viernes, mayo 30, 2014

Chesterton's Philosofical Policeman


“El trabajo del policía filosófico," respondió el hombre de azul, "es a la vez más audaz y más sutil que el del detective ordinario. El detective ordinario va a bares a arrestar ladrones; nosotros vamos a artísticas fiestas de té a detectar pesimistas. El detective ordinario descubre en un libro de contabilidad o un diario que un crimen ha sido cometido. Nosotros descubrimos en un libro de sonetos que un crimen será cometido. Tenemos que rastrear el origen de esos pensamientos terribles que conducen a los hombres al fin hacia el fanatismo intelectual y el crimen intelectual... 

Negamos la snob suposición inglesa de que los no educados son los criminales peligrosos. Recordamos a los emperadores romanos. Recordamos a los grandes príncipes envenenadores del Renacimiento. Decimos que el criminal peligroso es el criminal educado. Decimos que el criminal más peligroso ahora es el enteramente sin ley filósofo moderno. Comparado con él, los ladrones y los bígamos son hombres esencialmente morales; mi corazón va a ellos. Aceptan el ideal esencial del hombre; simplemente lo buscan erróneamente. Los ladrones respetan la propiedad. Ellos meramente desean que la propiedad se convierta en su propiedad para que ellos puedan más perfectamente respetarla. Pero los filósofos no les gusta la propiedad como propiedad; ellos quieren destruir la idea misma de la posesión personal. Bígamos respetan el matrimonio, o no pasarían por la altamente ceremonial e incluso ritualista formalidad de la bigamia. Pero los filósofos desprecian el matrimonio como matrimonio. Asesinos respetan la vida humana; simplemente desean alcanzar una plenitud mayor de la vida humana en sí mismos por el sacrificio de lo que les parece ser vidas menores. Pero los filósofos odian la vida misma, las suyas tanto como las de las otras gentes.”





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