viernes, enero 06, 2006

Jan. 1, Cabrera around the park

Cabrera, como todos los pueblos dominicanos, tiene un punto de encuentro el primero de enero: el parque. En un lado vemos el edificio, Art Deco, del antiguo Cine Eva que es ahora un bar, porque todos los cines de los pueblos han cerrado, donde te sirven un trago de whisky por cien pesos capaz de emborrachar inmediatamente a un hombre de apellido O'Brien O'Halloran; a su lado las oficinas gubernamentales, Art Balaguer, están limpias forradas de instalaciones navideñas; en otro lado la iglesia, Art Feo, está oscura y mete miedo; en otro lado el camión del cuerpo de bomberos reza para que no haya un incendio. Un hombre de saco y corbata, la ropa sucia, con mejor gusto que un diputado, cree ver una moneda brillando en el pavimento, se baja a recogerla y se ensucia los dedos con un salivazo; mira a todos lados diciendo: "Qué aibolito má trite."

—Ese e ei loco de Cabrera, Aimanzai, ei Matavaca...
—¿Matavaca?
—No vaya a decile Matavaca...
—¿Y por qué le dicen Matavaca?
—Y yo qué sé, no vaya a decile Matavaca...

Las ropas enviadas por los familiares en Nueva York, algunas compradas aquí en las tiendecitas con letreros inverosímiles dibujados a mano, se usan por primera vez. Las mujeres del pueblo desfilan vestidas con el mal gusto de la inocencia y la estridencia de la ignorancia. Abundan los t-shirts negros con letras plateadas: "Sexy Girl", "Boy Toy", "Paris Hilton is my friend", "I am trendy", "I am HoT You are NoT." Abundan las botas negras, hasta las rodillas, con correas plateadas/doradas y pedrerías de fantasía. Unas amigas con novios tratan de buscarle novio entre los amigos de los novios a una amiga muy fea que tiene cara de que va a joder la fiesta con su aburrimiento:

—Sí, ella e Yokastis, no tiene novio y e de Nagua, ya tú sabe...
—Yo soy casao, mucha gente cree que e muela, pero no, mira ei anillo.
—Yo no soy casao ni tengo anillo pero toy comprometío pa casaime...

Cada esquina del parque tiene su música. La bachata, el merengue, la salsa y el reggaetón luchan en el aire por los oídos de los transeúntes. Unos turistas de la capital dan vueltas al parque: "Ei diablo, ¿y to eto boricua?", dice una mujer mirándoles las colitas, los nisón y el sombrero. Un hombre con una carretilla da vueltas recogiendo las botellas de cerveza. Por los zigs-zags te das cuenta que él mismo es responsable de la mitad del cargamento:

—Mi nombre e Cuquín, la Presidente me da 27 peso por cada 24 botella, la Brama 28...
—¿Y esa botella de wiki?
—Ah, eso e Dúai 12 año, mira qué botella má bonita, yo la cojo y le hago un diseño con codito, entonce le meto un pejecito adentro, un beta, y lo vendo pa lujo...

Cabrera entero está en el parque despidiendo la Navidad. Desde el dominicano ausente hasta el turista que nos visita. Los amigos vuelven a encontrarse como niños que juegan lanzándole una botella de plástico a un hermoso perro negro. En el antiguo Cine Eva la mujer que sirve los tragos tiene un ojo negro y los dientes con caries, se chupa los dedos agarrando el hielo que enfría tu trago. Guelo saluda a Cando:

—Cando, ¿y qué tú tiene?
—Adió Guelo, una resaca que me ta llevando ei mimo diablo, tengo ei etómago paitío.
—¿Y qué fue lo que bebite mijo?
—Adió Guelo, primero me di una jaitura de ceivesa, y depué le eché un Brugai arriba...

Nadie quiere irse del parque. Nadie quiere que la Navidad termine. Todos quieren prolongar unos minutos más este domingo doblemente festivo; deseando encontrar a un Superman que le dé vueltas a la tierra retrocediendo el tiempo por lo menos hasta nochebuena; sintiendo, according to Borges, nostalgia del presente; sintiendo, according to Matavaca, que pocos objetos son más tristes e inútiles que un arbolito navideño en enero.





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