sábado, septiembre 28, 2013

Notes on the Cuff and Other Stories


Todo estaba bien. Todo estaba dandy.
Y entonces yo tuve el empuje todo por Pushkin, ¡Dios lo tenga en gloria!
Fue como esto.
Un taller de poetas locales anidaba en la oficina, debajo de la escalera de caracol. Un joven en pantalones azules de estudiante con un dínamo en su corazón, un viejo chocheando que empezó a escribir poemas a la edad de cincuenta y nueve años, y unos pocos otros.
Adentro se deslizó un temerario con nariz aguileña y un gran revólver en el cinturón. Él fue el primero que metió el lapicero intoxicado de tinta en los corazones de aquellos que habían escapado el cuchillo y que aparecieron por los viejos tiempos en la pista- el antiguo Teatro de Verano. Al incesante auge del lodoso río Terek, maldijo la lila y tronó:

Han tenido bastantes canciones 
sobre luz de luna y 
dulces cosas.
Ahora yo cantaré una sobre
reuniones de emergencia.

Diablo cojuelo RIMBAUD


Una hermosa mañana, en una isla alegre en carnaval, un haitiano y una haitiana gritaban en la plaza pública. "¡Vecinos míos, nuestros hijos nacieron aquí, nunca han ido a Haití, queremos que sean dominicanos!" "Queremos ser dominicanos." Ellos rogaban y temblaban. Ellos hablaban de apreciación pro homine, de misericordia, de premisa constitucional violada, de estar en tránsito, de irretroactividad de la ley, de sentido común.

Los vecinos dejaron de escuchar tan pronto vieron que alguien mencionó una palabra en Latín y que además de negros no tenían ni un chele. Se echaban arena el uno al otro. 

"No, no serán dominicanos, si nacieron después del 1929."
"Eso es porque son negros y pobres, reflexionemos, algún mal vendrá, que estamos en la misma ruta de los ciclones, recuerden San Zenón."
"Cállese mamañema."
"Es una barbaridad, si vamos a ser así con estos haitianos debemos ser coherentes y ser así también con la basura blanca que prostituye nuestros niños en las playas,  los españoles, los franceses, los alemanes, los italianos, los rusos, y todo el javao que diga que vino de Burkina Faso."

De hecho no fueron dominicanos toda esa hermosa mañana en que las banderas tricolores se desplegaron en las casas, y toda la tarde, en que juntos fueron empujados hacia la frontera.

Pic by Vova Pomortzeff.

jueves, septiembre 26, 2013

El Puesto

Usted debe contestar mis preguntas con un sí o un no. Nada más, ¿está claro?

-¿Le molesta a usted comer fuera de su casa?
-No.
-¿Se le presenta a usted el porvenir sin esperanza?
-No.
-¿Sufre usted de picazón intensa?
-No.
-¿Se orinaba usted en la cama entre las edades de 8 a 14?
-No.
-¿Ha sido la borrachera excesiva alguna vez el motivo para que usted pierda un trabajo?
-No.
-¿Siente usted repulsión hacia el sexo opuesto?
-No.
-¿Bebe usted a menudo para olvidar los problemas?
-Algunas veces.
-No algunas veces. Sí o no.
-No.

borderline


No recuerdo el nombre del último pueblo por el que pasamos antes de entrar a tierra extranjera. Es muy posible que entre las raras vaguadas para hacer daño, los ciclones de septiembre y el hambre de siempre ya haya desaparecido. Un pueblo, no, un paraje del Sur dominicano, con sus calles de polvo rojo, sus mujeres y hombres de 25 años exhibiendo encías de ancianos, y sus niños desnudos soñando ser guardias.

La última comida caliente había sido en Barahona, chivo. Yo, la verdad, si veía otra tuna lloraba, además, se habían acabado.

“Oye muchachito, ¿dónde hay un retaurán por aquí?”, le pregunté al niño que, al lado de un burro cargado con sacos de quién-sabe, se entretenía jalándose un ombligo muy parecido a una tetera de biberón. El niño no me contestó, el burro tampoco.

“Muchacho, este pueblo nada más tiene esta calle, si hay algún lugar donde comer seguro lo encontramos”, me dijo Quisqueya, una cocodrilo de Préstamos, el departamento del Banco bautizado en este recorrido como el Lago Enriquillo gracias al gran parecido de sus empleadas con los reptiles que habitan la zona. Quisqueya era una criatura encantadora. Las piernas cortas y velludas; el pie largo. El largo del pie y el de la pierna eran el mismo, y el largo de los dedos del pie era la mitad del largo del pie. Una pequeña capa de musculitos daba forma a la parte más alta de la piernita. Pero no eran muchos, se veía mejor la forma de los huesos. En los pies sólo tendones y osamenta. Daba gusto ver aquello tan feo.

El pueblo, digo, paraje, no tenía esquinas, una sola calle, sin pavimento, con casitas descascaradas por el solazo donde a veces se divisaban ojos sin cuerpos. Los únicos seres con camisas, o chamarras, eran los guardias que, cada quinientos metros, nos detenían, miraban hacia dentro de la guagua tap tap con desconfianza, veían un par de hombres blancos y un par de mujeres teñidas de rubio, agarraban con desdén la tarjeta de general del hermano del VP de Finanzas, la entregaban con respeto, y nos dejaban seguir hasta el siguiente de los mil puntos de chequeo no oficiales de nuestra frontera con Haití.

Por fin un hotel; el letrero, con varias letras devoradas por la intemperie, decía, " AN OTEL". El calor aguaba la atmósfera, vimos una piscina donde saltaban niños. Ya de cerca nos dimos cuenta que no eran niños, eran macotoros, chapoteando en un retazo de agua espesa y verde con un fondo de lodo. Un hotel, o las ruinas del sueño de algún romántico, carente de visión para los negocios. Invertir dinero, no importa si de droga, en un pueblo sin ninguna esperanza de progreso, por lo menos en los próximos dos milenios, es la decisión adecuada para un entrepreneur adicto al perico.

El grupo de empleados bancarios entró a lo que en la inauguración alguien habrá llamado Lobby o Recepción. Un tipo con un palillo en los dientes, sentado en una silla de guano media defondá, recostada de la pared, no alzó la mirada, muerta la capacidad de asombro, como si estuviera acostumbrado a que a este "negocio" entraran 25 personas con cara de vamos a gastar mucho dinero aquí.

"Buenas, ¿qué tú tiene de comé?", dijo el empleado bancario que se había autoproclamado guía de la gira, respondía al nombre de Chupetín y siempre estaba borracho.
"Buenu, tenemu pollu con fritu, y pollu con plátanu jervíu", dijo el tipo con el palillo en los dientes.
"Sí sí sí, con frito, ¿y pa bebé? ¿Tiene Coca Cola, o cualquier refreco, o cerveza, o botella de agua?"
"Nu, Coca Cola nu hay, ni cerveza, er agua nu e buena pa bebé, solu tenemu Jugu Rica."
"¿100 por ciento?"
"¿Eh?"
"OK, traiga mucho de todo, pero rápido."

Nos sentamos donde pudimos. Salieron par de criaturas que tal vez en un tiempo fueron llamadas mujeres y organizaron una mesa sin mantel. A los pocos minutos trajeron una bandeja con alas, cocotes y patas de algún ave (Circa 1984), varias docenas de tostones (Circa 1985), varios cartones de Jugo Rica (Circa 1982), y una botella de cachú verde (Circa 1971). Cuando le pedimos hielo a una de las criaturas nos miró como si le hubiésemos pedido uranio. Peleamos por las partes del avecilla que se veían menos dañinas, es un milagro de la prodigiosa doncellez que no nos envenenáramos; aunque ya perdí el contacto con la mayoría del grupo, tal vez alguno haya muerto de cáncer estomacal.

Entramos en Haití. Cosa rara, no vi mucha diferencia con los últimos parajes de la República Dominicana, no me sentí diferente. Era una especie de mercado, rodeado de sombrillas, rodeado de colores. Una haitiana se bañaba en un lago de azufre enseñando el toto y tapándose las tetas, "Dominicane, yo nacé con la de abaje y no con la de arribe." Busqué sombra debajo del único árbol en 500 kilómetros a la redonda, cayó una fruta. La recojo, la huelo. "Dominicane, ese e mamén de perre, ese envenená", me dijo la haitiana. Arrojé la fruta como si me quemara los dedos. La haitiana la recogió, la abrió y empezó a comérsela mirándome a los ojos, riéndose de mi ignorancia. La pulpa era mamey, la risa contagiosa. Alguien del grupo apareció con refrescos artesanales, cero control de calidad. Las etiquetas parecían dibujadas por niños. Algo que podía ser uvas. Algo que podía ser naranja. Algo que no se parecía a nada hecho por la Naturaleza. Me tragué uno de un trago. Y, como diría mi amigo el poeta Pumarol, por suerte para la poesía, olía a miao, olía a grajo, olía a golpe de estado.

Ya en lado dominicano, a trescientos treinta y cinco kilómetros de la capital, nos pararon unos guardias. El más bestia entró a la guagua tap tap sin pedir permiso, con la hombría que le proporciona una ametralladora a un cobarde, e intentó sacar a la fuerza a Juan Valdez, el encargado de Archivo que había cometido el delito de sentarse al lado del chofer, siendo negro, y tan cerca de la frontera.

lunes, septiembre 23, 2013

The Harpies


Su caso me hace recordarterció el gordo atropelladamenteel caso de Emma Sonne, profesora alemana tratada por Freud, devota de los griegos antiguos y que creía que Las Harpías la perseguían molestándola constantemente, además de hacerla perder el apetito porque le robaban la comida o la envilecían, volviéndola no apta para el consumo. Así como usted, ella vivía dando manotazos en el aire. Una pregunta, ¿a qué le sabe todo?
A mierda.
Exacto. ¿Ha leído usted a los griegos antiguos?
La verdad no he tenido la oportunidad.
Búsquelos caballerete, dese esa oportunidad, que todo lo que se dice o se hace ahora, ya ellos lo dijeron o lo hicieron, pero con mucho más imaginación y mejor poesía y sin contar con Infernet.
Trataré, ¿y qué pasó con la profesora Sonne?
Oh un caso terrible, una de las muchas manchas de los inicios de los grandes hombres. La profesora Sonne tuvo la mala suerte de caer en las manos de Freud cuando este empezaba su idilio con la cocaína, estaba escribiendo su Uber Coca, y llegar donde Freud en ese tiempo y quejarse de cualquier cosa física o mental era seguido por una inyección de la droga milagrosa, y luego doctor y paciente continuaban tripiando por horas compartiendo dosis y dosis, pero en polvo, aplicadas a través de las fosas nasales. El tratamiento parece que fue muy severo ya que la nariz de la profesora Sonne se recintió, mostrando su disgusto con supuraciones purulentas, hemorragia continua e hinchazón masiva. Freud le pidió a su amigo el Dr Fliess que por favor operara a la profesora, y a él. El Dr Fliess viajó de Berlín a Viena, se dio varias líneas, empezó a hacer muchísimas muecas faciales, y en un dos por tres los operó a los dos: pinchando una arteria de la profesora Sonne y dejando un pedazo de gasa adentro de la nariz como souvenir del evento. Un desastre. Por cierto, ¿ya ha visto usted un psiquiatra? Le puedo recomendar una prima mía que, siendo psiquiatra, no es tecata.

jueves, septiembre 12, 2013

Santa Cruz de El Seibo


Apenas las 2 y media de la tarde y en el billar Punto Final Edwin los hombres beben ron puro eligiendo la boca de la bola 8. En la calle sudan caballos marrones arreados por Hondas 70. Miríada de carpas rojas, verdes y azules hacen pensar, con temor, de que al pueblo ha llegado el último circo mexicano. Es Santa Cruz del Seibo celebrando sus fiestas patronales con un programa firmado con el enigmático nombre de Dr. Firosalnelis Mejía, celebrando sus 500 años de fundación resumidos en 75 metros con unas estatuas de un torero y un toro, de Duarte niño y su madre, de un Trabuco, de unos atavales.

—Una cosa, ¿hoy hay corría de toro?
—Ay sí hay, hoy e la mejor porque hoy e que e el día de nuetra patrona la Santa Cru.
—¿Y eso toro de dónde son?
—El Central Romana lo preta, por eso no podemo matalo, porque depué de la corría hay que devolvelo.
—Ah, yo pensaba que no lo mataban por humanidad.
—¿Eh? No pero si lo toro son animale animale no son gente difrasá de toro.
—¿Y por qué tienen lo cuerno cortao?
—Ah que eso chifle largo y puntiagú son muy peligroso, por eso se lo cortamo ante de soltalo.


Los toreros están felices, desean patronales todo el año, con gusto cambiaron un alicate, un martillo, una pala por un capote rojo; con gusto cambiaron la construcción de una pared por un tú a tú con un toro de cuernos cortados. En el billar se preparan para la faena taurina bebiendo cerveza y jugando una manita a la americana antes de ir a vestirse la chaquetilla con adornos de merenguero muy lejos de alamares de oro y plata, la taleguilla hasta las rodillas, las medias deportivas blancas nunca rosadas, los tenis que sustituyen las zapatillas de regla, la camisa blanca sin chorreras y sin botones de filigrana con corbata de empleado público en lugar de corbatín, todo donado por el síndico con derecho a colocar su propaganda política en la espalda: REYNALDO VALERA TRABAJANDO. En el billar se arma un lío: un capitaleño parecido a un aganitaleño jura que pagó con una papeleta de dos mil pesos. Buscan en la caja y hay una papeleta de dos mil pesos.

—Uté ve, eta papeleta de do mil peso la pagó Boquepote.
—Sí, yo lo vi que taba haciendo aguaje porque tenía esa papeleta de do mil peso Boquepote.
—E cierto, a mí me enseñó eta mañana esa papeleta de do mil peso Boquepote.
—Yo soy guardia, y tetigo de que esa papeleta de do mil peso la pagó Boquepote.



Como a las 4 y piquito de la tarde todo el pueblo, y algunos turistas, van a La Barrera a sufrir las corridas. El ruido hace que un concierto de death metal suene como el arrullo de unas palomas enamoradas. Los políticos lanzan chaticas de ron a los asistentes en medio de arengas requetepasadas. En cada esquina hay una bocina gigante que toca un merengue o una bachata diferente dándole una nueva y tormentosa hibridez musical al caos, una banda sonora para el molote. Hombres y niños puyan a los toros en el camión hediondo a huevo podrido, le agarran los testículos, le jalan los granos, le amarran botellas plásticas de los rabos con la intención de enfurecerlos. Los jinetes azuzan a caballos que hacen cabriolas asustados por los bocinazos de camiones de cervezas y refrescos. Un vendedor de Skimice amenaza con una botella de brugal a un jinete porque una coz de su pollino le abolló su pingüino. Fuegos artificiales explotan en el cielo, en la tierra el polvo lo cubre todo.


Cada vez que sueltan a un toro los toreros tratan, con más miedo que vergüenza, de esquivarlo, sin olés, mientras en la tarima principal la Reina, la Virreina y la Princesa de las patronales desean ver al toro cornear a un torero o a un tíguere o a ambos. El último toro le pertenece a los tígueres, lo cansan, lo montan, le hacen bollo subiéndoseles todos arriba al mismo tiempo hasta que el toro escapa hacia el campo lejano acaso buscando un poema de Verlaine perseguido por el tigueraje que vocea vulgarizando el atardecer. En fin, uno sale agotao, como si hubiese atravesao el Kalahari corriendo la ruta de la necesidad con los ñus, comprendiendo, definitivamente, que como dijo Pou en este rebú los únicos seres educados son los toros.




Mayo, 2006
Pictures by Maurice Sánchez

martes, septiembre 10, 2013

Gulag lite (translated from The New Yorker)


En 1964, un poeta de 23 años fue arrestado por la K.G.B. de Leningrado y acusado con el crimen de "parasitismo malicioso." Su nombre era Joseph Brodsky. Un periódico del Partido Comunista denunció su poesía como "pornográfica y Anti-Soviética"; otro notó que él vestía "pantalones de terciopelo." Las autoridades le permitieron testificar en el juicio, pero pronto se arrepintieron de la decisión, y del fracaso de prevenir que una valiente mujer llamada Frida Vigdorova tomara notas de los procedimientos. Vigdorova escribió este intercambio -el intercambio legal más famoso en Rusia desde el juicio-show de Stalin- y una copia fue contrabandeada hacia el Occidente:

Juez: ¿Y cuál es su profesión?
Brodsky: Poeta. Poeta y traductor.
Juez: ¿Y quién le dijo a usted que era poeta? ¿Quién le asignó ese rango?
Brodsky: Nadie. ¿Quién me asignó a la raza humana?
Juez: ¿Y estudió para eso?
Brodsky: ¿Para qué?
Juez: Para convertirse en poeta. ¿Intentó usted ir a una escuela donde entrenan [poetas]... donde enseñan...
Brodsky: No creo que venga de la educación.
Juez: ¿De dónde, entonces?
Brodsky: Creo que viene... (perdido)... de Dios.

El juez sentenció a Brodsky a cinco años de exilio interno. Viviendo en un pueblo cerca del Círculo Ártico, de día molía rocas y cargaba abono. De noche, escribía, y mejoraba su inglés leyendo a Auden y a Frost. La mentora de Brodsky, la gran poeta de la Edad de Plata Anna Akhmatova, se burló de la corta visión de la K.G.B. "Qué biografía están confeccionando para nuestro pelirrojo amigo!", dijo. "Es como si él los hubiera contratado para que lo hagan a propósito."

Akhmatova no era naïve sobre la capacidad de la justicia Soviética -había perdido un esposo e incontables amigos en el Gulag- pero ella podía ver que el estado estaba proveyendo al genio lingüístico con un aura de heroísmo. Para el tiempo que Brodsky regresó a Leningrado, era un poeta maduro, cuya marcada disidencia era un implacable desdén para el régimen Soviético. El estado pronto encontró necesario exiliar hacia el exterior a esta indomable criatura.

Me siento en la ventana 
Yo dije que el destino juega un juego sin anotación
y ¿quién necesita pescado si tienes caviar?
El triunfo del estilo gótico vendría a pasar
y te enciende sin necesidad de coca o yerba.
Me siento en la ventana. Afuera, un álamo.
Cuando amé, amé profundamente. No fue a menudo.

Yo dije que el bosque es sólo parte de un árbol.
¿Quién necesita la muchacha completa si tienes su rodilla?
Cansado del polvo levantado por la era moderna,
el ojo ruso descansaría en una aguja estoniana.
Me siento en la ventana, Los platos están lavados.
Yo era feliz aquí. Pero no lo seré más.

Yo escribí: la lámpara mira el piso con miedo,
y el amor, como un acto, carece de un verbo; el cero
que Euclides pensó en lo que el punto desvanecido se convertía
no era matemática- era la nada del Tiempo.
Me siento en la ventana. Y mientras me siento
mi juventud regresa. Algunas veces sonrío. O escupo.

Yo dije que la hoja puede destruir el brote;
lo que es fértil cae en suelo desierto- falso;
que en el campo plano, en la planicie sin sombra
Natura rocía las semillas de árboles en vano.
Me siento en la ventana. Mis manos cierran mis rodillas.
Mi pesada sombra es mi agachada compañía.

Mi canción era desafinada, mi voz estaba agrietada
pero al menos ningún coro puede cantarla de nuevo.
Que hablar así no cosecha premios que aturden
nadie- las piernas de nadie descansan en mis hombros.
Me siento en la ventana en lo oscuro. Como un expreso
las olas chocan detrás de las cortinas parecidas a olas.

Un súbdito leal de estos años de segunda mano
Yo orgullosamente admito que mis mejores ideas
son de segunda mano, y puede el futuro tomarlas
como trofeos de mi lucha contra la sofocación.
Me siento en lo oscuro. Y sería duro tratar de figurarse
lo que es peor: lo oscuro adentro, o la oscuridad afuera.

lunes, septiembre 09, 2013

approach of winter / sobre winterness, de juan dicent

tetrabrik: approach of winter / sobre winterness, de juan dic...: Aquí, el texto completo de Clara Astiasarán sobre libro de Juan Dicent, Winterness .

domingo, septiembre 08, 2013

Michelle Obama should read Lysistrata


Otra vez los líderes del mundo están empeñados en enseñar sus güevos, perdón, penes, tratando de meter al mundo entero en otra guerra con muchos niños muertos, como debe ser, y muchos dólares gastados en vainas que explotan y matan a esos niños. Obama, tal vez porque es negro y lo tiene grande, parece empeñado en enseñar el suyo primero, tal vez con la intención de que el tamaño de la ñema, perdón, glande, impresione a Putin, que obviamente debe tenerlo bien chiquito.

Este es el mejor momento para que las mujeres de esos líderes lean Lisistrata, de Aristófanes. Para esos dos lectores que no han tenido la oportunidad de disfrutar de los griegos, resumo:

Los griegos llevaban varios años guerreando, qué raro. Las mujeres estaban jartas. Lisistrata las reunió a todas y les aconsejó que hasta que los hombres no dejaran de guerrear, ellas no deberían darles el toto, perdón, la vagina. Y no sólo eso, sino que debían torturarlos, hacerles como a Tántalo,  perfumarse, depilarse, vestirse con sedas transparentes y ponerles eso ahí mismoa la vista, a la mano, sin dárselo.

Sé que el verbo "Depilar" puede parecer excesivo, pero no. Según la edición inglesa, no he podido conseguir la edición griega, Aristófanes nos da evidencia de que las mujeres griegas, siempre finas, consideradas, se depilaban su parte. Traduzco:

"Si nos sentamos adentro bellamente vestidas en nuestras mejores sedas transparentes y bonitas baratijas, y con nuestros totos* muy bien depilados, sus herramientas se pararán tan rígidas que no serán capaces de negarnos nada."

Así es que por favor, si usted conoce a alguien que conoce a Michelle Obama, aunque sea por facebook, dígale que le ponga un comment sugiriéndole que lea Lisistrata. En inglés es Lysistrata.


*Puse "totos" porque me gusta esa palabra, además la palabra usada en inglés es "mottes" que tiene dos t también.

sábado, septiembre 07, 2013

horoscope tweets


Los tauros son buenos anfitriones. Disfrutan las cenas de varias horas, pero con vino rojo. Nunca brindan cidra.

Los acuarios son persistentes y temerarios, siempre se van en yola hacia Puerto Rico.

Los capricornios se molestan mucho cuando llueve un viernes y, sin embargo, nunca tienen sombrillas.

Los sagitarios son vanidosos y se desenvuelven muy bien. Pregonan que les gusta fiestar, pero caen en ganchos como irse a vivir a Haití.

Los escorpiones son cascarrabias y comelones.

Los piscis cuando se mojan huelen a tilapia. Si viven cerca de un río son plebes, si cerca del mar, educados.

Los aries usualmente tienen los ojos grandes y no les gusta la carne de chivo.

Los virgos son chismosos y mártires. Droga preferida, cocaína.

Los geminis tienen dos caras, locoviejo y galloloco.

Los cáncer pueden trabajar 18 horas corridas, pero hay que comprarles un pollo horneado entero. Tienen mala suerte cuando piden visa gringa.

Los libras son amansapleitos, aplacalocos y dadivosos. Aunque queden mal nunca dicen que no.

Los leos son muy agradables, a pesar de no ser tan altos.

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