viernes, diciembre 25, 2009

Let us go to an irish pub


Claudia y yo no queríamos ir donde la familia a cenar para Nochebuena. My family, that is; her family is far far away. Si escuchamos una bachata más vamos a vomitar. Por suerte varias tías se fueron para Bonao, y la que se quedó arrancó para Providence, a llorar en otro estado añorando un pasado de escasez donde había que partir una manzana en ocho mientras en el presente la abundancia sirve el cerdo, el pavo, la ensalada rusa, los pastelitos, el moro de guandules, los pasteles en hojas, Ceteris paribus.

Cada cumpleaños, cada navidad, cada año nuevo, me alejo un chin chin más de mi familia. Voy a sus parties, me como su arroz, disfruto de uno que otro abrazo, comparto uno que otro pase, pero siento que no formo parte del mismo linaje. Además, ¿por qué coño no puedo escuchar una canción que me guste también? Después de cuatro horas de los mismos hombres llorando por las mismas mujeres, siento ganas de escuchar a Bob Marley. Fíjate que no dije Radiohead, Pixies, Beck, no, Bob Marley; cualquiera puede bailar al ritmo de Could you be loved, y, sin embargo, lo pongo y debo quedarme frente al iHome porque siempre viene alguien a quitarlo por mitad sin ninguna clase de consideración hacia mi persona. Ahora bien, yo sí debo tirarme un maratón de cualquier mierda que cualquier mierda duró dos minutos y medio componiendo para que cualquier mierda lo pase en cualquier programa de mierda a través de cualquiera de los canales dominicanos de mierda que sólo sirven para atrasar al que tiene un pie aquí, y el otro allá. ¿Ha visto alguien a Sábado de Corporán, Qué Noche, La Opción de las 12? Aquella actividad que no tenga que ver con bachata, chismes de farándula, alabar a un político ladrón y feo, o un concurso donde jon secada es juez, donde jon secada es juez, donde jon secada es juez, no tiene cabida en los medios de mi país. Porque, who the fuck is jon secada? ¿De qué puede ser juez jon secada que no sea Cómo hacerle coro come on shake your body baby do the conga a gloria estepan y miami son má chín?

¿Y a ti no te gusta Aventura?, me preguntó un tío mío que tiene la percepción, aunque no la cualidad de estar extinto, de un pájaro dodo.
Mire carajo, yo no soy una quinceañera a la que el desorden de las hormonas le ha bajao el IQ a 60, le dije conteniendo las ganas de darle un trompón en la boca, buen mamañema. Preguntarle eso a un tipo que lleva un año y dos meses traduciendo un poema de Patrick Kavanagh (o Pádraig ui Caomhánaigh, como lo conocemos aquellos que hablamos gaélico), tratando sin éxito de que todas las palabras en español tengan las mismas sílabas, o por lo menos la misma música, que las palabras en inglés.

Yo le di regalos de la mente
Yo le di el símbolo secreto
que es conocido por los artistas
que han conocido a los verdaderos dioses
del sonido y de la piedra
y de la palabra y de la variedad de los colores.

Así es que después de comernos una pizza doble queso y hongos, bebernos par de Coronas, Claudia sugirió, abriendo sus ojos verdes, inflando su narizota, que para que yo sienta más el poema fuéramos a Mulligan's, un bar irlandés en el Bronx cuyo dueño jura y perjura que su abuelo tenía un bar igualito en Dublín, y que Joyce, O'Brien y Beckett eran clientes habituales, of course.





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