martes, mayo 13, 2008

Six Flags Back Pack

Después de una sobredosis de cariño familiar en un cumpleaños barbecue en Queens con niños saludables y una abuela sorda y dos chihuahuas en calor y hasta una cotorra sin greencard, el hombre llega a su sótano con ganas de disfrutar de su soledad. Una soledad atenuada por un juego de pelota en la TV pantalla plana de 120 pulgadas, por el video de una gallina que perrea y lee las barajas en Youtube, por una cubeta de helado de chocolate Häagen-Dazs, por medio litro de Dewar's y el atractivo futuro de poder dormir por lo menos hasta las 4 de la tarde; estaba lloviendo y al otro día estaba libre.

El timbre de la puerta amenaza seriamente la velada. Tal vez es la boricua de la esquina, la del t-shirt "Sabor Boricua ¿PRUEBAS?"; él no quiere probar porque, ya se sabe, cuando un hombre y una mujer se acostumbran a dormir juntos en una ciudad grande y solitaria y cara como Nueva York están muy cerca de esa conversación, en la que nada tiene que ver el amor, donde la lógica ventaja financiera de sólo pagar una renta los induce a compartir el closet, el arroz y la gripe. Se acerca lentamente a la puerta, mira por el ojo...

—Muchacho, ¿y qué tú hace aquí?
—Tío, mamá no me abre la puerta, ¿tú ta solo Tío?, ¿puedo dormí aquí?
—Entra, entra, que ta entrando to el agua. Qué aguacero Virgen de la Altagracia.
—Parece que mamá se tomó la patilla pa dormí, no me abre.
—¿Y tú no tiene llave?
—La boté. Tío, ¿y qué e lo que tiene mamá? Sólo quiere viví durmiendo y no habla con nadie y siempre ta deprimía.
—Sí mijo, "pain makes you lonely", ecribió Philip Roth.
—What?
—Nada nada, ¿y qué e to eso?
—Ah que taba en Six Flags.
—Vaya, ¿y te ganate to eso?
—Tío, yo soy del Bronx, to eso me lo robé.
—¿Que te lo robate? ¿Y no te agarraron?
—No ombe, tú ve, primero agarré el mono y la mano gigante y depué bajé una mochila y metí to adentro y me puse la mochila y salí caminando como si nada.
—¿Y ese perro tan grande?
—El perro fue lo má difícil porque taba una china ahí y taba detrá del counter, pero en un decuido metí la mano y salí abrazao con él, mira eso, e casi de mi tamaño.
—¿Y pa qué diablo tú te robate to eto peluche?
—Pa regaláselo a la chamaquita.
—Sigue ahí que tú va muy bien, deja que te agarren pa que tú vea.
—No ombe, esa compañía ganan mucho dinero y a lo empleado no le importa que le roben.
—No le importa que le roben, no le importa que le roben, no le importa que le roben; yo nada má te digo que yo no soy una compañía que gana mucho dinero, que se me perdieron 50 dólare el otro día y tú y Jimmy pasaron por aquí ese día.
—Ay no Tío, yo a ti no te robo.
—Yo a ti no te robo, yo a ti no te robo, yo a ti no te robo; nada má te digo que si usted mata un gato un día y otro día aparece un gato muerto usted es el principal sospechoso; yo no quisiera que se me perdieran mi iPhone o mi laptop o la camarita digital Canon que me robé, digo, que compré el otro día en Best Buy.
—No tío.
—Bueno, ve saca una toalla de ese closet pa que te seque. ¿Tú tiene hambre?
—Ay sí Tío, I'm starving.
—Bueno, sécate o si quiere bañate ve y báñate en lo que yo te frío uno totone con salami.
—Totone con salami, YES!!! 
—Yo sé que tú ere una bestia.
—¿Tío, tú quiere la mochila?
—Deja ve, sí dámela que ahí viene el verano y a mí me guta i lo domingo a Coney Island.





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