jueves, octubre 06, 2011

En Rosario no se encuentra droga, pero en Buenos Aires sí (Part IV)


Aquel que va a Buenos Aires procedente de un país donde In Money We Trust, donde, como dijo Chris Rock, los bancos son iglesias que abren a las 8:30am (bueno, la verdad es que abren a las 8 y 20 porque todo está ready y ya hay gente esperando afuera en ese frío desde las 7, who knows why) debe cambiar muchos dólares en la primera oportunidad que aparezca, verbigracia, el aeropuerto. Yo quería llegar temprano a Rosario, además, los fucking check-outs son a las 10 de la mañana, la misma hora que abren los bancos, así es que a las 9 y media estaba yo arrastrando mi bulto, excelente bulto, by the way, por toda la Callao con la esperanza de ser el primer cliente de un banco cercano. Not a chance, había una fila grandísima en la acera, perdón, en la vereda, y tomé el primer remise cuando el vendedor manco de vainas para mate me aseguró que en la terminal de Retiro aceptaban tarjetas de crédito.

-El AUH no es más que la Asignación Universal por Hijo, un programa que beneficia a trabajadores informales, desocupados y servicio doméstico que tengan hijos menores de 18 años, y embarazadas.

Thus speaks Esteban, mi compañero de viaje en la guagua, perdón, en el colectivo hacia Rosario. De vez en cuando me da a beber un líquido ámbar contenido en una botella de plástico. Sabe un chin a chinola, otro chin a fernet. Esteban es coordinador del AUH en Mendoza, va a Rosario a visitar a su padre, enfermo de cáncer.

-Que el AUH ha reducido significativamente los índices de pobreza che, que para recibirlo, el tutor tiene que enseñar los certificados de alumno regular, de vacunación, y lo único que le critican es que, según ellos, le está creando seguidores a la Cristina, me dijo.
-Súbditos que venerarán por siempre sus Manolo Blahnik, me dijo un chico punk en la Catedral del Tango, le dije, y, poniendo a Mutations, miré por la ventana. Ahí estaba ella. La pampa, tan lejana, tan ajena. Antes de dormirme pensé en Borges, luego de tomar un veneno.

Aquel que va a Buenos Aires, o a Rosario, procedente de un país donde In Money We Trust, donde, como dijo Chris Rock, los bancos son iglesias que cierran a las 6:00pm, debe cambiar muchos dólares en la primera oportunidad que aparezca, verbigracia, el aeropuerto. Yo arrastraba mi bulto, excelente bulto, I must say, por toda la terminal de Rosario hasta llegar al banco que había cerrado a las 3.

-¿Vos sos gallego?, me preguntó el taxista, tan gordo que no cabía en el remise, doblando en la San Lorenzo hacia el Hotel República.
-Dominicano, pero vivo en Nueva Yor.
-Estaban dos gallegos y uno le dice al otro, sabés, mi mujer me pone los cuernos con otra mujer, ah es lesbiana la mina, no, ella es de Madrid, pero ha resultado ser tremenda tortillera jajajajjajaja.
-Oye pero qué bonita son la rosarina (me encanta el gentilicio).
-Y vos tenés suerte, llegaste el primer día de la primavera, allá están todas en mallas en el Parque España, hoy pierden el invicto jajajajjajajaja. Ya sabés, mi nombre es Rubén, pero me dicen el Chino... Comé boga y surubí y bienvenido a Rosario jajajajjajaja.





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