domingo, mayo 08, 2011

First Communion

No importa cuánto evites a la iglesia y todas sus bacterias, como si fueras un ciudadano británico viviendo en el Londres de la plaga negra, en algún momento de tus días entrarás en contacto con alguien ya enfermo.

Mi sobrinita Karla, realmente es primita pero por la inmensa diferencia de edad me llama tío, hizo su primera comunión la mañana de este sábado, coincidiendo además con su cumpleaños. Mi tía pasó la semana entera de tren en tren. ¿Usted sabe toda la mierda que hay que comprar y hacer si usted quiere que su vástago disfrute una ceremonia religiosa en una mañana de primavera vestido de solemnidad rancia y de fútil pureza? Es decir, la niña necesitó un vestidito blanco con encajes. Dios mío, ahora nos damos cuenta de que los zapaticos chinos comprados en Payless le pelan el tobillo derecho y a los dos pasos cojea como el loco Molleja. No te olvides de las velas blancas, inodoras. Déjame ir al 99 cent para ver si encuentro adornos como manteles plásticos estampados de cruces góticas y biblias abiertas, banderines de palomas blancas con FIRST COMMUNION escrito en letras doradas. Además, señores, habrá que hacer una comida. Moro de guandules con coco, costillitas horneadas, un pastelón de plátanos maduros. ¿Qué se me olvida? Ah, decirle a Fe que se recuerde de traer un bizcocho dominicano de esos que hacen en una bakery de Queens, extra suspiro. A las dos de la mañana todavía estaban luchando tratando de alisar los rizos rebeldes de la niña carita de luna llena con unas tenazas ardiendo. Vamos a estar claros, según los milenarios códices católicos, el cabello malo, digo, crespo, no pega con el primitivo sabor de una ostia manoseada por un miembro de esta entidad protectora de pederastas.

Yo trabajé este sábado. Gracias a Dios, y al Chase, tenía una excusa para no asistir a la ceremonia religiosa. No recuerdo la última vez que sobreviví una misa. Creo que para el bautizo de la linda Lorena hace más de 15 años. Yisus Craist, ya mi ahijada es una señorita hecha y derecha, su edad justifica mi papada. Llegué a la casa de mi tía como a las 7. Todomundo había comido y, siguiendo la costumbre de la gente aburrida y satisfecha, muchos ya se habían ido. Sólo quedaban mi tía, la festejada Karla, el hermano de mi tía, mi tío, tal vez el ser más chistoso que conozco, y una pareja bien fea, ella de Nicaragua, él dominicano, con un niño igualmente feo que respondía al nombre de Adalberto.

Ok Computer, como la actividad obviamente se encuentra en su punto más bajo, no nos queda otro remedio que someter a la fea pareja dominicocaragüense, o, si usted prefiere, Nicaraminicana, u otra combinación horriblemente cacofónica, a una entrevista donde los entrevistadores están obviamente intoxicados.

Tío: ¿Y cócómo se conocieron utede?
Él: En una blind date.
Yo: ¿Cómo así?
Ella: Bueno, yo tenía como dos años que había llegado de Managua, y todavía sufría por el novio que dejé allá, y mi tía trataba de buscarme novio. Somos gente de la iglesia, así que ella conoció a Octavio en una actividad de la iglesia, y le dijo que tenía una sobrina soltera, devota y seria, cosa rara aquí en Nueva York. Pero por mala suerte yo tenía en esos momentos un ataque de diabetes y estaba interna en el hospital. Tía, dile que yo estoy en un retiro y que vuelvo a la casa como en tres días, no vaya a ser que la diabetes lo asuste. Cuando salí del hospital él me llamó y de una vez supe que era mi media naranja enviado por el mismo Señor.
Él: Sí, una de las cosas que más me gustó de ella, imagino que fue una señai divina, fue que ella también fue a vei ai Papa cuando visitó Denvei. Aunque yo duré como 4 días para llegai, en guagua, y ella fue en avión.
Ella: Sí, me decías que eso fue porque yo era rica...

La entrevista continúa por el mismo sendero. Los entrevistadores a veces se aburren con las anécdotas cotidianas de un matrimonio devoto que apuesto el dedo meñique de mi pie izquierdo a que por lo menos uno de sus miembros piensa que el sexo anal es una cosa inventada por el Pájaro Malo.

Ella: En esos tiempos yo coordinaba un retiro para jóvenes descarriados. Le dije a Octavio que él tenía que cogerlo para que vea, y respete, mi devoción. Nos casamos a los tres meses del retiro.
Él: Poi ei juez civil.
Ella: Ay sí, nos casamos por la iglesia 8 meses después. Y todo ese tiempo vivimos separados, sin consumar el matrimonio. Lo que a mí más me enamoró fue que Octavio respetó mi decisión de abstenernos hasta que estemos casados frente a los ojos del Señor.
Tío: Diablo loloco, te tuvieron 8 mese sin ver a linda. Pepero parece que depué sí se pusieron en eso porque miren el resultado de ese cacaso (señalando al feo niño de feo nombre y hermosos ojos sinceros que en ese momento se acercó a la mamá para decirle que quería hacer pupú).
Ella: Jeje, sí, eso fue después.
Tío: Entonce, ¿uté sufre de diabete?
Ella: Ay sí, desde que tenía 16 años (en ese momento no sabíamos cuántos años eran, ella aparentaba 50, mi tía después nos dijo que tenía 39).
Tío: Ah mimire, yo quiero que uté hable con un hermano de nosotro que ahora le dio diabete pa que él vea que uno puede vivir con eso; uté ta enterita, con mucho repeto lo didigo...

Si sigo con la transcripción de esta entrevista, tendría que llenar más de 4 páginas con largos párrafos donde las palabras infección, amputación, uñas enterradas y otras bellezas aparecerían demasiado a menudo para el gusto de un devoto de Brodsky. Mejor termino esto con su New York Lullaby: Buenas noches, don't mind the roaches.





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