miércoles, agosto 29, 2012

From "An Anatomy of Addiction, Sigmund Freud, William Halsted, and the Miracle Drug COCAINE" by Howard Markel


(Freud le escribe a su mujer, tal vez es la primera vez que se da un pase. Nota del Traductor)

"El poco de cocaína que justo ahora he tomado está haciéndome locuaz, mi pequeña mujer. Seguiré escribiendo y comentando sobre tu criticismo de mi miserable ser... Creo que la gente ve algo extraño en mí y la razón real es que en mi juventud nunca fui joven y ahora que estoy entrando en la edad de la madurez no puedo madurar propiamente. Hubo un tiempo cuando yo era todo ambición y ansioso por aprender, cuando día tras día me sentía ofendido que la naturaleza no hubiese, en uno de sus humores benevolentes, estampado en mi cara la marca del genio la cual de vez en cuando ella otorga sobre los hombres... ¿Sabes lo que Breuer me dijo una noche? Me conmovió tanto lo que me dijo que a cambio le revelé el secreto de nuestro compromiso. Él me dijo que había descubierto que escondido debajo de la superficie de timidez ahí yacía en mí un ser humano extremadamente atrevido e intrépido. Yo siempre lo había pensado así, pero nunca me atreví a decírselo a nadie. Yo siempre he pensado que heredé todo el desafío y todas las pasiones con las cuales nuestros ancestros defendieron su Templo y podría alegremente sacrificar mi vida por un gran momento en la historia. Y al mismo tiempo siempre me he sentido tan indefenso e incapaz de expresar estas ardientes pasiones por palabra o poema. Así que, siempre me he refrenado a mí mismo, y es esto, yo pienso, lo que la gente debe ver en mí.
Aquí estoy yo haciéndote confesionas tontas, mi dulce querida, y realmente sin ninguna razón cualquiera a menos que sea la cocaína que me hace hablar tanto".


ENTRE 1896 Y SU MUERTE EN 1939, Freud raramente discutía la cocaína en sus cartas o trabajos publicados. De hecho, hizo lo que pudo para distanciarse del sujeto. En una ocasión, le comentó a Koller de los eventos de 1884-86, empezando los cuentos sobre perder un importante descubrimiento que estaba literalmente en frente de su nariz. En otros pocos momentos en el tiempo, él menciona publicaciones recientes sobre cocaína que captaron su ojo. Pero hay muy pocos instantes donde ofrece referencias mucho más atrayentes sobre la droga.

En Junio 1908, Jung estaba tratando un paciente nombrado Otto Gross, un doctor, psicoanalista, y colega de Freud, por paranoia aguda. Gross también tenía una larga historia de adicciones activas a ambas cocaína y morfina. Escribiéndole a Jung, Freud observó, "Yo la atribuyo [conducta de Gross] a la medicación, especialmente la cocaína, la cual, como yo bien sé, produce paranoia tóxica." La frase "como yo bien sé" es atrayente, para decir lo menos, pero con la distancia del tiempo es difícil discernir si Freud estaba refiriéndose a sus propias experiencias con la cocaína, o estaba basando su comentario en sus observaciones clínicas ya sea de Gross o Fleischl-Marxow.

Casi una década más tarde, en Junio 1916, Freud le explicó a Sándor Ferenczi que la cocaína, "si tomada en exceso", podría producir síntomas de paranoia.





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