jueves, agosto 22, 2013

Traffic Jam


El hombre despierta en Santo Domingo sin haber dormido, apagón, calor, mosquitos. El inversor se descargó antes de medianoche. Piensa en una excusa, cualquiera, que no haya usado recientemente para faltar al trabajo. Ya mató a sus abuelos, a los cuatro. Ya ha llevado a su mamá a la clínica, varias veces. Ya ha ido a buscar a familiares y enemigos al aeropuerto, y los vuelos se han atrasado. Ya ha sufrido de gastritis, por comida china y mexicana y patimongo. Ya ha tenido que pasar un día entero esperando al plomero, porque el baño estaba tapado. Ninguna advertencia o aviso de ciclón. Mucho sol.

Pantalón gris. Camisa gris. Corbata gris. Saco gris. Un vaso de agua tibia. Abrir la puerta y comparar ojeras con la multitud.

El locutor en la radio del carro habla de que el presidente saltó otro charco en El Hoyo de Pepe y además comió con los dedos mazamorra de auyama con salami requetefrito en un caldero requeteprieto. También dice que los apagones generales, introduciendo el término Blackouts entre los muertos de hambre, que afectan el país son una especie de SIDA del sistema energético. Una voz de mujer, entrevistada en la calle, confirma la desolación:

"Mírame lo sojo, no he dormío ni un minuto, tengo un hijo de un año y do mese y me pasé la noche entera meciéndolo en una mecedora y echándole freco con un cartón pa que no se me ajogue y sólo me paré cuando se metió un ladrón que me encañonó pa que le diera mi celular y cuando vino la policía a llevarse  una lata de leche Nido sin detapar que taba en la cocina..."

En la Churchill con 27 las bocinas del tapón advertían que los semáforos estaban de adorno y que los AMETs estaban para usar sombreros verdes y abusar en grupo, como pavos o taxistas, de cualquiera que no fuera militar o hijo de militar. Un ventrílocuo invisible movía los labios de un hombre con canas que si duraba diez minutos más ahí le iba a dar un infarto; una mujer murmuraba un padre nuestro mirando el futuro por el retrovisor mientras sus dos niños pegaban las caras al vidrio; cientos de voces se quejaban por estar en el infierno sin haber sido declaradas muertas, oficialmente. 

Una mujer AMET habla con un palomo buscando sombra debajo de una palmera sostenida por cuatro palos:

-¿Y a ti te guta ser policía de tránsito?
-Me guta eta vaina.
-¿Y tú ta casá? Ese marío tuyo debe tar pisando fino si no quiere que tú le dé un tiro con esa pitola.
-Sí, él bebía y tenía una quería, pero ahora ta frío conmingo.
-¿Y no te ha encontrao lío en la calle con lo chofere?
-Claro, pero yo me hago la loca, me pasan por el lao y me vocean: "Amet mamañema... Ponte en el medio pa pasate por arriba... Hija de la gran puta", pero yo no caigo al nivel de un guagüero, yo me hago la loca, porque en ete paí 

La conversación fue interrumpida por la tierra que se abrió y se los tragó a todos.





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