martes, agosto 02, 2005

Adrian Tropical on Lincoln

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Pictures by Jaime Guerra

Afuera un pilón de dimensiones apocalípticas donde majan los 8 millones de plátanos diarios te recibe. En el parqueo está el Salto de Jimenoa, trasladado desde Jarabacoa para hacer un rinconcito del campo en el medio de las gualladeras de gomas y balas perdidas de la Lincoln. Agarra de la mano a tus acompañantes porque es muy fácil perderse en el infinito.

Oh, una gallina viva es la hostess que te lleva a tu silla. Parafraseando a Cortázar quien parafraseó a Max Jacob puedo decir: ¿Cómo, Adrian Tropical, ese lugar donde las gallinas se pasean crudas? A su lado nadan y cogen sol las tortugas que imagino puedes elegir para disfrutar de su sabor a virilidad en un tortufongo.

Ten cuidado al tomar el ascensor. Las lomas de arroz que sirven en el barato bufete del primer piso pueden hacer que el ascensor con capacidad para 8 mil libras no aguante. Bandejas inmensas de platos criollos impiden la visión de escalones y desniveles a mozos y mozas vestidos de mojiganga. ¿Por qué diablos hay que ponerles vestidos de flores con los colores de la bandera y una flor de plástico de las llamadas Sangre de Cristo a las camareras? ¿Por qué diablos hay que ponerles camisas de flores con los colores de la bandera y pantalones caquis brincacharcos con un sombrero de paja a los camareros? Por los alemanes. Nunca he visto a un campesino de este país vestir así, verdad, es que estamos en Guatemala.

Es martes en la tarde y el local está atiborrado de mofongueros. Muchas corbatas de rayas hablan de banqueros que discuten una línea de crédito de millones entre un lambí a la criolla con tostones; tres estudiantes de la UCMM acaban con el profesor de Metodología de la Investigación mirando quién va a coger el último pedazo de yuca frita; un hombre le dice a una mujer que no puede vivir sin ella mientras sorbe un sabrococho; cuatro funcionarios del gobierno piden mofongos con mondongo desdeñando el Internet al alcance de todos:

-El Interné no debe ponese en la ecuela pública.
-La gente lo que hace e desaprendé con el Interné.
-Ademá el coto energético e demasiado alto pal gobierno, mejor que usen gafa Ray Ban: (viene Power Point de Funglode) en el Hemisferio Sur para estar a la par con la tecnología que desde hace años se viene desarrollando por escandinavia sin dejar de soslayo a los japoneses las hidroeléctricas sirven de apoyo a todo rubro macroeconómico que tenga que sostenerse bajo una base estructurada y efímera de subsidio al gas licuado con el debido detrimento de la infraestructura mongol donde según la zarina Ana Karenina en su discurso a la rebelión de los tártaros escalando la muralla china un hombre nunca puede valer más que un caballo que come leche agria congelada y habla en morse bailando chachachá.
-Mofongo le da a un mondongo, el mondongo le da a un puré, el puré le da a un mofongo le da a un mondongo le hincha lo pie... pásame el picante comesolo, digo, compañero.

Te sientas bajo árboles gigantes con aire acondicionado. Los troncos son de foam, ramas reales son taladradas al tronco y a su vez hojas de plástico son taladradas a las ramas tejidas con enredaderas de palo que llegan al primer piso. El menú abunda en combinaciones de palabras que harían temblar a Woody Allen por sus parecidos a animales místicos: Tropilechoza, tropimelón, camarofongo, tropigranadillo, sabrococho, tropipostres, chichapollo.

Un tapón de bocinas te recuerda que estás en la Lincoln y seis pescadores pescan tilapias y jaivas en el río Yuna cuyo curso fue desviado con ingeniería subterránea para que rodeé, dándole un falso rumor de bosque, a este matrimonio de la cibernética con un folclor desconocido.

Ahora bien, me comí una pechuga a la plancha con una salsa de tomate que daba la hora, el aguacate era mantequilla y la habichuela un apogeo.





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