jueves, abril 17, 2008

was meinen Sie Herr-Präsidenten?


En la Casa Blanca, para Bush, es un día como cualquier otro. Un saco oscuro le entrega un folder con los nombres y las dimensiones de las nuevas bombas que probarán con algunas escuelas en Bagdad; tacha la MBO21k y le escribe arriba This bud is for you. En ese momento la primera dama entra, le dice:
"Don't you think it's time to go to the airport?"
"What for?", le contesta él con el gesto facial de un babuino en medio de un eclipe de sol.
"The Pope, you promised him that you were going to pick him up", le dice la primera dama, y respira hondo.
"Is it today?"
"Yes, now, now", le dice la primera dama mirando para arriba, tal vez pidiendo un milagro.
"Why don't we send Condy?", pregunta Bush con el tono de un estudiante malo que busca un escape a un examen sorpresa. Resignado, ante la mirada austera de la primera dama, apaga su Gameboy, se pone los pantalones, se pone los zapatos y saca una Budweiser del mini freezer.

En el aeropuerto, Bush no quiere bajarse de la limosina. Está cansado de los abucheos cada vez que se presenta ante el público para hacer el primer lanzamiento en un estadio o inaugurar una estatua de alguien que él no tiene la más mínima idea quién coño es. Le pide a uno del servicio secreto la careta de Obama y sale rodeado de letales bestias rubias. Ya el Papa, con cara de pocos amigos, lo había esperado por una hora y media entre empleados judíos, protestantes y uno que otro ateo que no salían del asombro con su parecido a Lord Sidious, el malvado emperador de las Guerras de las Galaxias. De hecho, uno de los carga maletas por poco y le pide un autógrafo con un "Welcome to the Dark Side."

"What's up your holiness Mr Pope?", le dice Bush al Papa dándole un manotazo en la espalda.
"Guten tag herr President", saluda el Papa tosiendo. Bush, sin mucho protocolo, se pone la careta de Obama y, caminando muy rápido, deja atrás al Papa con sus 323 cardenales y sus 200 monjas y sus 133 monaguillos y sus 55 guardias suizos. La verdad es que hay que ser un palomo muy grande para ser suizo, con todas las oportunidades y ventajas de un ciudadano de la Unión Europea, y vestirse de mojiganga con una lanza en la mano dizque guardia en el Vaticano, el día entero rodeado de sotanas y cantando:

Nosotro somo suizo
cuidamo sal Papa
pero no sabemo
por qué somo guardia
y nuetro uniforme
son todo de raya
y somo suizo
pero somo guardia... 

Bush se detiene y le indica al Papa que sólo él puede ir en la limosina, que el séquito sagrado deberá coger una guagua. Ya en la seguridad y comodidad del interior blindado se siente él otra vez; se quita la careta de Obama y le pregunta al Papa:
"What do you prefer your holiness Mr Pope, Xbox 360 or PS3?"
"Was meinen sie herr President?", le pregunta el Papa demostrando su ignorancia en materia de video juegos.
"Comi diche il siñori Popi?", sonríe Bush y, sin esperar respuesta, se pone a mirar hacia la calle con la alegría bruta de un galgo al que llevan a pasear un domingo de sol, loco por sacar la cabeza para afuera. Es un día de primavera precioso, piensa, más adecuado para estar en su rancho de Texas matando ardillas o venaditos o cualquier otro animalito que no esté armado. La última vez podía jurar que vio a un mapache con una uzi, pero tal vez fue el Jack Daniels, aunque you never know, ese es su lema.
"Herr President", lo trae el Papa de vuelta; Bush sólo tiene quince minutos con este viejo y ya está hastiado de su apariencia y su olorcito a queso, quisiera decirle al chofer que se pare y salir corriendo por Pennsylvania Avenue, pero su miedo a Cheney lo detiene, "I would like to talk about the situation in Irak."
"Oh", piensa Bush, "pero ete viejo habla inglé, ¿y por qué coño no me habló en inglé dede el principio?, y ahora me sale con esa vaina de Irá, ¿y qué le digo? ¿Qué fue lo que me dijo Cheney que le contetara si me salía con esa vaina? Ah sí, la vaina de lo padre manoseando a lo carajito, tú verá ahora."
"Yes, your holiness Mr Pope, I'd like to talk about those priests touching those little boys, very bad business, molesting boys, yes, very bad", le dice y, por un momento, por costumbre, pone su mente en blanco deslumbrado por el brillo del gigantesco crucifijo de oro y diamantes del Papa digno del rapero Lil Jon, yeah.
"Ja, herr President, not good bombing Irak, not good for the world, ja", le contesta el Papa haciéndose el loco.
"Eh?", vuelve Bush a la tierra, "yes your holiness Mr Pope, priests touching kids it's not a heavenly thing, at least for the kids", concluye sin quitarle los ojos a los zapaticos rojos del Papa.
"Ja, herr President, piccoli equivoci senza importanza, ja", le dice el Papa pensando en que mejor será hablar de Rambo V, o de Celine Dion, o del último libro de Dan Brown cuando Bush le esté dando el recorrido de rutina por los jardines de la Casa Blanca.





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