jueves, junio 25, 2009
Billie Jean
Camino por el malecón escuchando Billie Jean
en un iPod que no sé cómo llegó a mis manos.
La acera se enciende a cada paso.
La pared revienta con las imágenes polícromas
de un millón de cuadros haitianos.
Una vendedora de dulces de maní agarra mi brazo
señala un niño de ojos grandes y me dice:
"Tú ere su pai."
En la calle se voltea una patana de cervezas
los palomos disfrutan de su primera borrachera.
El desorden aparece corriendo con un huacal
anunciando con voz de romo: "Presidente a 20 peso..."
Y la ciudad se detiene.
Vienen de lejos a observar los vidrios rotos
en la calle que por una tarde huele a discoteca.
viernes, junio 12, 2009
Answering my email
Una amable lectora, después de halagos inmerecidos, pregunta:
Sr Bonao, ¿por qué sólo escribe las cosas malas que pasan en nuestro país?
Yuberky R.
Santiago, la ciudad Corazón.
Lo primero que salta a la vista es el nombre de la lectora: Yuberky. A los dominicanos, creo que a los cubanos también, nos encantan los nombres que comienzan o terminan con Y. Ahora bien, que el nombre comience y termine con Y es una hazaña que muy bien podría ser catalogada de rara, aunque no eufónica. Debemos recordar que la Y es una letra odiada por las vocales, usualmente sometidas a su yugo, y que, para darle cabida a la dulce hermanita del medio, la expulsaron de la palabra Eucalipto.
Hablando de nombres diré que los dominicanos también tenemos la tendencia de fabricarlos. Odiamos pensar que a nuestro retoño alguien algún día pudiera llamarlo "Tocayo". No voy a mencionar aquí a Índole, Singado, Perpleja, Querido, y otras perlas que dieron inicio a la controversia sobre la necesidad de una ley que proteja al recién nacido del primer golpe irreparable de un padre borracho que en secreto lo odia; no, estoy hablando de las joyitas producidas por la unión de los nombres de los progenitores, a saber:
Elvis es un joven al que le gusta la velocidad y las pistolas Glock, en unas patronales de San José de las Matas conoce a Fe, una jovencita loca con el arroz con leche y con Tito el Bambino; verano, cervezas, motel, preñez.
Nombre de la niña: Felvis.
Apodo de la niña en la escuela: Pelvis.
Esto me hace recordar la vez que un compañero de trabajo de apellido Gil, negro, tuvo una niña con una mujer también negra. La niña era un pedacito de carbón con ojos grandes y pestañas largas.
"Diablo Gil, qué bonita tu hija, ¿cómo se llama?"
"Beverly", me contestó, esperando...
"¿Beverly Gil?"
"Sí", me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, feliz de que alguien descubriera su agudeza.
Apodo de la niña en la escuela: Villa Mella.
Una voz: ¿Y por qué Villa Mella?
Oye una cosa, debes usar la imaginación, a mí me gusta ser sutil cuando escribo. Atiende. Primer día de la niña en la escuela, segundo o tercer o cuarto curso, dependerá de la precocidad, o procacidad, de los futuros delincuentes:
"Beverly Gil", grita el profesor pasando lista. Todos los niños se giran buscando a la criatura recipiente de este nombre que evoca todo el glamour de una California rubia y de tetas grandes; encuentran a una niña negra de ojos espantados...
"¿Beverly Gil?, será Villa Mella", dirá a viva voz un carajito cuyos padres acostumbran ver los programas de Roberto Salcedo, o de Robertico.
Otra cosa que llama la atención en la pregunta de Yuberky es el ominoso Sr delante de mi apellido. Se nos fue con sus rosas el Irán, fue lo primero que pensé al comprender que ya alcancé una edad donde Sr es adecuado para referirse a mi persona.
Una voz: ¿Y no fue un coño que tiraste primero?
Bueno sí, pero también pensé en el verso de Khayan. La cosa es que ya soy un Señor de 40; comprobación triste para alguien vanidoso y que como un personaje de Onetti alcanzó esta edad sin hacer nada extraordinario. Uno se da cuenta cuando pasa por delante de unos teenagers jugando pelota que te vocean: "Señor, tíreme esa pelota"; o cuando frente a un cuadro de Pollock en el MOMA, tratando de descifrar los rasgos de una mujer lobo, tres viejas argentinas que entre ellas suman 323 años y 19 collares de perlas se acercan demasiado a la maraña de colores, haciendo que una diga: "Valeria, Paula, quitá que no dejan ver al señor."
Otra cosa que llama la atención en la pregunta de Yuberky es la particular anatomía de mi añorada Quisqueya. Si Santiago es la ciudad Corazón, entonces Bonao viene siendo la ciudad Hígado, y Pedernales la ciudad Ano, por su cercanía con Haití. ¿Les gustó eso señores nacionalistas?
Bueno querida Yuberky, espero haber contestado tu pregunta.
miércoles, junio 03, 2009
Faraonel swallows Los Haitises
Cada vez escribo menos sobre mi país. Como no vivo allá no me siento con derecho a comentar, es decir, a criticar lo que leo en los periódicos. Pero ahora debo escribir sobre el problema de los Haitises. No porque me importe mucho esa zona con sus manglares milenarios y su ecosistema, si no porque ya estoy cansado de recibir mil invitaciones diarias a través de Facebook para que me una a alguna asociación de protesta.
Una cosa que salta a la vista es la exageración, los extremos. Construir, y operar, una cementera, palabra hermana de cementerio, en esa zona verde tan importante para la ecología nacional, para el futuro de la República Dominicana, suena a burla de los opresores hacia los oprimidos, porque vamos a estar claros, como en una canción de Bersuit yo me pregunto, si esto no es una dictadura, qué es, qué es. Uno se imagina a Faraonel Fernández (amo de todas las cosas vivas y muertas), a un obispo de sotana rancia, a un par de ricos del país, juntos planificando la destrucción de la isla a corto plazo mientras sus bolsillos se llenan (cómo puede caber más dinero en esos bolsillos no lo puedo imaginar).
Aquí debo hacer una pausa para hablar un poco de Faraonel Fernández. Cada día que pasa ese señor es más corrupto (ya compró a todos los periodistas y a la mayoría de la oposición); cada día que pasa ese cerebro de pus inventa una nueva forma para aumentar su riqueza personal; cada día que pasa es más feo y más chopo. Dios mío, por favor, de rodillas te lo pido, si me concedes este deseo dejo el cigarrillo, mándale una enfermedad incurable.
Y uno ve a los jóvenes protestando, haciendo lo que pueden a través del Infernet, del boca a boca, sin ningún apoyo de ningún partido político (porque son todos unos ladrones), apoyados solamente por Clave Digital (los otros periódicos están comprados todos), con pancartas que hablan más de la indignación que de la esperanza:
República Dominicana: Inagotable
Faraonel Fernández: Insaciable
Aquí debo hacer una pausa para hablar de Jaime David Fernández Mirabal (atención Salma Hayek, la secuela del Tiempo de las Mariposas es el Tiempo de los Gusanos). Uno no entiende cómo este señor que llegó a ser el político más popular del país, se encuentre envuelto en este problema como Secretario de Medio Ambiente. Uno se imagina que debe haber algún chantaje, algunas fotos indiscretas, porque uno no puede imaginar que sea soborno, que reciba dinero, tal vez las papeletas que tienen a las Hermanas Mirabal, para que apoye esta vagabundería. Es muy sospechoso que lo hayan nombrado en Medio Ambiente y le caiga este proyecto molotov en las manos. "Si fuera Jaime David, diría que no, pero son órdenes del Presidente", creo que dijo, refiriéndose a sí mismo en tercera persona, como todo egocéntrico. Debemos recordar que este señor fue el enlace entre Balaguer y Juan Bosch en el vergonzoso acto del Frente Patriótico. Según cuentan Juan Bosch, en sus segundos lúcido, preguntaba, "Pero, ¿y ese es Balaguer que está aquí a mi lado?"; y Jaime David le contestaba, "No Profesor, ese es Cuquín haciendo una parodia, tómese esta pastillita, que yo soy psiquiatra." Es decir, Jaime David, Minou, por favor, por lo menos quítense el apellido, que si uno mira bien las papeletas de 200 pesos, las Mirabal están mirando para abajo.
De cualquier forma, quieren construir una cementera en los Haitises. Los notables que se enfurecen cuando ven a una haitiana bañando a un hijito en la Lincoln no han dicho ni esta boca es mía. ¿Dónde está Freddy Beras Goico aconsejando a la población a armarse ante esta barbaridad? ¿Dónde está el Cardenal? ¿Dónde está el director de Diario Libre? Tal vez cenando con Faraonel y los dueños de la cementera, es decir, los dueños del país, y de todo aquel que tiene la desgracia de seguir viviendo en Quisqueya la bella.
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