jueves, noviembre 15, 2007
NY to DC
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Si es sábado la guagua arranca a las 5 de la tarde, y cuando dicen a las 5 de la tarde es a las 5 de la tarde; ya a las 5 y 15 cada esquina nos acercaba a New Jersey, a los centros de operaciones de HESS, BON JOVI, CITGO, LINDEN con sus depósitos gigantes de combustibles, con sus chimeneas siempre humeantes, con sus transformadores transformando, con sus generadores generando y contaminando y contaminando y contaminando.
Este es mi primer viaje desde que llegué a Nueva York. Siento que es el último paso para comprender definitivamente que aquí vivo, que no estoy de vacaciones, que cuando se acabe el fin de semana largo, gracias a los veteranos que regresaron de las guerras mutilados por dentro y por fuera, debo regresar a esta ciudad, qué pena. Antes había sentido una sensación de permanencia parecida, pero casi siempre envolvía un día de pago y una mujer querida esperando en un bar.
Y Nueva York sube los estándares. Después de vivir aquí uno siente, con razón, que las otras ciudades, que los otros estados, son campos. Pasando por Philadelphia y Maryland y Baltimore es un parqueo de carros usados y la entrada a Delaware para ir a Washington se tiene la misma impresión de pasar por San Francisco y Pimentel y Castillo y Nagua para ir a Las Terrenas; con la nostalgia de que no puedes pararte a comer en el Típico Bonao, con la tristeza de que al llegar a tu destino no te espera un mar tibio.
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