martes, diciembre 18, 2007

I had a nightmare

Regresé a Santo Domingo no sé por qué. En el aeropuerto me esperaba un hombre muy parecido a Kipling y con una cartulina con mi nombre. "Sígame", me dijo con respeto, y eso me gustó. Me llevó a su carro, con un tanque de gas atrás, y eso no me gustó. Arrancó pasando el peaje sin pagar; de repente entró a un túnel desconocido, muy oscuro; recuerdo sentir la sensación incómoda de que las paredes se movían y gemían. 

Salimos a una ciénaga, antes un sembradío de casuchas, ahora algunos pisos de cemento, muebles mojados, criaturas sentadas esperando el retorno al medioevo. 
"¿Adónde e que tú me ha traío?", le dije al Taxista.
"Adonde su mujer y su hijo", me dijo señalándome a una mujer desnuda cubierta de llagas.
"Mira a tu hijo ahí", me dijo la mujer sin saludarme. Hacia donde apuntaba su dedo sin uña había un niño del mismo color de las aguas y del lodo. El niño nadaba en la Leptospirosis.
"Sal de ahí muchacho er diablo", le dije estrenando mi actitud de padre preocupado, "tú no ve que en esa agua hay cocodrilo."
"No e un cocodrilo", me contestó el niño haciendo gárgaras con el agua, "e un perro muerto, y alguno ratone."
Sin pensarlo entré al asco y lo saqué jalándolo por los cabellos. Al salir sentí ardor en todo mi cuerpo, en mis ojos. Me desnudé a toda prisa para comprobar mi miedo: sanguijuelas.

El Taxista y mi mujer, con un cuchillo caliente, quitaron las sanguijuelas una por una. Cada vez que quitaban una, esa parte de mi cuerpo se cubría de escamas; raspaban las escamas y aparecía una llaga. 
"Ya ere uno de nosotro de nuevo", me dijo mi mujer, sonriendo, mostrándome las llagas y la Conjuntivitis en su cuerpojos, y en mi hijo, como pruebas irrefutables de nuestro destino familiar.

Primero sentí el cambio en el aire; los seres humanos, si así podía llamárseles a estas pobres criaturas, empezaron a actuar como las fieras en los zoológicos cuando llega la hora de la sangre y huelen la carne o carroña llevada por los cuidadores. Después escuché el sonido de los helicópteros. En ese momento las criaturas empezaron a morderse unos a otros, a dar brincos, a gruñir, a aullar. El primer helicóptero, rojo, trajo al candidato presidencial del Partido Reformista, Amable, junto con pollos y puercos. El helicóptero aterrizó haciendo volar las tablas y cincs que todavía daban aspecto de vivienda a algunas ruinas. Una hoja de cinc decapitó a una vieja, nadie se inmutó ante esta pequeña muerte, dejaron el cuerpo ahí mismo. Amable salió del helicóptero saludando, rodeado de militares. Empezó su discurso:

"Voten por mí, para que en cada hogar dominicano no falte un plato de comida", vociferó al mismo tiempo que los militares arrojaron un pollo y sólo se escuchó un débil cacareo y sólo un remolino de plumas y algunos chorros de sangre. Minutos después arrojaron un cerdito vivo y se escuchó el terrible chillido agonizante mientras las criaturas descuartizaban al animal comiéndoselo crudo. De vez en cuando alguien salía en cuatro patas con un pedazo de carne en la boca.

En ese momento se escuchó el sonido de otro helicóptero, blanco, acercándose con el candidato del Partido Revolucionario, Miguel, junto con pavos y chivos. El helicóptero aterrizó causando estragos, derrumbando árboles apenas en pie. El lodo brincó, como con vida, pegándose a las llagas de las criaturas. Miguel salió del helicóptero saludando igual que Amable, rodeado de militares. Empezó su discurso:

"Voten por mí, para que en la mesa de cada hogar dominicano no falten nunca los palillos", vociferó al mismo tiempo que los militares arrojaron un pavo y se escuchó una larga ὀνοματοποιΐα de un ser sufriendo la peor de las torturas. La multitud cubrió al pavo y sólo pude ver a una mujer con el largo cocote en la mano, al final la cabeza con los ojos abiertos. Cuando arrojaron al chivo tuve que taparme los oídos para no escuchar los berridos de angustia. Las criaturas salían con pedazos de carne, todavía con pelos, en los hocicos.

En ese momento se escuchó el sonido de otro helicóptero, morado con amarillo, acercándose con el presidente del país y candidato del Partido de la Liberación, Faraonel, junto con una vaca. Este helicóptero no pudo aterrizar. Creo que el motivo fue el asco que sintió el presidente candidato. Así que Faraonel, amo de todas las cosas vivas y muertas en la República Dominicana, empezó su discurso, como siempre, en el aire, desde adentro del helicóptero, ayudado por unas bocinas:

"Voten de nuevo por mí, para que en cada hogar dominicano no falte el papel higiénico y cada muerto pueda ser enterrado en un ataúd casi nuevo", vociferó al mismo tiempo que sus lambones militares sacaron la vaca empujándola hacia la multitud. Yo grité, yo traté de salvar a mi mujer y a mi hijo, pero no pude, la vaca mugiendo los aplastó a los dos muriendo los tres mientras las criaturas les arrancaban pedazos de carne, viva, agonizante, con sus colmillos. 

Me senté a llorar la perdida de mi familia recién encontrada. El Taxista se sentó a mi lado hablando de cómo él, en un cuento (sí, mi sospecha se confirmó, el Taxista era Kipling), relata la historia de unos seres humanos que no están vivos ni están muertos. "Era una aldea fantasma en la India, mucho antes de los Sahibs, donde enviaban a aquellos que se recuperaban de la Epilepsia o del Cólera", me dijo tratando de encender una pipa húmeda. "La diferencia era que aquellos infelices no podían escapar por las arenas movedizas y los disparos desde un bote siempre vigilante. En su querido país pueden tratar de escapar del hacinamiento miserable, del retorno a la barbarie, empezando por no creer en los políticos, por demostrar con protestas serias que el eterno poder del pueblo es superior al poder efímero de los gobernantes; pero no, siguen votando por unos ladrones asesinos cada vez que hay elecciones; y de vez en cuando reciben la limosna de un pichirrí de pollo, de una pata de chivo, de unas orejas de cerdo, de un pote de romo."



Pictures vía Remolacha and moma

jueves, diciembre 13, 2007

Do your WORSE

El día amaneció precioso, si uno era una morsa o un pingüino o un oso polar o podía quedarse encerrado en un apartamento sin muebles y sin cable con una mujer de ojos negros mirándote adorándote riéndose de todo lo que dices. "Good morning New York City, buckle up and be careful out there. Snow, sleet and freezing rain...", me saludó la meteoróloga del Weather Channel mientras yo maldecía mi condición de inmigrante muerto de hambre y me ponía mi abrigo de valor para enfrentar la tormenta.

El cielo estaba gris, de ese color ceniza que, contrario a un horizonte de Onetti, también puede ser observado por las personas felices. El viento era el malvado mensajero líquido de las nubes nieveras acercándose para ser pinchadas por los rascacielos y parir sobre la ciudad de las mil lenguas. En el subway, en las calles, los humanos encorvados, sintiendo sobre sus almas hombros las mil toneladas del invierno.

"Good morning, I hope you came because it's a matter of life and death", le dije al primer cliente.
"Good morning, I came to change my ATM password", me contestó.
"Oh, I see, did you let the dogs and the sledge outside?", le dije pensando que hay que tener una vida muy aburrida en su casa para salir un día como hoy a cambiar una contraseña de una tarjeta.
"It's nasty outside", me dijo.
"Oh, really?, but it's nice, like summertime in Siberia", le dije equivocándome por sexta vez en la computadora. En lugar de cambiar la contraseña, le cancelé el acceso a la cuenta de ahorro. Ojalá se vuelva loco.

"You don't have a christmas spirit", me dijo la gringa de préstamos porque me quejé sobre la estación de radio para música ambiental. 
"I do have a christmas spirit, and a brain too,  feliz navidad, próspero año y felicidad...", le dije imitando la voz de Feliciano I wanna wish you a merry christmas... Me encanta la Navidad, me encanta el doble sueldo, fiesta a cada rato, pero hay que ser un imbécil con el cerebro en coma para soportar un millón de veces la misma canción una y otra vez. Y ese George Michael, según Bill Hicks un demonio suelto en la tierra para bajar los estándares, me tiene al coger la loma con su fucking last christmas I gave you my heart... ¿Ha contado alguien alguna vez cuántos pistachos puede comerse un enano sentado en un escritorio mirando las viejas flores de metal del techo de un Banco en Brooklyn?

Afuera del maravilloso comfort de las relaciones laborales la lluvia congelada y los copos de nieve pintaban de blanco las aceras, convertidas en improvisadas pistas de patinaje sobre hielo. Yo podía encontrarme con el amor de mi vida que dejó nuestros abriles olvidados en el fondo de un gavetero y no reconocernos con estos atuendos de vikingos modernos caminando mirándose los pies midiendo cada paso para no descubrir el dolor infinito de un golpe en esta temperatura. En la esquina de DeKalb con Fulton una loca, en mi opinión muy poco abrigada, no evitaba la inclemencia de la intemperie, sucios cabellos blancos, miraba hacia arriba sin cerrar los ojos, con la actitud del niño de la canción de James, gritando con voz de reto: "C'MON GOD, YOU CAN DO WORSE THAN THIS, C'MON..." Cuando pasé por su lado moduló el tono dijo: "give me a dollar for a coffee broder." ¿Cómo decirle que no?

martes, diciembre 04, 2007

Perdido in la Traslation

"She's a fireball", comentan los amigos cuando el gringo lleva a la esposa latina a alguna fiesta get together. En esos momentos él la mira enseñándole a bailar merengue o salsa o samba o reggaetón o bachata o cumbia o cualquier ritmo con tambores a las esposas de los amigos, todomundo aplaudiendo cuando ella da una vuelta o get down mueve las caderas mami flashes flashes flashes y se siente bien consigo mismo, con ese orgullo del hombre al que le envidian la mujer o el Corvette nice car dude.

"She's hot dude", comentan los amigos mirándola en la cocina enseñándole a las esposas poses sugerentes Victoria's Secret, garantizadas a mejorar la vida sexual de matrimonios necesitados de Viagra y Stolishnaya y Sábado para un abrazo we're happy. Los amigos también han notado en esas reuniones que, cuando la latina empieza a hablar, el gringo cierra los ojos, prepara el cuerpo para un golpe, imaginan que aprieta el culo, como si fuera el pasajero amarrado de pies y manos en un carro a mil dos ante la inminencia de un choque contra un camión de mercancías ten ton truck.

A los dos meses de felicidad encendida por una que otra discusión sobre no me dijiste you love me baby last night me acuesto dándote la espalda papi love my hips drama drama drama make up sex, el padre del gringo tiene la trillada idea de morirse: funeral en algún lugar de nieve en Wisboring. Durante el entierro los abrigos oscuros hablan más del invierno que del luto, y en el velorio, si puede llamarse así, la latina se siente rodeada por venusinos. Nadie llora desconsoladamente what am I going to do now?, nadie necesita sedantes where's the valium?, nadie se desmaya why God why busquen alcohol corran call 911, alguien vende una casa por el celular two and a half bathrooms, todomundo se sienta en la sala, muy cerquita, consolados por el fuego de la chimenea proyectando recuerdos entrañables what a wonderful past.

"Yes, I remember the first time Dad took us to Nantucket, he was so proud when I caught my first fish."
"Do you remember when we went to Coney Island, and Dad got on The Cyclone because we didn't want to ride it by ourselves? He was the one screaming the most."
"I remember the last Christmas we were in Disney and Pluto was kind of sassy with Mom, maybe drunk, how Dad talked to Mickey Mouse about it, oh my God, that was so funny."
"Can I ask sometin?, I don't know how you are, you know, I mean, your costumbres, customs?, digo, how you are with one and other, you know, familia family familiarities...", dice la latina alzando la ceja izquierda; el gringo cierra los ojos, aprieta el culo.
"Yes sweetheart, what would you like to know?", pregunta la suegra con ese tono indulgente strawberry shortcake reservado para los niños, los animales domésticos, los retardados, I mean, las personas especiales, los extranjeros.
"Well, digo, is normal for you to kiss in the mouth, sí, en la boca, and slap on the ass?... Because she kiss my husband, mi marío, in the mouth, sí, en la boca, and slap my husband, mi marío, on the ass, sí sí en el culo, yo la vi in the kitchen and I don't like it ni un chin chin", dice señalando a la rubita cuñada del gringo, esposa del hermano, que en ese mismo momento parece sentir repugnancia por un pedazo de apple pie escupiéndolo corriendo hacia el baño tosiendo. La latina se para, olfatea ruidosamente el aire sniff sniff sniff, se agacha, y orina.

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