feo que el diablo parecido a un ratón.
Ay sí, es verdad que jode mucho y es bien feo.
Imagínate mami la lucha que vamos a coger enseñándolo a que no se cague en el apartamento, tratando de limpiar la mierda embarrada en la alfombra, los desvelos ante su primer vómito...
Ay sí mi vida, the sky is the limit... las cuentas del veterinario... las vacaciones sin salir de la ciudad porque no podemos dejarlo solo... tal vez y le da rabia.
Eso no es muy posible, aunque si lo muerde un ratón o una ardilla... podríamos llevarlo al parque de noche, el otro día vi a una mofeta rociando a un poodle particularmente curioso, ¿te imaginas el trabajo que pasó la dueña de ese poodle con esa peste pegada al pelambre?
Un chihuahua it is then, ya pensaremos en algún nombre después, tal vez elegiéndolo tengamos nuestra primera pelea.
Que Dios te oiga mami.

domingo, abril 01, 2012

uziorburka


Señores, la burka. La mujer debe ser escondida todo el tiempo, sin importar si es bella o fea. 

Si la mujer es bella, claro, esa freca, caminando con esos ojos abiertos, y pestañeando, además, provocando a todo el vivo. ¿Ustedes han visto los ojos de la conejita de Bambi? El conejito los confundió con pétalos, y, claro, adiós travesía con Bambi, en la que también andaba un mofeta. "Oh", preguntó el conejito, "¿me quedo con esta mami entre estas flores o sigo caminando sin brújula en este monte con Bambi y con este mofeta?, el que, por cierto, tiene muchos malos hábitos, ronca y se tira peos verdes."

Si la mujer es fea, seguro que además tiene bigote. 

La primera vez que pensé en meterme a musulmán fue después de salir la primera vez con mi mujer, oficialmente novios. Todos los hombres, y una muchacha parecida a Chloe Sevigny, le giraron. Y ella, esa freca, decía coqueterías como, "No, I don't want your number", queriendo decir seguramente lo contrario. Camino a Grand Central le expresé mi interés de... buscar la felicidad del espíritu que sólo es encontrada cuando uno... se une a alguna institución dirigida por hombres sabios y rectos... alguna religión. 

-¿Los musulmanes pueden comer cerdo?, me preguntó, Dios mío, esa freca.

Como estoy seguro que ella no va a querer ponerse la burka, y no la puedo obligar, es más alta que yo, ya me metí a walmart.com y encargué una Uzi, llega en dos semanas. Llegué a esta decisión el sábado en la tarde, íbamos caminando por Dyckman, y ella me abrazó y me dio un besito, y uno de tres dominicanos que estaban palomeando en la esquina voceó: "Mierda mamasota, ¿ta criando a ese niño?"

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