jueves, noviembre 08, 2007

A Humble Proposal to The NYC Bums Society

El frío entró en Nueva York. Esto es invierno puro, fuck fall. A uno se le quitan las ganas de andar palomeando calle arriba y calle abajo, never mind Brooklyn, forget Manhattan. Todo los deseos sucumben a la prioridad básica de estar bajo techo, comiendo cada 5 minutos y felizmente casado. El hombre soltero descubre en la gélida soledad de una cama sin mujer que no fue una sabia decisión eso de provocar un rompimiento al final de septiembre. Ahora debe pajearse debajo de una ducha de agua hirviendo y acostarse con abrigo y un libro de Rushdie para que el sueño llegue a los tres segundos.

¿Y para los mendigos, para esos hediondos new york crazies o bums? Los tristes New York Bums ven sus cortos días y largas noches reducirse a la busqueda incesante de comida y un lugar caliente del que no los echen. No importan los motivos que llevaron a estos seres humanos a competir con las ardillas por una nuez. La famosa estación rimbaudiana del comfort es casi una sentencia de muerte para estas concentraciones del mal olor.

Para salir a la calle hay que vestirse por capas, me dijo una querida amiga mi primer invierno. Varios t-shirts, pantaloncillos largos, sweater, bufanda, guantes, abrigo grueso, gorrito de lana, botas. Y aun así siente ese maldito viento entrando por las costuras. Y de repente ve a un bum, o lo huele antes de verlo, y se da cuenta lo terrible que es vagar por esta ciudad llena de lugares tibios con deliciosos platos calientes y mujeres hermosas con deliciosos lugarcitos tibios y ser rechazado como si fuera la lepra, que es muy posible que algunos la padezcan.

Me gustaría hablar con el presidente de la NYC Bums Society. Después de tantos años sin encontrar una solución real para el bienestar de sus miembros durante el largo invierno, debería tomar en cuenta otras opciones. No estoy hablando de las cenas de los lunes que proveen algunos voluntarios en algunas iglesias y demás. No, estoy hablando de un plan definitivo para evitarle a los virtuosos ciudadanos paga impuestos de esta urbe la conmovedora aparición quitapetito de un bum. Siempre que las sociedades presentan problemas sin soluciones es bueno ir a la Naturaleza, esa sabia vieja que, como el destino de Borges, es ciega a las culpas. ¿Qué hacen las aves en el invierno? Emigran hacia el calor.

Los New York Bums, desde el principio de septiembre, deben empezar a caminar hacia el Sur. No conozco la geografía gringa, y estoy muy vago para Google, pero creo que deben empezar cruzando hacia New Jersey. Durante todo el camino pueden ir chequeando nuevos sitios donde tal vez sean mejor recibidos que en esta ciudad donde los cigarrillos cuestan 7 dólares, 7 dólares, 7 dólares. Sólo sé que el destino final de la alegre travesía es Miami.

En Miami los New York Bums serían felices con sus playas y su temperatura tropical. ¿Cuándo fue la ultima vez que un bum disfrutó de una fiesta? En Miami podría ir a un rave en South Beach. Conocer a Puff Piff Diddy Daddy Chopo Combs o a Enrique Iglesias o a Paulina Rubio o al totazo de Britney Spears. En ese rave sería abrazado por otros seres humanos que no sentirían asco gracias a la felicidad del MDMA. ¿Quién sabe? Es muy posible que una muchacha de piel quemada por los rayos ultravioletas de una máquina, de barriga con cuadritos, de lujuria fuera de control por la cocaína, le susurre I love you papi. Y dormir arropadito con el Miami Herald sobre una fina arena blanca y despertar con la imagen de una stripper cubana en bikini montando patines cantando "Welcome to Miami, bienvenido a Miami."





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