miércoles, abril 30, 2014
une femme est une femme
La hija bodeguera aparece de noche,
de martes a viernes.
En verano uno nota que sufre de vitiligo.
En otoño sus cabellos se vuelven más negros.
Te mira,
no te mira.
Abre brevemente la boca,
te saca la lengua.
Suma 20 artículos al vuelo.
No se parece a ninguna musa de Godard,
nunca se ha preguntado si colocar el adjetivo
delante o detrás
le cambia el significado a la palabra,
pero sí comparte el deseo femenino
de tener un hijo. domingo, abril 27, 2014
In Defense of Hats
Una noche del Festival de Poesía de Rosario estábamos el poeta Carlos Pardo y yo en un bar, yo tenía que leer y estaba un poco preocupado, como le corresponde a todo escritor que no sea medio atronao que
va a leer sus cosas ante un público merecedor de cosas mejores, cuando se nos unió el poeta y cantante Garamona (en las palabras de Pardo: “miembro de la antipática élite bonaerense, con evidente talento para el caos, y a mí eso me atrae”) y sin ton ni son me dice:
—Dicent, quitate el sombrero, que quiero ver algo.
—Usted sí e freco mamañema.
—Dicent no te cabrees, si nos encantó el Animal Planet.
Evidentemente Garamona se había olido que yo era calvo, o atravesando ese doloroso proceso, y tuvo razón, aunque su atrevimiento inmaduro fue simplemente una acción sólo perpetrada por imbéciles de diferentes nacionalidades y por primos dominicanos que piden dinero prestado.
¿No podemos, los solteros calvos, que no queremos peluquín ni transplante, que nos sentimos desnudos y vulnerables con el caco medio pelao a la intemperie o bajo techo frente a desconocidos, usar sombreros para tratar de engañar, digo, atraer, a alguna pareja posible, adulta de 30 a 79 años, y disfrutar del amor?
¿Les molesta esa ligera banalidad a los elegidos por la genética de tener una mata de pelos hasta los 100?
¿No hay algún político robándose los fondos públicos, o algún director de cine haciéndose millonario haciendo clavos gracias a la flamante Ley de Cine, al que usted pueda ir a darle cuerda a su Facebook o Twitter?
¿Se usa el dinero que usted paga en impuestos para comprar ese sombrero?
Claro, uno debe tener sentido común y no usar un sombrero ruso en medio del verano, pero los hay italianos carísimos con los que uno no suda nada, y protegen el caco medio pelao del sol, además de salir bien
en selfies.
viernes, abril 25, 2014
2Artists
—¿Y qué estás escribiendo?
—Una
novela, por fin la inspiración, reencontrándome, totalmente diferente a lo que
he escrito, divertida, pero con protesta social, los personajes
—¿Y
cuándo la terminas?
—Ni
idea, un año, 100, ¿cuánto dura un arcoiris repetitivo?, ¿una rosa, de repente
amarilla en la mañana?, ¿cuánto dura la bondad de un niño autista?
—Bueno,
era para hablar con el Ministro a ver si te nombran en Cultura.
—¿Eh?,
claro que sí, habla con el Flaco por favor, que yo sacrifico mi obra, la
pospongo, es decir, el arte puede esperar...
***
—¿Y
qué estás pintando?
—Todavía
no sé, sólo sé que el pincel se mueve por sortilegio, no es un objeto, es carne
de mi mano, algo eterno y elemental está surgiendo del lienzo, me envuelve, me abruma
—¿Y
cuándo lo terminas?
—Ni
idea, un año, 100, ¿cuánto dura el placer de descubrir el Chiaroscuro?, ¿una
silueta naranja que atraviesa repentinamente la retina?, ¿cuánto dura la locura
por el verde cotorra?
—Bueno,
era para hablar con el Ministro a ver si te nombran en Cultura
sábado, abril 19, 2014
Easter
sábado, abril 12, 2014
Fe
sábado, abril 05, 2014
Dueños de Animales y el veterinario
2heads
Siempre me
gustó leer y de niño vivía de manera semi bárbara, sin manera de conseguir
libros, leí la Biblia de cabo a rabo. Recuerdo que no sentía ningún fervor
religioso, sí sentía que leía un libro de aventuras, con sangre, desiertos,
diluvio, donde la civilización más avanzada trataba a las mujeres como animales
y a los animales como mujeres, un paraíso republicano gringo (eso lo pensé
después).
Una historia
de la Biblia que me causó gran impresión es la del rey Herodes, Juan El
Bautista, y un dúo dinámico compuesto por una doña que muy bien pudo ser el
modelo para Lady Macbeth y su hija Salomé, que debía tener de 13 a 15 años. Una
ficción típica de la Biblia, hay cuernos, un hombre santo preso, mucha
vagabundería, la esposa de un hermano que se fue con otro hermano, o tal vez
no, y una fiesta en Palacio por un cumpleaños, creo, o una lapidación. Lo que
importa es que en esta fiesta Salomé bailó el baile de los 7 velos, o algo así,
y parece que se encueró y enseñó el toto porque Herodes se volvió loco y le
dijo que pidiera cualquier cosa, cualquier cosa, y él se la daba.
Aquí el
lector experto hace una pausa, va y bebe agua mientras piensa qué va a pedir la
teenager stripper, seguro que en esa época existía alguna joya famosa, el
Diamante Esmeralda; tal vez un palacete en la playa, etc.
“Quiero la cabeza de Juan El Bautista,”
musitó, sin pestañear, la teenager Salomé.
Como los
griegos escribieron sobre todo, la historia de Perseo tiene un episodio que
envuelve el lunático requerimiento de una cabeza. La historia es más fantástica
con sandalias aladas, escudo espejo y una cabeza con serpientes vivas y
venenosas en lugar de cabellos. Esta historia no menciona fiesta, pero sí hay
un rey que llama al mozalbete Perseo al palacio y le dice que se va a casar con
una mujer muy elegante y exigente y que el único regalo que él cree que puede
gustarle a esa princesa exquisita es la cabeza de Medusa y, he aquí el
problema, que como Perseo llegó muerto de hambre a su reino y le dieron de todo
debería ofrecerse de voluntario para el traque.
De las dos
historias me quedo con la griega. Esas abstracciones espirituales de la Biblia
me aburren inmensamente, no me convence un rey al que una desaprensiva menor le
pide la cabeza de un loco inocente que vocea castigos eternos (si fuera de esta
época usara megáfono) y que no diga inmediatamente: “Ah pero eta muchacha ta loca de remate.” En la griega uno
sabe que en ese palacio corrió el murmullo de “Se jodió Perseo”, que todos sabían que era una simple excusa para
quitarlo del medio.
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