viernes, abril 06, 2012

Let Us Complicate Things


Los recién casados, después de pasar una luna de miel de felicidad abrumadora, cinco días en un hotel en Jamaica, buen clima, palmeras, mar y nativos de sonrisa yerbera, regresaron a Nueva York en un vuelo sin turbulencias ni pérdida de maletas, ni siquiera un atraso de par de horas y pico por una falsa alarma de bomba en un aeropuerto del Caribe.

El apartamento, una joyita en Broadway entre la 213 y la 214, con techos altos y vista al parque Isham (20 acres de árboles donados por tres generaciones de una familia judía que tiene más dólares que Honduras), había sido pintado por familiares y amigos; sólo faltaban los pequeños desórdenes entrañables que se van acumulando por la cotidianidad. Parados en la puerta miraban el espacio donde continuarían esta felicidad predicha a la mujer por unas cartas arrojadas por una mano de uñas largas, predicha al hombre por el culo de la mujer. Ahí en esa pared una ampliación bien grande de una de las fotos de la boda, en todas partes unas cuantas flores plásticas, aquí en esta esquina podemos poner a los tres monitos de la maldad.

A los dos meses de dulzura constante, una fresca tarde de verano sin humedad, mirando por la ventana la vida verde del parque, la mujer suspiró, el hombre bostezó.

Papi, no aguanto más, tenemos que hacer algo.
Mierda sí, estaba loco que dijeras algo tú primero.
¿Y qué vamos a hacer?
Bueno, no sé, sólo estoy diciendo cosas, pero no sé, ¿un cuerno?
Ay no yo no podría, soy demasiada tímida para dejarme ver desnuda, hasta contigo me da vergüenza, ¿y tú?
No no no, yo no soy ni buenmozo ni particularmente chistoso o entretenido para atraer a una mujer que sólo busque sexo, y eso significa que tendría que gastar mucho dinero en cenas y regalos y flores, y si queremos dar el down payment en tres años para una casa, como hemos planificado, no podemos gastar dinero en frivolidades.
Y una enfermedad no está a la vista, tenemos muy buena salud, ni gripe nos da.
Sí, ya había pensado en eso también.
Y un hijo es imposible para mí ahora, apenas estoy empezando en el Banco, es un buen trabajo y quiero pasar par de años antes de coger una licencia tan larga.
Buena lógica mami.
Papi, ¿y si conseguimos un animal?
Mierda sí sí sí, me gusta la idea.
Claro que sí, ¿por qué no habíamos pensado en eso?
Mierda sí, tan fácil, ¿un gato?
No no, que los gatos casi no molestan, algunos maullidos en la madrugada, nada.
Es cierto, y ni se enferman mucho y dizque tienen nueve vidas, olvida una muerte prematura a menos que no sea por envenenamiento, que un veneno se consigue fácil dondequiera.
Sí, bueno, un mono es demasiado humano y además debe ser caro y seguramente habrá que tener licencia para tener una bestia salvaje en un apartamento; la opción obvia es un perro entonces.
Sí, un perro que joda mucho, hiperactivo, con un pequeño ladrido infinito, que no esté tranquilo ni por un segundo, un chihuahua.
Claro, ¿no ves cuánto jode Pancho?, el perrito ese que tiene Maritza más feo que el diablo parecido a un ratón.
Ay sí, es verdad que jode mucho y es bien feo.
Imagínate mami la lucha que vamos a coger enseñándolo a que no se cague en el apartamento, tratando de limpiar la mierda embarrada en la alfombra, los desvelos ante su primer vómito...
Ay sí mi vida, the sky is the limit... las cuentas del veterinario... las vacaciones sin salir de la ciudad porque no podemos dejarlo solo... tal vez y le da rabia.
Eso no es muy posible, aunque si lo muerde un ratón o una ardilla... podríamos llevarlo al parque de noche, el otro día vi a una mofeta rociando a un poodle particularmente curioso, ¿te imaginas el trabajo que pasó la dueña de ese poodle con esa peste pegada al pelambre?
Un chihuahua it is then, ya pensaremos en algún nombre después, tal vez elegiéndolo tengamos nuestra primera pelea.
Que Dios te oiga mami.





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