miércoles, noviembre 28, 2007

Todus subulatus wanna be

Contrario a Girondo, si la mujer no sabe volar no pierde el tiempo conmigo, y no sólo porque El Lado Oscuro del Corazón jodió ese poema para siempre, si no porque no me gusta viajar por el aire sin alas propias. Si yo fuera un barrancolí de árbol en árbol buscando un panal de abejas porque el paladar me pide comida picante no te digo, pero eso de meterse en un cilindro de metal a mil por hora sin poder pararse en una nube o en un 7-11 a comprar cigarrillos me pone una cara de me voy a rajar a dar gritos en cualquier momento y por la más mínima provocación. 

Además, no hay peor servicio que el de las aerolíneas. Tienes que llegar dos y tres horas antes de tu vuelo a someterte a toda clase de violación individual y colectiva, desde espera los confetis de la Navidad en esa fila deja ver si llevas un gramo en tu cartera quítate esa correa y esos zapatos que puedes ser McGyver y en un minuto armar una bomba atómica con suelas y hebilla. 

Además, no pude viajar con Edward James Olmos, un cerdito adorable regalo de un palestino amigo mío que tiene un vivero aquí en el Bronx y que quería llevárselo a mi hermana y a su esposo que es chef en Fort Lauderdale. 

Además, ¿dónde está la teletransportación? ¿Está la gente de Apple avanzando en el proyecto iGo? ¿Han empezado a mostrarles dedos y orejas y lenguas de familiares queridos a los científicos japoneses secuestrados por Steve Jobs? Es cierto que al científico de La Mosca le fue mal, pero eso se resuelve rociando Baygon antes de cada viaje.

Además, esa ciencia de los aviones no está terminada. Como la gente usa el servicio dejaron de investigar para mejorarlo. ¿Qué otro medio de transporte es tan terrible con los accidentes? Nadie se salva, no importa si cae en el océano o en una pradera. Porque, ¿por qué diablos no inventan la forma de poder aterrizar en el mar? Indiana Jones pilotea una avioneta que aterriza en ríos, amarizar creo que se llama el truquito. El Titanic se hundió, y hasta Kate Winslet sobrevivió, lo cual está muy bien.

"Are you afraid?", me pregunta la mujer detrás del counter de Spirit al ver mi cara.
"Yes, mucho."
"I'm gonna put you in a window, and don't you worry honey, if The Good Lord wants you with him today there's nothing you can do", dice entregándome el ticket mientras en su frente, lentamente, crecen cuernos.





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