viernes, noviembre 14, 2008

Sancocho


La humanidad consiste en diferentes tribus de animales disfrazados de hombres, escribió el inmenso Chesterton. Mi familia forma parte de una tribu que emigró desde una hermosa isla en el caribe, en el mismo trayecto del sol...

Como todos los inmigrantes acarreamos con nosotros nuestras tradiciones, nuestra lengua, nuestros recuerdos barnizados por la nostalgia, nuestra tristeza, nuestro deseo de regresar algún día aunque sea en un ataúd, nuestra forma de cocinar los alimentos.

El Sancocho es una comida que ha estado conmigo desde que nací. Recuerdo que siendo apenas un desdentado niño de meses, una tía muy querida, inconscientemente deseando mi muerte, me llenaba el biberón con este espeso caldo, provocando en mi desarrollo futuro un ligero enanismo. Yo duraba horas muertas chupa que te chupa, amemao, digo, soñoliento, tratando de pasar un pedacito de plátano por el hoyito en la tetera diseñado para líquidos menos condimentados.

No tengo idea del origen del sancocho, y no es verdad que me voy a llevar de Wikipedia, pero por la forma de preparación, y la liberalidad de sus ingredientes, puedo asumir que el primer sancocho se cocinó en la profundidad del monte, entre gente pobre y bajo un aguacero. Siempre que existe esclavitud aparece un hombre, o una mujer, que lucha, que se subleva, es uno de los atributos más nobles del ser humano, así como lo es el bañarse, señores cerdos. En Quisqueya, en la Hispaniola, en Haití, a ese hombre lo llamaremos Lemba, y Lemba, después de gritar varias consignas incendiarias y tirarle varias piedras a los españoles, seguido por sus compañeros muertos de hambre, se internó en alguna montaña…

Libertad reciente, noche primigenia, olla grande, fogata que consuela, mucha agua. Cuando el agua estaba hirviendo empezaron a arrojar en la olla todo lo que apareciera: Pedazos de yuca, dos Amazonas ventralis o cotorras, granos de sal, frutas de la estación, tres ciguas palmeras, varios tubérculos todavía sin nombre (algunos resultaron venenosos), la suela de una chancleta, el rabo de un burro que protestó en vano, dos ratones, cuatro lagartos de los salta cocotes, cuatro jaivas, un huevo de culebra, etc etc etc. El resultado de este mejunje fue un apogeo; Lemba y todos los comensales respiraron profundamente ante la lentitud de esta nueva digestión, ante la solemnidad de un descubrimiento trascendental, ante una creación que afectaría, enriqueciéndolo, el horizonte culinario del mundo futuro. Nadie asoció al sabroso caldo con las muertes de seis ex esclavos que amanecieron con los ojos abiertos, una expresion de dolor intenso en el rostro, y las manos en la barriga hinchada.

Eso fue hace siglos. Ahora el sancocho es una comida para ricos, o para gente que vive en Nueva York…

Voz de un comensal: ¿Y QUIÉN COÑO LE METE EL PICO A LOS VÍVERES O A LAS CARNES EN REPÚBLICA DOMINICANA? ESOS SON ARTÍCULOS DE LUJO, COMO LAS JOYAS; DE HECHO, HE VISTO A VARIOS CONOCIDOS CON PLÁTANOS, GUINEOS VERDES, YUCAS Y PATAS DE POLLO GUINDANDO COMO DIJES EN CADENAS DE ORO Y COLLARES DE PERLA. EL OTRO DÍA VI UN GUILLO MUY LINDO HECHO CON GRANOS DE GUANDULES Y HABICHUELAS NEGRAS; Y EN LA JOYERÍA BRADOR HAY UN ESPECIAL DE ANILLOS DE GRADUACIÓN CON PEDACITOS DE ÑAME EN LUGAR DE PIEDRAS PRECIOSAS, POR LO MENOS PARA LOS ESTUDIANTES DE LA UASD, DE LA O&M, Y DE UTESA; Y NO TE VAYAS MUY LEJOS, A LA MORENA EL NOVIO LE REGALÓ UN ANILLO DE COMPROMISO CON UN PEDACITO DE BATATA EN LUGAR DE UN DIAMANTE, Y ELLA SE PASÓ LA NOCHENTERA MIRÁNDOSE EL ANULAR, MUY ORONDA ELLA.

Desde finales del siglo XIX el sancocho se sirve con arroz blanco y aguacate, siendo el premium de la serie el sancocho de 7 carnes, donde pedazos de vaca, de pollo, de cerdo, de conejo, de chivo, de oveja y de unicornio bailan juntos en la olla para darle un sabor único al caldo. Y cuando digo único no lo digo de forma ligera: Nunca se podrán hacer dos sancochos iguales, ni siquiera en laboratorios con cantidades exactas en tubos y ollas de presión al vacío. Y es que siempre hay muchos borrachos opinando alrededor del plop plop plop. Y es que siempre aparece un artista con la creatividad exaltada por el romo que añade algún ingrediente nuevo…

Voz de otro comensal: DÉJAME GUAYARLE UN CHIN CHIN DE NUEZ MOCADA A ESTO MI TIERRA PARA VER CÓMO QUEDA, Y DALE CINCO MINUTOS QUE YA CASI CASI TA.



Picture by Pedro Genaro.





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