miércoles, enero 30, 2013

December 18, 1942 by Flann O'Brien

Tuve suerte la otra noche. Fui a una casa y encontré el lugar erizándose con todas las clases de intelecsectos. Nadie se sienta en sillas en estas ocasiones; encuentras algún pequeño recoveco en el piso, un brazo contra un taburete, posiblemente una rodilla subida para descansar la quijada pensativa.

En la alfombra frente a la chimenea en un nido de cojines, reclinado, Mr Peter Ffoney, manos, cabellos y ojos en medio de una disquisición sobre literatura francesa. Una delgada, rosada lámpara para leer teñía al pequeño sabio contra el aterciopelado abatimiento del ojo, a través del cual la suave, extranjera voz de tubo de desagüe se movía con el pálido encanto de la gangrena.

Escuchen!
'Ah! Musset!'
Pausa corta. La cabeza va hacia un lado, los terribles ojos de gaviota gris expandiéndose concéntricamente, una media sonrisa jugando alrededor de las esquinas de la boca de pasa.

'Tan joven! No, no, deben admitir ahí la presencia de un poeta! Y tal sensibilidad- tal vida torturada! Deben recordar cuando fue a Venecia con esa traviesa de George Sand, pobre Musset tan feliz, y ella....'

Oreja ahora sentada en el hombro, exquisita inclinación de boca, fruncimiento del ceño, el alto signo de la frente alta.

'.... Ella se sintió enferma, Musset llamó a un doctor, y claro George, espléndida, animal, enérgica, no piensa en nada si no en hacerle el amor al doctor! El pobre pequeño Musset está bien roto, deriva de regreso hacia París, pierde interés, descuida su vestimenta, se vuelve un poco salvaje, ustedes saben....' Ligero apresuramiento del paso.

'Su familia no le habla, ni él a ellos. Pero la vieja madre....'

Aquí la cabeza va hacia un lado otra vez, un rubor rosado es visto jugando en la senil cara decaída, pestañas de pato pausan en languidez sobre las órbitas.

'.... y la vieja madre, caprichosa, un poquito dominante, tal vez, ah pero qué corazón! Ella lo invita a su té de la tarde, hace hablar al pequeño amigo, lo escucha con increíble simpatía. Después- ustedes conocen la historia - ella llama a la familia - imaginen esta rígida, mundana reunión de gente con cultura! Ella habla circulándolos, golpeando suavemente el piso con su bastón....'

Aquí el recitador, los ojos barnizados con melaza banal, el labio superior temblando con la pasión de un cocinero de pasteles, deja viajar la voz de tubo de desagüe a dos y un cuarto de tonos increíbles.

'Ella los regaña: Ustedes... simplemente... deben... ser... más bondadosos... con el pobre Alfrayd. He hablado con él... y él... me ha dicho... todo. Ahora, no deben tenerle lástima, pero yo sé por lo que el pobre muchacho ha pasado....'
'Llévenselo de regreso entre ustedes, alívienlo, déjenlo ser un hombre otra vez.'

¿A quién le gustaría un chin de whiskey sin agua?





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