miércoles, abril 22, 2009

not THERE


Mi abuelo murió loco.
Bueno, eso de morir es un eufemismo, se suicidó.
Bueno, tal vez no fue suicidio,
apareció ahorcado con una correa en una celda de la 40.
El sumario del juicio explicó que él mató a su compadre,
a su mejor amigo.
Alguien llamó al compadre en la madrugada,
cuando estaba durmiendo;
el compadre preguntó quién era:
Dicent, dijo una voz en la oscuridad,
dijo la esposa del compadre, la comadre, en el juicio.

Que mi abuela haya testificado
que mi abuelo sólo se paró de su cama
cuando la policía lo fue a buscar, ya amaneciendo,
no produjo ningún efecto en la decisión del juez.
Se lo llevaron para la 40
y cuando lo fueron a visitar tenía los ojos llenos de monte,
not THERE,
como si mirara el bosque de cacao
que él mismo ayudó a sembrar,
trabajando par a par con los peones
en la tierra heredada de un antepasado francés
tal vez ladrón
tal vez asesino
que muchos porfiaban fue hombre de confianza de Napoleón.

La razón de esta maldad,
alega mi familia,
fue la falta de entusiasmo de mi abuelo hacia Trujillo.
No iba a sus fiestas en el Country Club,
especialmente después que Petán Trujillo
mostró mucho interés por mi hermosa tía de 13 años.
Tuvieron que exiliarla en la loma, entre cocuyos y jaivas.

Por eso cuando yo leía la parte de Darl,
en As I lay dying de Faulkner,
con sus ojos llenos de monte,
no podía evitar que se me aguaran los ojos
recordando lo que Madre me contó
sobre la última vez que vio a mi abuelo con vida.

De niño me pasé parte de un verano inolvidable
leyendo el Conde de Montecristo,
sentado en una piedra frente a una cascada.
Mis primos me arrebatan el libro,
buscaban dibujitos,
y abrumados por las letras me decían
que si seguía leyendo me iba a volver loco,
como mi abuelo.
La crueldad infantil no tiene límites.

La trama del Conde de Montecristo me cautiva.
¿Quién no ha pensado en perderse por años,
y regresar buenmozo,
con un título nobiliario y más rico que Midas?
Claro, sin haber estado preso.
Y encontrar a la muchacha que te dejó
y restregarle en la cara su mala decisión.
Si ahora hiciera eso,
regresaría a mi pueblo un hombre calvo,
con título de Administrador de Empresas
y sin un chele en los bolsillos,
que encontraría a una doña,
gorda como una vaca,
con más hijos que una ratona
y bruta como una mula.

¿Cómo puede un ser humano causarle dolor a otro ser humano?
¿De dónde viene esta maldad Mr Mallick?
¿Locura pura Sr Quevedo?
¿Personalidad Psicótica Mr Lynch?
¿Infancia abusada Mr Joker?
¿Veneno producido por el cerebro Dear Vonnegut?
Yo mismo no sé,
si veo sangre me desmayo.





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