miércoles, marzo 08, 2006

Cambalache

Así las cosas, en este país no se hace más nada que politiquear o sufrir con la política. No hay descanso, cada dos años tenemos elecciones. Y las campañas no paran. Y los anuncios en la televisión no paran. Y los afiches, como el álbum familiar de una familia de hombres y mujeres horribles, nos afean la ciudad y la vida.

Aquí no hay que estar preparado para ser diputado, síndico, senador. Aquí sólo se necesita tener dinero y amigos con dinero o ser medio famoso por cualquier cosa para ir al congreso o a una dependencia gubernamental. Pero este año la cosa promete:

Juancito Sport, Empresario del Azar
Sergio Vargas, Cantante de Merengue
Raúl Mondesí, Ex-pelotero de Grandes Ligas
Rubén Toyota, Vendedor de Repuestos
Jack Veneno, Ex-luchador y Campeón de la Bolita del Mundo
Johnny Marte, Hombre Oferta
Luisín Jiménez, Sidekick del Sr. Freddy Beras Goico

Parece la cartelera de un show de freaks en Las Vegas, de un circo nómada donde sólo faltan la mujer barbuda y el elefante Jumbo y Paris Hilton. Y no quiero menospreciar la habilidad de entonar desde que me dejaste la ventanita del amor se me cerró, de tomar y pagar apuestas, de pegar un home run, de vender desde un taladro hasta un pavo, de borronear un boceto de la Pena de Muerte, de saber distinguir entre un carburador legítimo japonés y uno calaverita chino, de agarrar el cuello de un oponente y aplicarle La Polémica hasta que abandone, pero, ¿para elaborar, votar, vetar, modificar las leyes de un país desde el congreso no se necesita un mínimo de preparación? ¿Para dirigir un ayuntamiento de una parte de una ciudad tan desordenada no se requiere aunque sea haber hojeado un manual de planificación urbana o cualquier otro manual o cursillo parecido?

Pero bueno, eso no importa. La política dominicana es un zoológico que no se rebajan a pisar ni siquiera las hienas, un amasijo de ladrones, ineptos, quitapanes, locoviejos y gallolocos que mete miedo. Si usted es dueño de una banca de apuestas, que negocia con el azar y trafica con ilusiones; si usted ha llenado Altos de Chavón y ha puesto a bailar merengue a toda América Latina; si usted ha sido novato del año con los Dodgers; si usted es un vendedor exitoso de repuestos japoneses o chinos; si usted ha sido campeón de lucha libre y ha clavado en el ring a Puño de Hierro y a Rick Flair; si usted es el hombre oferta capaz de venderle 10 nuevos mandamientos a un judio; si usted le hace chistes al Sr. Freddy Beras Goico y tiene ínfulas fascistas, usted está preparado para saber qué es lo mejor para el país. Usted tiene todos los méritos, usted puede ser diputado o senador o síndico. Usted no embarrará más de lo que está algo tan sucio como la política dominicana donde las ideologías han sido engullidas por los gusanos bajo tierra, donde lo único que importa es que usted sepa distribuir las riquezas de todos hacia sus amigos, hacia su familia, hacia su cuenta bancaria en Suiza. Y lo más grande es la posibilidad de que estos fenómenos roben menos que los políticos profesionales que tienen a este país secuestrado. Nosotros nada más que nos jodimos. Así que mejor sigo escuchando la borracha voz canalla de Roberto Goyeneche acompañado por el bandoneón de Piazzolla con el maravilloso y siempre actual tango Cambalache:

Que la política fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el sesenta y seis
y en el dos mil seis, también.
Que siempre ha habido imbéciles,
maquiavelos y coloraos,
blancos y moraos,
lambones y doblez.
Pero que esta campaña
es un despliegue
de desfachatez insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, loco,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cantante,
pelotero, rey de apuestas,
hombre oferta o locutor.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao van Johnny Marte
Jack Veneno y Juancito Sport,
Luisín Jiménez y Mondesí,
Rubén Toyota y un tal Quiquín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la política,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la isla
junto a un Johnny Jones.

Política dominicana, cambalache
problemática y febril...
El que no llora no mama
y el que no roba no es de aquí.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo a encontrar...!
No pienses más; siéntate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que trabaja
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que atraca,
o está fuera de la ley...





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