viernes, enero 20, 2006

El Papi de Nylon


El hombre, informante retirado, viste sus mejores galas: pantalón de gabardina azul claro, casi blanco en las rodillas y fondillos, camisa blanca mangas cortas y zapatos blancos con un poco de cartón piedra en las zuelas. Pasó la mañana sacándole filo a las piernas del pantalón y a las mangas de la camisa; y disimulando con liquid paper los pelaos en los zapatos. No por nada lo conocen como Papi de Nylon. Le gusta su apodo, su arrogancia le esconde la burla del mote. Camina despacio, se detiene entrecerrando los ojos, como recordando un asunto importante, se frota la mano en la frente, con cara de circunstancias, y sigue su camino hacia ningún lado. Una vieja con un pañuelo Harley Davison, hablando con otra vieja, barre el frente de su casa, el hombre pasa, callan. De algún lado surge una voz:

—Papi de Nylon calié.

Anoche la costumbre lo forzó a llamar a la policía. Estaba sentado en el inodoro cuando sintió el olor. Como todas las noches, primero la música satánica en inglés, después del olor, las risas. El olor, esta vez, era tenue, mezclado con incienso de vainilla. Dejó de cagar y salió del baño sin limpiarse.

—ALÓ, POLICÍA NACIONAL.
—Sí, para denunciar unos drogaditos.
—¿DE DÓNDE ME HABLAN?
—De Los Mina.
—DIGA, DIGA.
—Sí, aquí tan fumando droga...

Dijo la dirección exacta del vecino y colgó cuando le preguntaron el nombre. No durmió en toda la noche, esperando la sirena roja miraba por la ventana cada vez que escuchaba un carro; esperó los golpes en la puerta del vecino, los culpables esposados frente a la multitud de lagañas y mal aliento. Nada. Tenía la esperanza de que pasaran a investigar por lo menos.

"Ya nada es lo mismo en este país, hacelse un pantalón cuesta un riñón, ni pensal en un traje de casimil o en zapatos italianos, ah los 70, los años de Balaguel: Olden y Progreso. Respeto pol la Dominicanidá, pol el Hinno y pol el Pabellón Nacional. Temol a Dios y odio al comunismo; en Semana Santa se rezaba, no se maltillaba un clavo, una procesión con la Vilgen y el Divino Niño pol to la capital; ahora es romo y bachata a to lo que da, juventú y viejo metiendo droga a troche y moche; uno denuncia una felonía y en lugal de premialo con un chequesito mensual te buscas un lío en el barrio; no hay folma de sel decente en este país."

—Papi de Nylon chivato...
—Papi de Nylon te vamo a matá...
—Papi de Nylon te voá da cinco tiro por jablador, aqueroso...

Un joven se acerca con una muchacha de ombligo afuera y pantalones talle bajito que dejan ver la alcancía. Papi de Nylon mira de reojo y tira un chuípiti. Es el vecino que fuma marihuana con la novia, huelen a bizcocho, a dulce de..., ¿a qué huelen? A vainilla. Sus risas le hacen daño. Un anónimo perro kakhi se rasca una oreja en la acera, huele al hombre, lo ve, recuerda y cruza la calle mirando de lado. Apenas las cinco de la tarde y ya el colmado bulle con bachatas y borrachos. "No venden arroz ni habichuela, uno pide un helado y le contestan que hay celvesa bien fría, vestidita de blanco como una novia vilgen, como si eso esitiera todavía", piensa, "de seguro que venden cocaína en lugal de azúcal, marihuana en lugal de café". Un día llamó a la policía por el escándalo y cuando vinieron se pusieron a jugar dominó y a beber romo con los tígueres. "La corrución no es una estadística aislada en esta isla, es la religión del policía de ahora."

—Papi de Nylon tu mardita madre...
—Papi de Nylon hijo de la gran puta...
—Papi de Nylon te vamo a prendé fuego durmiendo...

Un año viviendo en este hoyo. Desde mañana empezará a buscar casa en el periódico, tal vez encuentre una habitación con una familia decente y temerosa de Dios.





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