lunes, agosto 06, 2007

Touched by The Holy Spirit

Recordaba a Tía Rosa una mujer joven, todavía lo es, pero ella cree que es una vieja, y la diabetes la deprime. Recordaba a Tía Chila una cotorra, con la característica familiar en ella notable: hablaba por horas sin pausas y sin necesidad de hidratarse. Ahora, gracias a un derrame cerebral, es muda. Ambas están buscando de Dios después de perder la paciencia con pastillas, jarabes, inyecciones, abra la boca y diga aaaahhhhh. Ambas prefieren la comida salada. "Esa comida no da ni gana de bebé agua", dicen cuando la comida está en su punto; bueno, Tía Chila hace señas que pueden significar eso o que a las vacas les gusta la música de Elvis Presley y a las gallinas Vivaldi, según la revista Vanidades.

La Providencia las hizo venir a Nueva York desde Providence, Rhode Island, para asistir a una especie de sanación en masa llamada "Domingo de Milagros" con el profeta-sanador-cantante Neil Vélez en el Paradise Theater bajando la Grand Concourse entre la 187 y 188, en el Bronx, of course.

Llegaron el sábado y se acostaron temprano. La jornada del domingo empezó a las 5 de la mañana con un mangú y huevos fritos y jamón de pavo y aguacate. Sacaron los galones de agua del freezer, ya congelados, empacaron algunos pastelitos y pidieron un taxi. No sé por qué cuando la gente va a una de esas actividades religiosas deja de hablar. Imagino que es para evitar decir malas palabras y chismes y así limpiar el alma para recibir al Espíritu Santo; más o menos el equivalente espiritual al proceso de limpieza al que es sometido el aparato digestivo para un examen del colon.

Afuera del teatro la fila es inmensa. El calor, de mano con la humedad, intolerable; todas la manos tienen abanicos de cartón con la cara de la Virgen o el santo de preferencia. Las devotas arrastraron a sus vástagos y a algunos esposos, quieren ser bendecidas junto a sus seres queridos a ver si ese muchacho del diablo deja de joder un poco y ese hombre del demonio deja de beber aunque sea los días de semana y de paso se olvida de esa querida en Santo Domingo o Caguas o Yucatán o Lima.

Adentro del teatro el escenario está preparado para recibir la visita del Espíritu Santo, o por lo menos a un emisario distinguido, con power y alas. Luces de colores, banderas, afiches de Jesús caminando sobre las aguas y una banda que gracias a la sabia decisión de apegarse a la música cristiana vende más cds y toca más conciertos que todos los grupos dominicanos de rock juntos. Mucho humo, el coro en crescendo, salen las Servidoras del Señor de rojo y negro, salen los niños vestidos de ángeles en blanco, más humo, y en el centro del escenario, con las manos unidas, embuido de santidad, señoras y señores, niños y niñas, ladies and gentlemen, con ustedes, Neil Vélez:

"Y SEPAS QUE ESO NO VIENE DE DIOS, Y QUE EL PROPÓSITO, Y LA ESTRATEGIA, DE ESA MALDICIÓN QUE HA LLEGADO A TU VIDA, ES PARA QUE TÚ QUITES TU MIRADA DEL MAESTRO, Y TE FIJES EN ELLA, PARA QUE TÚ PIERDAS TODA FE EN DIOS, ALELUYA.
YAVÉ YIRÉ, ME ESTA ESCUCHANDO, ES DIOS QUIEN PROVEÉ.
YAVÉ RAFA, ME ESTA ESCUCHANDO, ES DIOS QUIEN ME SANA.
YAVÉ NICHI, ME ESTA ESCUCHANDO, MI DIOS MI BANDERA.
YAVÉ TCHIKUNU, ME ESTA ESCUCHANDO, MI DIOS MI JUSTICIA..."

La intensidad en la voz del señor Neil Vélez ha hecho desmayar a varias doñas, llorar a varias niñas, y un señor con cara de bebedor vomitó algo verde que muchos catalogaron de demoníaco por lo pestilente. Tía Rosa y Tía Chila están engranojadas. Tía Chila casi casi hablando para pedirle a Tía Rosa un par de pastelitos porque ya son las doce y ella lo que no puede es hablar, pero su apetito nunca ha sido tan saludable. Tía Rosa la entiende, después beben agua con hielitos y sus pensamientos vuelven al Señor representado por el señor Neil Vélez:

"...¿CÓMO TE DOY A CONOCER?, DILE QUE YO SOY, NO DIJO YAVÉ, NO DIJO ALÁ, NO DIJO JEHOVÁ, EL NOMBRE DE DIOS NO SE PUEDE PRONUNCIAR PORQUE NO TIENE VOCALES, ES YHWY, ESO VIENE DE LA PALABRA JAYÁ QUE SIGNIFICA UN SER COMPLETO, NO BUSQUEMOS OTRO NOMBRE PORQUE NOS ACABA DE DAR EL NOMBRE PERFECTO, YO SOY..."

Después de esta clase de lingüística genesiana comparada, el señor Neil Vélez comenzó una arenga en lengua, dando inicio a los milagros. Tía Chila y Tía Rosa, contagiadas de la histeria colectiva, subieron al escenario para ser tocadas por el señor Neil Vélez, y si Tía Chila no habló en español, el sonido emitido por su fe bien puede pasar por el nombre de Dios en arameo antiguo, sin vocales; y si Tía Rosa no sintió a la diabetes dejar sus venas, sí sentía el sudor saliendo a chorros por todos sus poros, empapándole la ropa incluyendo panties mangalargas y mediofondo, induciendo a las Servidoras del Señor gritar a coro: "Mírenla sudando, eso e el Epíritu Santo que la etá tocando", haciendo una rueda con Tía Rosa en el medio, todas tocándola por turnos en el cuello, en la frente, con manos como hierros candentes marcando a un mamífero rumiante, para así ser tocadas por el Espíritu Santo de carambola.

Ya en la casa, después de haber tirado la ropa sudada a la basura, metida en una tina de agua fría, Tía Rosa pensó que bien pudo ser el Espíritu Santo el causante de sus calores consecutivos, o bien esos calores pudieron ser los síntomas naturales de su bochornosa menopausia, diagnosticada par de meses atrás por un hombre sin fe.





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