viernes, julio 08, 2005

El Bulevar de la 27 and our Three Ladies of Sorrow

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Las tres penas de De Quincey te acompañan desde que pisas el bulevar de la 27, construído por his nothingness faraón Leonel I, so let it be written, so let it be done, y alucinas sin necesidad del opio.

El espacio donde antes había una pantalla gigante, de un costo gigante, para que el pueblo, ese señor anónimo, disfrute de una merecida transmisión eterna de Animal Planet, fue vendido o alquilado, who cares, a Presidente. Ahora un chofer de carro público suspira cuando el freezer gigante abre sus puertas y, después que se despeja el humo, deja ver botellas de cerveza capaces de emborrachar a Godzilla. Aquí, mosaico a mosaico, te agarra de la mano Mater Suspiriorum, o como la conocen en Capotillo cada vez que tratan de comprar una libra de pollo: "Nuestra Señora de los Suspiros."

El bulevar está limpio, las matas podadas. En el primer local, "Fritos Verdes", cuatro hombres juegan dominó anhelando la loto, o jugar con Boston, o una gringa con air conditioner y jacuzzi y american music.
-Wilkin acaba de jugar el doble sei ese...
-Epérate que va a batiá Manny...

En una fuente, que agotó toda la penicilina de Elías Piña, seca y con un vientre de hierro digno de Metaldom, te abraza por la cintura la hermana mayor, la Madonna, Mater Lachrymarum, o como la conocen en los Alcarrizos cada vez que celebran un baquiní: "Nuestra Señora de las Lágrimas."

Caminas despacio, llevas sobre tus hombros a dos damas. Una suspira, la otra llora.

Las esculturas son testigos horribles del paso de la ruina de negocio en negocio. El Quijote deja a Rocinante por un escarabajo, después se transforma en centauro. Una inmensa mujer de metal denigra a Eva.

En otro local, el fracaso es una cachapa venezolana que mira cómo María Virginia Villareal desprecia el amor de Luis Eduardo Valladolid por el de Humberto Fernando Valleverde. Un ratón pasa bailando bellydance, y en un banco, una mujer hace feliz a un hombre con sus labios.
-Vámono pa un motel mami...
-E que toy indipueta papi...

La otra fuente, que dejó sin pupitres ni techo a una escuela en Sabana de la Mar, te muestra sin verguenza su aparato digestivo. Debajo del reloj, detenido para siempre a las 5 y 15 de la corrupción, la última de las hermanas recita su letanía a través de un ciego que con una pancarta pegada al pecho te habla de indolencia, de mal uso de nuestro dinero, de oscuridad. Sí, buenas noches Mater Tenebrae, o como la conocemos los dominicanos cada vez que se va la luz: "Nuestra Señora de las Tinieblas."





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