miércoles, mayo 31, 2006
like Any other Night
Esta noche es como las otras
el río Ozama hiede a animales muertos
¿por qué las calles están tan oscuras?
En el carrito de hamburgers
la cocaína tiene más demanda
que la mayonesa.
Esta noche es como las otras
y Kurt Cobain
y Jimi Hendrix
y Che Guevara
en las paredes
¿qué tengo en común con esta gente
que corea cualquier canción
de Los Héroes del Silencio?
Esta noche es como las otras
una mujer borracha baila
exhibiendo su ombligo
¿cuál será su nombre?
Me llamo 1,500 pesos
y un chorro de cerveza
le sale por las orejas.
Picture by thecobrasnake.com
martes, mayo 30, 2006
Salomón Salomón
Salomón trató de aprender a tocar la guitarra en la tercera edad, considerando la tercera edad como el período que el cuerpo le da un golpe de estado al cerebro para instalar un triunvirato de pies que tropiezan, manos que tiemblan y lengua con ecolalia. "Ete e un intrumento intrigante intrigante, lleno de miterio miterio", me dijo un día practicando, debajo de una mata de mango, los dos tonos de todo el repertorio de su novel talento: Do re re, do re re, do re re, do re re, do re re. El vals era lo más apropiado para su artritis, las composiciones de Salomón mantenían la misma estructura de rasgueos repetidos y bordones monótonos.
—Dino Dino, ¿tú no conoce allá en la capitai capitai, aigún produtoi musicai musicai que quiera apoyaime en mi carrera carrera?
Salomón me demostraba en cada regreso a Bonao que el ser humano es algo admirable, que la esperanza, el optimismo y las ilusiones de toda una genealogía algunas veces son vertidas en un solo individuo. Y demostraba su talento cada vez que en la familia había una celebración.
—Sí, hoy se casa la niña Fe Fe, y poi eso le voy a dedicai una canción canción, de cómo yo la vi chiquitica chiquitica y hoy depué de conocei a Eivis Eivis que e un muchacho serio y trabajadoi trabajadoi con una grincai americana americana se embaica en una nueva vida vida donde ei faro dei amoi alumbra su bote bote hacia un mañana de felicidá felicidá coronado poi ei milagro milagro de lo sijo poi vení vení, aquí va va:
"Hoy se casa la niña Fe Fe
y poi eso le voy a dedicai una canción canción
de cómo yo la vi chiquitica chiquitica
y hoy depué de conocei a Eivis Eivis
que e un muchacho serio y trabajadoi trabajadoi
con una grincai americana americana
se embaica en una nueva vida vida
donde ei faro dei amoi alumbra su bote bote
hacia un mañana de felicidá felicidá
coronado poi ei milagro milagro
de los sijo poi vení vení
de los sijo poi vení vení
de los sijo poi vení vení
de los sijo poi vení venííííííííííííí..."
No importaba el motivo de la reunión familiar, él tenía una canción preparada para bautizos, velorios, navidad, bodas, o simplemente una bebentina con sancocho sin motivo aparente que no sea el de estar vivo un domingo de agosto rodeado de lomas y personas que te aman en un río frío frío llamado Blanco.
—Sí, hoy bautizamo ai angelito Feivis Feivis ei retoño de Fe y Eivis Eivis y poi eso lo vetimo de encaje encaje y lo bendecimo ai lao de Crito nuetro saivadoi saivadoi para que en ei mañana creca y se convieita convieita en un hombre de bien bien y encuentre una muchacha que lo quiera y lo repete repete y foime una familia tan bella como la foimada foimada poi su papá Eivis y su mamá Fe Fe, aquí va va:
"Hoy bautizamo ai angelito Feivis Feivis
el retoño de Fe y Eivis Eivis
y poi eso lo vetimo de encaje encaje
y lo bendecimo ai lao de Crito nuetro saivadoi saivadoi
para que en ei mañana creca y se convieita convieita
en un hombre de bien bien
y encuentre una muchacha que lo quiera y lo repete repete
y foime una familia tan bella como la foimada foimada
por su papá Eivis y su mamá Fe Fe
su papá Eivis y su mamá Fe Fe
su papá Eivis y su mamá Fe Fe
su papá Eivis y su mamá Fe Fe
su papá Eivis y su mamá Fe Fe
Feivis
Feivis
Feivis
Feeeeiviiiiiiiiiisssssss...."
La última vez que vi a Salomón estaba sin la guitarra: lo enterramos al lado de Papalao, su frente de dominó por casi medio siglo. Lo imagino volviendo loco a Mozart para una oportunidad, en la banda de música Gloria Eterna, de desafinar ante Dios durante la celebración en el Cielo por el próximo holocausto en Sri Lanka, o en uno de los conciertos semanales celebrados en alguna nebulosa por el éxito de las sangrientas incursiones judías en Palestina. Ojalá el arpa no le guarde tantos misterios como la guitarra.
lunes, mayo 29, 2006
Oh Fortune Wheel
The top is so much better than the bottom, canta 50Cent, o ser jefe de la avanzada militar de un presidente es mucho mejor que estar preso en La Victoria, grita el Sr. Pepe Goico. Y no importa si tiene una celda para él solo en Alaska o si la celda tiene color tv, microwave oven, dvd, custom kitchen, air conditioner, internet conection, apple pie, jacuzzi ajeno, chef integrado, un pastor alemán, no importa, estar preso es estar preso. Claro, hay que ver si al Sr. Pepe Goico no lo dejan salir en la noche para que vaya a dormir a su casa con su almohada ortopédica.
Es que la vida cambia a media hora por segundo, o como diría Ignatius J. Reilly: "Oh funesta Fortuna, deidad vagabunda, haciendo girar tu rueda como un maquinista borracho." Ayer usted compraba y vendía helicópteros Colibrí con una tarjeta de crédito pagada por el pueblo dominicano, hoy usted está detrás de las rejas por unos pequeños equívocos sin importancia como el lavado de dinero; ayer usted maltrataba a los periodistas que querían entrevistar al presidente, hoy usted le ruega a los periodistas que aclaren que usted no estaba escondido en un closet.
A los dominicanos nos están echando una droga en el agua que nos vuelve autómatas, eso, o la combinación mataneuronas de sol, ron y reggaetón nos ha convertido el cerebro en un chicle como en una canción de Beck. No es posible que unos seres amorfos con sebo en las arterias nos roben el futuro y nosotros los encontremos en las calles y en lugar de escupirlos envidiemos la exclusiva corbata de 500 dólares y los lentes Cartier que exhiben con el mal gusto propio de una opulencia que no aguanta auditorías; no es posible que unos ladrones consuetudinarios nos roben nuestros ahorros y nosotros los veamos en las Sociales y en lugar de limpiarnos el culo con ellos admiremos los implantes de pelo de a mil dólares por hebra Made in Miami.
En fin, ahora veremos al Sr. Pepe Goico desmayarse con el diagnóstico cardíaco de "hay que salir volando para una clínica de acupuntura en Fiji"; ahora veremos al Sr. Pepe Goico decir que si él cae van a caer muchos con él, que él va a confesar quienes más están involucrados, que él tiene pruebas irrefutables de la culpabilidad colectiva de medio país, y como aquí todos los ladrones son jefes y todos los ladrones se protegen entre ellos, es muy posible que nos topemos con el Sr. Pepe Goico en un convertible morado atropellando peatones anónimos y anónimos perros kakhis en la Lincoln o en el malecón libre un domingo con la temperatura a 45 grados celcius.
Es que la vida cambia a media hora por segundo, o como diría Ignatius J. Reilly: "Oh funesta Fortuna, deidad vagabunda, haciendo girar tu rueda como un maquinista borracho." Ayer usted compraba y vendía helicópteros Colibrí con una tarjeta de crédito pagada por el pueblo dominicano, hoy usted está detrás de las rejas por unos pequeños equívocos sin importancia como el lavado de dinero; ayer usted maltrataba a los periodistas que querían entrevistar al presidente, hoy usted le ruega a los periodistas que aclaren que usted no estaba escondido en un closet.
A los dominicanos nos están echando una droga en el agua que nos vuelve autómatas, eso, o la combinación mataneuronas de sol, ron y reggaetón nos ha convertido el cerebro en un chicle como en una canción de Beck. No es posible que unos seres amorfos con sebo en las arterias nos roben el futuro y nosotros los encontremos en las calles y en lugar de escupirlos envidiemos la exclusiva corbata de 500 dólares y los lentes Cartier que exhiben con el mal gusto propio de una opulencia que no aguanta auditorías; no es posible que unos ladrones consuetudinarios nos roben nuestros ahorros y nosotros los veamos en las Sociales y en lugar de limpiarnos el culo con ellos admiremos los implantes de pelo de a mil dólares por hebra Made in Miami.
En fin, ahora veremos al Sr. Pepe Goico desmayarse con el diagnóstico cardíaco de "hay que salir volando para una clínica de acupuntura en Fiji"; ahora veremos al Sr. Pepe Goico decir que si él cae van a caer muchos con él, que él va a confesar quienes más están involucrados, que él tiene pruebas irrefutables de la culpabilidad colectiva de medio país, y como aquí todos los ladrones son jefes y todos los ladrones se protegen entre ellos, es muy posible que nos topemos con el Sr. Pepe Goico en un convertible morado atropellando peatones anónimos y anónimos perros kakhis en la Lincoln o en el malecón libre un domingo con la temperatura a 45 grados celcius.
viernes, mayo 26, 2006
Moving Time
Las mudanzas son enemigas del que fuma. No hay tiempo para sentarse a disfrutar del humo. Después de verificar la hora de llegada de Apolo Carga, miro las cajas todavía vacías y me siento en la cama todavía con sábanas.
Lo primero que hago es romper un espejo con marco de mimbre para salir de eso, aprovecho y también rompo un plato. Un apagón me ayuda a decidir qué hacer. Agarro todo y lo meto en las cajas sin clasificación ni periódicos, lo que se va a romper se va a romper.
El día anterior fui con mi novia a limpiar el apartaestudio. Echamos agua para llenar una piscina. Lavamos las ventanas; trapiamos el piso, hicimos el amor en el piso mojao; dejamos en paz las telarañas del techo recordando un verso de un pana "A city where spiderwebs are considered dirt." Me da mucha pena destruir la elaborada arquitectura de seda de esas criaturas hilanderas que lo único que hacen es comer moscas y mosquitos. Creo que todas las casas deberían tener sus arañas, mascotas independientes aportando más que Salud Pública en la lucha contra el dengue.
Apolo Carga me dijo que iban a llegar a las ocho. Mi novia llegó a las seis y media. Es una turquita adorable, se puso de sombrero una tapa de plástico de un nuevo zafacón negro y jugamos a las Guerras de las Galaxias: ella era Darth Vader, pero hermosa como la palabra Waterfall, y yo la princesa Leia, pero con los ojos de Jabba The Hutt.
Como tengo pocos muebles sólo tuvieron que dar un viaje en el camión; le tomó pocos minutos al borracho cargador decorador de interiores de Apolo Carga decidir el lugar apropiado para el sofá, las sillas y la mesa, cambió la cama de sitio siete veces. En mi carro llevé la ropa y las cosas que me importaban. Me resultó curioso que las cosas consideradas importantes fueran tan pocas: la computadora, un caracol de Las Terrenas, una foto de la familia de hace muchísimos años, una tortuga de coco seco y un cuadro de mi sobrina de un atardecer en una playa de Marte.
Ya a las diez de la noche estábamos comiendo pizza sobre la cama, mi novia iba a quedarse el fin de semana conmigo para estrenar el apartaestudio como tenía que ser: sudando. Yo miraba las cajas comprendiendo que iba a pasar mucho tiempo antes de que tomara cada objeto innecesario y le asignara un lugar propio. Es muy posible que muchas de esas cosas se queden en cajas para siempre, y sin nadie que las mire su único destino filosófico será desaparecer.
Este nuevo habitat
no tiene pinos ni palmeras en las aceras
los perros vecinos ladran por turnos
extraño la salamanqueja del insomnio
la lavandería a crédito ahora lejos
y cada mañana me despiertan los carros que van hacia el túnel
ojeando de frente el smog con sus faroles ciegos.
Picture Salamanqueja by Haroldo Varela
jueves, mayo 25, 2006
Sunday Morning
Una mañana de resaca
en el asiento de pasajero
con una mujer con sombrero amarillo
cruzando el puente flotante
un río de toyotas sobre un río de lilas
te quitas el t-shirt
en el peaje
y este sol de mayo
oculta la ciénaga
y el maldito faro a Colón
es una cruz de cemento
que cargamos todos los dominicanos
y el muro de la vergüenza
pero atrás vive gente
y anhelas azul
y coge azul oscuro
y coge azul claro
y es negro donde ese viejo está pescando
y te pierdes en el bulevar de la Vía Láctea
donde no hay Juan Dolio
ya estás en downtown San Pedro
una peste de huevo podrido con azufre
quemándote la nariz
cuidao que aquí la izquierda es la derecha
y esa nube puede ser Buda
y decides Boca Chica
pero es Playa Caribe
y en un minuto
en plena arena
en pleno sol
en plena juventud
hielo cocacola marlboro
y uno de los tipos jugando fútbol
choca contra una palmera
pero es en tu mente
y te sientas en el mar
y la marea te regala
una cubetica verde y roja
que ahora usas para lavar las ventanas.
en el asiento de pasajero
con una mujer con sombrero amarillo
cruzando el puente flotante
un río de toyotas sobre un río de lilas
te quitas el t-shirt
en el peaje
y este sol de mayo
oculta la ciénaga
y el maldito faro a Colón
es una cruz de cemento
que cargamos todos los dominicanos
y el muro de la vergüenza
pero atrás vive gente
y anhelas azul
y coge azul oscuro
y coge azul claro
y es negro donde ese viejo está pescando
y te pierdes en el bulevar de la Vía Láctea
donde no hay Juan Dolio
ya estás en downtown San Pedro
una peste de huevo podrido con azufre
quemándote la nariz
cuidao que aquí la izquierda es la derecha
y esa nube puede ser Buda
y decides Boca Chica
pero es Playa Caribe
y en un minuto
en plena arena
en pleno sol
en plena juventud
hielo cocacola marlboro
y uno de los tipos jugando fútbol
choca contra una palmera
pero es en tu mente
y te sientas en el mar
y la marea te regala
una cubetica verde y roja
que ahora usas para lavar las ventanas.
martes, mayo 23, 2006
Doves of Parque Colón
Las palomas de parque Colón perdieron el miedo
no le temen a los cien perros del mendigo San Lázaro
animales muy brutos para darse cuenta
que nada hay más bajo que ser las mascotas de un homeless.
Las palomas del parque Colón perdieron la vergüenza
ya no cagan a escondidas sobre las estatuas
ahora cagan sobre los sandwichs del Palacio de la Esquizofrenia
los peores sandwichs de todo el Caribe
sin contar los de Cuba, of course.
Las palomas del parque Colón perdieron el decoro
no les importa que ese señor
con esa mitra de oro
pronuncie esa homilía contra los gays
debajo de esas campanas de esa Catedral
no les importa que ese guía turístico
con ese carnet del ayuntamiento
cobre 20 euros a ese alemán
por dejarse mamar ese pene debajo de ese laurel.
Las palomas del parque Colón perdieron la figura
las alimentan con maíz los niños cayéndose de las bicicletas
las alimentan con arroz crudo los recién casados posando en un huracán de alas
las alimentan con migajas de pan los locos rompiéndose botellas en la cabeza
las alimentan con tostones los policías chantajeando prostitutas en los zaguanes
las alimentan con gofio los poetas cambiando versos por cucharas de plástico.
Las palomas del parque Colón son unas inútiles
no quieren trabajar para la paz de Irak
no quieren trabajar para el correo
no quieren trabajar para la magia.
Las palomas del parque Colón son una peste
unas aves inmundas con inmundos esfínteres
que los domingos en la tarde embarran el cielo
de un hombre que sufre.
Picture by Jaime Guerra
lunes, mayo 22, 2006
My Girlfriend's Wedding
Siempre la veía atendiendo a los clientes con sobregiros en la primera planta del Banco; me encantaba su pelo rojo, sus pecas en los hombros, su manera de mantener a raya a los papichulos de Banca Corporativa que se creen irresistibles por exhibir apellidos de aristocracia rancia en las tarjetas de presentación. Un miércoles coincidimos en el comedor; me ofreció de su puré de papá con tuna, yo le ofrecí de mi arroz con habichuelas; en el cigarrillo tomó mi encendedor zippo, para limpiarlo, me dijo. En la tarde, al salir el último cliente, subió Campeche, se sentó en mi cubículo.
—Qué palo Don Dino, no sabía que uté taba con la rubiota de Servicio al Cliente, ahí anda con su encendedor, diciendo que e de su novio, esa mujere tienen una chercha allábajo con uté, qué palo santísimo, si yo tuviera 25 año otra ve, qué mamita
Ella misma me trajo el encendedor, lo limpió con alcohol, brillaba más que cuando estaba nuevo. Los palomos de Préstamos pasaron como diez veces, no disimulaban el asombro de verla en el tercer piso, hasta el Sr. De Los Ángeles pasó varias veces con deseos de decir una indiscreción.
—¿Por qué nunca tú te pone falda? Tú debe tené la pierna flaca, seguro que sí —le dije tratando de ser simpático. Todos sabíamos de su novio de años, ese que la pasaba a buscar todos los días y que la acompañaba a las fiestas de navidad; ese que le traía flores sin ningún motivo; ese que supuestamente le ofreció matrimonio hincándose frente a los padres y sus amigas en su pasado cumpleaños. Además, ella tenía esa aura de conmigo usted no va a jugar y, precisamente, eso era lo que yo quería, jugar con todas las que tuvieran el mal gusto de gustarle un enano.
Al otro día ella subió antes de que abrieran las puertas a los clientes. Se sentó en mi cubículo, cruzó las piernas: una falda amarilla y piernas largas, con las rodillas y los tobillos bien definidos: unas malditas piernas preciosas. Sonrió y se fue sin decir ni pío. El Sr. De Los Ángeles pasaba en ese momento, me miró como si yo fuera Clark Kent y él acababa de descubrir un pedazo del traje de Superman debajo de mi ropa.
Desde ese día los mirones se acostumbraron a vernos juntos en todas partes. Ella subía a cada rato y me pasaba a buscar para comer solos en el comedor full de ojos: "No pidas comida hoy, te traje un pastelón de berenjena, te traje un pastelón de plátano maduro, te traje un pastelón de yuca", nunca me trajo arroz con habichuelas. No le pregunté por el novio ideal, no iba a cometer ese error. Dejé de ir a los Happy Hours de Steak House con Gerald, Pedro y Alexis, era mil veces mejor irme con ella para mi apartamento: su cuerpo me daba sorpresas a diario, nos metíamos en la tina y salíamos tibios, deseando que fueran las cinco de la tarde de mañana.
Una noticia te hace envejecer diez años en un segundo. Una noticia te convierte en autómata. Una noticia te lleva a hablar con unos padres que callan esperando la verdad, que te dan la bendición entre dientes mirándote como si estuvieran viendo tu esqueleto.
Novias, Damas, Pajes, Smokings, Bizcochos, Fotografía, Video. Todo para que tu boda sea la de una reina, decía el catálogo de Elegant Classic Wedding. Ella y mi suegra miraban ejemplos de 200 mil pesos, de 175 mil pesos, de 150 mil pesos. Romántica, Dandy, Futurista, Moderna, Femenina, Sofisticada, Glamorosa, tú eliges qué clase de novia quieres ser, decía el asesor de imagen de la agencia que parecía una comparsa de tema primaveral: camisa amarilla, pantalón marrón, corbata de flores rojas, zapatos blancos. Yo miraba para la calle, un hombre en un carro discutía con su mujer sobre el mejor supermercado para comprar carne de res, sobre el mejor campamento para enviar a los niños en verano, sobre el mejor jarabe para la tos, el asma y el pecho apretao; atrás tres gritos le daban el toque familiar a la escena.
Sólo faltaban catorce días para la boda cuando ella llegó llorando, yo la consolé pensando en cómo decirle ahora podemos esperar otro año, tal vez dos. Se lo dije al otro día, me llamó gran necio, estúpido, engreído, egoísta y caprichoso, falso enano rencoroso que no tiene corazón.
El sábado la vi en Plaza Central, está embarazada y llevaba una preciosa niña de pelo amarillo de la mano; a su lado iba su novio de siempre, el que, imagino, al final alquiló el ridículo smoking blanco en Elegant Classic Wedding.
viernes, mayo 19, 2006
A Hard Day's Life
Henry llega a su primer trabajo a las seis de la mañana. Entra al cuartico de paredes con grietas al lado de la planta de emergencias y saca la manguera. Silbando una bachata rocía la acera minuciosamente; trata de quitar esa mancha de aceite en el adoquín del parqueo que dejó el Honda 70 del sereno de la madrugada. Más tarde irá al frutero de la esquina a comerse una piña untada de miel con creole.
La frente de Henry está hundida: a los 4 años sus hermanas lo tomaron como un juguete haciéndolo resbalar entre risas y gritos por todo el piso mojado hasta que encontró la pata de una mesa de hierro. Después de 10 años de inyecciones y dieta hoy no sufre de dolores de cabeza, sólo regresan cuando pasa mucha hambre.
Henry se lleva bien con todo el edificio, excepto con el retirado guardia trujillista. El guardia se pasa el día sin hacer nada, mirando por el ojo de la puerta cuando Henry pasa abrazado de una de las sirvientas que le ofrece las pechugas y los muslos del pollo de los señores. Las tiene cautivadas a todas, incluso a Yvonirys, la mulata linda del 4b a la que el guardia mira de reojo deseando regresar a sus primeros 25 años, a su uniforme de teniente, a la impunidad.
—Imagínese Don Dino, un guardia retirao sin na que hacé en to el santo día se la pasa bucando la paja en el ojo ajeno, porque amigo, póngase hacé algo, salga a caminá, mire una novela, dé lata por teléfono, aprenda alemán, hágase un pedicuri, vuélvase ebanita, pódese to lo pelo del cuerpo, métase a evangélico, váyase a ve vaca pal campo, pero no e saludable que un hombre se pase to el santo día mirando por el ojo de una puerta, santísimo...
Henry llega a su segundo trabajo a las siete de la noche. Friega platos, pela papas, pica apio y aprende italiano y recetas de pastas con el dueño/chef del pequeño restaurant cerca de la universidad católica. El dueño/chef lo aprecia, uno puede verlo en el interés con que le explica "una determinata quantidad di ajo e sempre necesaria", "el aceite di oliva e el migliore amico del chef", "il sapore di pimienta e sobreetimata".
Henry llega a su casa, cuando no lo asaltan en un carro público, a la una de la madrugada: un descanso de cuatro horas. Entra a la habitación despacio, sin ruidos, tratando de esquivar esa silla, evitando tropezar con esos zapatos para no despertar a su papá siempre despierto. La decrepitud entre sábanas amarillas mira a su hijo, nota el cansancio en la silueta con olor a condimentos y, como cada madrugada, en silencio, le ruega a Dios por un milagro de seis números para el sábado, o para el miércoles.
miércoles, mayo 17, 2006
A couple of scissors
Apenas las 8 de la mañana y ya van varios ruedos y varios zippers. Una enigmática foto de un pie adorna la pared frente a uno de los sastres; en otra pared de otro sastre un afiche gigante con la cara de una niña con el slogan de Roberto Salcedo sobre una ciudad posible; en la puerta un letrero: FAVOR ABONAR EL 50% DE SU ENCARGO; sobre una mesa dos aprendices cortan patrones con tijeras de celos:
—Hay que llamá a su mujer, tú no sabe en lo que ella ta allá en Pedernale
—Cállate, y tanto que le guta la cervesa a esa verduga
—No pero no e por eso na má, e que ella piensa que uno no ta en ella y se buca otro
—E verdá, yo diera lo que sea por tar ahora mimo con ellallá
—Uno debe avisá que va pallá pronto y mantenela en supenso pa que no lo orviden a uno
—E verdá
Entra un cliente.
—Sí, quiero que me le pongan un zipper a ete bultico
—Epérese un momento, déjeme llamá al maetro, MAETRO
Se abre una puerta: NO PASE PERSONAL AUTORIZADO SOLAMENTE. Sale un hombre con un pan en la mano y una cinta métrica enroscada en el cuello como una serpiente. Mira el bultico, lo ensucia de mantequilla, trata de limpiarlo, lo ensucia más, se traga el pan de un bocao.
—Sí, yo tengo un zipper azul ahí que le pega, son 100 peso, puede epéralo que en 10 minuto yo lo pongo
El cliente espera afuera fumándose un cigarrillo. La calle está completamente despierta; un helicóptero con pintura de camuflaje vuela bajito asustando a las ciguas palmeras; en la acera camina el pasado y, como Héctor Lavoe, hoy nos dedica sus mejores pregones: "Arreglo silla, mecedora, batidora, empajillo mimbre y rattan... Arreglo silla, mecedora, batidora, empajillo mimbre y rattan..."
lunes, mayo 15, 2006
Tomorrow
Mañana son las elecciones para elegir a los ladrones, digo, los diputados y senadores y síndicos y regidores.
Mañana los dominicanos imbéciles, digo, concientes de sus deberes como ciudadanos despertarán temprano, y en lugar de quedarse abrazados a sus parejas y dormir hasta tarde o irse para la playa, irán a votar.
Y a mí me produce una indignación, digo, una satisfacción tan grande que la gente en este país todavía vote.
Es inconcebible, digo, admirable que esa doña que sufre de la presión y de migraña haga una fila a las 6 de la mañana para votar.
Es realmente patético, digo, altruista que ese señor que amaneció sin un centavo en los bolsillos caminé hasta el colegio Quisqueya para votar.
Las devastaciones, digo, las elecciones en este país tendrán un costo de miles de millones de pesos.
Yo no voy a votar.
Yo soy un mal ciudadano.
Si me van a robar, digo, gobernar, por lo menos no les entregaré la llave, digo, el voto, a los ladrones, digo, políticos.
Mañana los dominicanos imbéciles, digo, concientes de sus deberes como ciudadanos despertarán temprano, y en lugar de quedarse abrazados a sus parejas y dormir hasta tarde o irse para la playa, irán a votar.
Y a mí me produce una indignación, digo, una satisfacción tan grande que la gente en este país todavía vote.
Es inconcebible, digo, admirable que esa doña que sufre de la presión y de migraña haga una fila a las 6 de la mañana para votar.
Es realmente patético, digo, altruista que ese señor que amaneció sin un centavo en los bolsillos caminé hasta el colegio Quisqueya para votar.
Las devastaciones, digo, las elecciones en este país tendrán un costo de miles de millones de pesos.
Yo no voy a votar.
Yo soy un mal ciudadano.
Si me van a robar, digo, gobernar, por lo menos no les entregaré la llave, digo, el voto, a los ladrones, digo, políticos.
jueves, mayo 11, 2006
Dreams in blue
El nombre de la mujer es Bianca. La piel de la mujer es negra. La cara de la mujer es fea, una mancha con pelos en la mejilla derecha evita que la miren a los ojos.
Bianca es sirvienta, despierta a las 6 para prepararle el desayuno a la doña y a su hija. Todos los días se pregunta por qué esta gente come tan raro. Todo es fruta y vegetales y carnes. Extraña pelar víveres, sobre todo la yautía, con su baba en los dedos; extraña majar plátanos rociándolos con agua fría y aceite requeteusado por huevos y salamí; extraña freír salami, ese olor vagabundo que le recuerda su casita en un callejón de Buenos Aires, de Herrera of course.
23 años, tres hijos, un divorcio, tercero de primaria. Su hombre se volvió a casar con otra mujer. Bianca lo llama y él, según sus horas de ron, le habla con cariño o la maldice. En estos últimos días anda en el limbo, sólo está pendiente del teléfono y de lo que le pasa en Caracas a María Eugenia Campoverde de la Colina.
—Bianca, ¿y ete pancake, yo no te dije que me sancochara do huevo fue?
—¿Eh? Doña, déjeme i temprano mañana que se murió un primo del hombre que dormía conmigo y en el barrio alquilaron una guagua pa una gira hacia el velorio en Yamasá
En el viaje se armó tremendo lío, el ex llevó a su actual mujer, se emborrachó y amenazó con tirarse de la guagua y lo que en el insomnio de Bianca era una oportunidad para la reconciliación en la realidad fue una tragedia, un choque contra el absurdo. Bianca llegó a su casa con un pensamiento suicida rondándole el cerebro como un buitre a una carroña.
El lunes la doña la nota enferma, caminando de forma curiosa.
—¿Qué te pasa Bianca?
—Ay Doña toy mala, el sábado me tomé un insumo pa abortá y ahora toy sangrando
Nadie va a visitarla a la clínica, sólo la doña la acompaña en su delirio de curetaje por aspiración. Bianca desea quedarse interna cien años, prefiere estar bajo los efectos de los calmantes: el sueño llega tan rápido y, por primera vez, sus sueños son azules.
Bianca es sirvienta, despierta a las 6 para prepararle el desayuno a la doña y a su hija. Todos los días se pregunta por qué esta gente come tan raro. Todo es fruta y vegetales y carnes. Extraña pelar víveres, sobre todo la yautía, con su baba en los dedos; extraña majar plátanos rociándolos con agua fría y aceite requeteusado por huevos y salamí; extraña freír salami, ese olor vagabundo que le recuerda su casita en un callejón de Buenos Aires, de Herrera of course.
23 años, tres hijos, un divorcio, tercero de primaria. Su hombre se volvió a casar con otra mujer. Bianca lo llama y él, según sus horas de ron, le habla con cariño o la maldice. En estos últimos días anda en el limbo, sólo está pendiente del teléfono y de lo que le pasa en Caracas a María Eugenia Campoverde de la Colina.
—Bianca, ¿y ete pancake, yo no te dije que me sancochara do huevo fue?
—¿Eh? Doña, déjeme i temprano mañana que se murió un primo del hombre que dormía conmigo y en el barrio alquilaron una guagua pa una gira hacia el velorio en Yamasá
En el viaje se armó tremendo lío, el ex llevó a su actual mujer, se emborrachó y amenazó con tirarse de la guagua y lo que en el insomnio de Bianca era una oportunidad para la reconciliación en la realidad fue una tragedia, un choque contra el absurdo. Bianca llegó a su casa con un pensamiento suicida rondándole el cerebro como un buitre a una carroña.
El lunes la doña la nota enferma, caminando de forma curiosa.
—¿Qué te pasa Bianca?
—Ay Doña toy mala, el sábado me tomé un insumo pa abortá y ahora toy sangrando
Nadie va a visitarla a la clínica, sólo la doña la acompaña en su delirio de curetaje por aspiración. Bianca desea quedarse interna cien años, prefiere estar bajo los efectos de los calmantes: el sueño llega tan rápido y, por primera vez, sus sueños son azules.
miércoles, mayo 10, 2006
Lazy
Una de las cosas que me gusta, bueno, tal vez la única, de mi trabajo en Banca Corporativa es salir a buscar, a visitar clientes en sus empresas. Muchos lunes me regalan un paisaje de mar al lado de una Zona Franca como en Haina; otras veces puedo acelerar mi peugeot nuevecito en la autopista de un jueves llegando a Villa Altagracia en 12 minutos para comer galletas de ajo con queso. En fin, tengo libertad para desaparecer de esa prisión del aburrimiento llamado cubículo cuando la corbata le recuerda a mi cuello una forma italiana del suicidio.
Y aprovecho estas oportunidades. "Tengo que i a cobrá pa la calle", digo, y la desesperación de timbres no me deja esperar el ascensor. En la calle me fumo un cigarrillo mirando las nubes aguaceras. Si tengo sol llamo a alguna vaga y me voy para la playa. A veces me voy a dormir, son tan buenos esos sueñitos a las 11 de la mañana, sobre todo si llueve, te hacen sentir más rico que Salomón.
Sólo los ciudadanos comunes y sanos sufrimos los tapones en Santo Domingo. Todos los días, a las 8 y 43, violando el rojo del semáforo de la Bolívar con Tiradentes, pasa un subsecretario, con dos policías franqueadores, hacia una cita importante sólo para su bolsillo; al minuto pasa una ambulancia con su sirena. Parece que siempre hay un enfermo a esa hora, pensé el miércoles, tenía una cita con un distribuidor de repuestos que aumentaría mi cartera de préstamos por lo menos en 20 millones, además buena paga según su CICLA; pero el viernes, cuando la ambulancia pasó a la misma hora con su bulla, pensé que era una vagabundería del conductor para no aguantar el tapón. Yo, la verdad, no tenía muchas ganas de sentarme en ese cubículo a escuchar planes de fin de semana de un hombre casado con 4 hijos y un pastor alemán; no tenía ni un chin chin de deseo de amar a esa turquita bonita y estéril que adora a sus sobrinos hasta desear la muerte de su hermana, así que en un impulso digno de Batman decidí seguir la ambulancia para desenmascarar al abusador en la casa de alguna querida.
Metiéndome en la Bolívar casi choco con una guagua de San Cristóbal, atrás tenía un afiche gigante de Leivin, tu diputado; tuve que esperar por el grupo de avivatos que se pegan a la ambulancia como si fueran familiares detrás de una desgracia. En la Lincoln por poco y me quedo, pero mi pericia logró evadir al delivery que dobló por Vimenca con cervezas y cigarrillos para un after. La ambulancia subió la Churchill conmigo a sólo dos carros de distancia, dobló la 27 hacia la Nuñez de Cáceres sin disminuir la velocidad, qué aventura.
Se detuvo por Los Prados, cerca del club. Mis sospechas aumentaron cuando no vi a nadie en bata recibir a la ambulancia en la calle. Se apearon tres hombres sin camillas, creo que hablaban de pelota, uno de ellos miró calle arriba y calle abajo antes de entrar en una casa sin verjas y sin perro. Eso debe ser una pensión de estudiantes campesinas, deben haber por lo menos tres futuras contadoras ahí adentro, pensé encendiendo un cigarrillo, planificando el próximo paso. Podía entrar y sorprenderlos en pleno coito, en plena orgía, en pleno mangú. Podía anotar la placa y llamar a MOVIMED para informar el mal uso de sus vehículos y privilegios de tránsito. Podía no hacer nada e ir a trabajar. Después de mucho pensar decidí llamar a Somalia, una banileja que debe verse buenísima en un trajebaño amarillo.
Y aprovecho estas oportunidades. "Tengo que i a cobrá pa la calle", digo, y la desesperación de timbres no me deja esperar el ascensor. En la calle me fumo un cigarrillo mirando las nubes aguaceras. Si tengo sol llamo a alguna vaga y me voy para la playa. A veces me voy a dormir, son tan buenos esos sueñitos a las 11 de la mañana, sobre todo si llueve, te hacen sentir más rico que Salomón.
Sólo los ciudadanos comunes y sanos sufrimos los tapones en Santo Domingo. Todos los días, a las 8 y 43, violando el rojo del semáforo de la Bolívar con Tiradentes, pasa un subsecretario, con dos policías franqueadores, hacia una cita importante sólo para su bolsillo; al minuto pasa una ambulancia con su sirena. Parece que siempre hay un enfermo a esa hora, pensé el miércoles, tenía una cita con un distribuidor de repuestos que aumentaría mi cartera de préstamos por lo menos en 20 millones, además buena paga según su CICLA; pero el viernes, cuando la ambulancia pasó a la misma hora con su bulla, pensé que era una vagabundería del conductor para no aguantar el tapón. Yo, la verdad, no tenía muchas ganas de sentarme en ese cubículo a escuchar planes de fin de semana de un hombre casado con 4 hijos y un pastor alemán; no tenía ni un chin chin de deseo de amar a esa turquita bonita y estéril que adora a sus sobrinos hasta desear la muerte de su hermana, así que en un impulso digno de Batman decidí seguir la ambulancia para desenmascarar al abusador en la casa de alguna querida.
Metiéndome en la Bolívar casi choco con una guagua de San Cristóbal, atrás tenía un afiche gigante de Leivin, tu diputado; tuve que esperar por el grupo de avivatos que se pegan a la ambulancia como si fueran familiares detrás de una desgracia. En la Lincoln por poco y me quedo, pero mi pericia logró evadir al delivery que dobló por Vimenca con cervezas y cigarrillos para un after. La ambulancia subió la Churchill conmigo a sólo dos carros de distancia, dobló la 27 hacia la Nuñez de Cáceres sin disminuir la velocidad, qué aventura.
Se detuvo por Los Prados, cerca del club. Mis sospechas aumentaron cuando no vi a nadie en bata recibir a la ambulancia en la calle. Se apearon tres hombres sin camillas, creo que hablaban de pelota, uno de ellos miró calle arriba y calle abajo antes de entrar en una casa sin verjas y sin perro. Eso debe ser una pensión de estudiantes campesinas, deben haber por lo menos tres futuras contadoras ahí adentro, pensé encendiendo un cigarrillo, planificando el próximo paso. Podía entrar y sorprenderlos en pleno coito, en plena orgía, en pleno mangú. Podía anotar la placa y llamar a MOVIMED para informar el mal uso de sus vehículos y privilegios de tránsito. Podía no hacer nada e ir a trabajar. Después de mucho pensar decidí llamar a Somalia, una banileja que debe verse buenísima en un trajebaño amarillo.
martes, mayo 09, 2006
Pink Greencard
En la fila una mujer pare un niño con colmillos, el esposo guarda la placenta, cuando el hambre ataque la comerán con galleticas de soda. Consulado es el nombre final del niño. La fila no se mueve, la multitud de sudor es un verso de Pound: the apparition of these faces in the crowd; Petals on a wet, black bough. Un policía pasa cada dos segundos para que se mantengan en la raya, no pueden buscar sombra, el sol pica en la cara como candela.
No sé por qué las palomas tienen que cagar justo cuando pasan por aquí. No hay agua y uno tiene que quedarse con la mierda en las puntas de los cabellos pareciéndose a un bachatero de Nueva York. Varios en la fila tienen el plan de agarrar una paloma para asarla. Ya no queda placenta y las galleticas de soda son un recuerdo de las encías. Consulado grita todas las noches en el calor de junio, no deja dormir a nadie en la fila. La mamá tiene miedo de amamantarlo, le muerde los pezones. El policía lo pone a chupar la macana arruyándolo con el himno nacional.
—Con el pasaporte en la mano y la carta de la cita, si no van a tener que irse al final de la fila... No pueden entrar celulares, alicates, algodón, armas de fuego, fósforos ni encendedores, iPods o radios, cortauñas, cámaras, libros, tijeras, mace, cuchillos, sólo sus papeles para la cita... Con el pasaporte en la mano y la carta de la cita, si no van a tener que irse al final de la fila... No pueden entrar celulares, alicates, algodón, armas de fuego, fósforos ni encendedores, iPods o radios, cortauñas, cámaras, libros, tijeras, mace, cuchillos, sólo sus papeles para la cita... El primero de agosto se dejará entrar al primer grupo... el que no tenga su pasaporte y su carta de cita en la mano no podrá entrar hasta enero...
Todomundo se prepara para enfrentar al cónsul; la fila se mueve lentamente como una culebra digiriendo una gallina, la incertidumbre puede sentirse como el mal olor de un cuerpo podrido. Un hombre se afeita con un espejito en la espalda de su mujer, sus hijos se bañan con un doble litro de coca cola.
—Ya tú sabe mi amoi, yo llevo ei buito con lo papele y tú agarra lo niño y la eperanza
Entro con el primer grupo de dichosos. Me revisan todo el cuerpo. La zona de espera es un almacén de pensamientos y oraciones. Abanicos en las esquinas, los bancos son de hierro, sin cojines, en la televisión muñequitos, en una esquina CAFETERIA donde un dominicano aprovecha la desesperación de otros dominicanos cobrando el doble y el triple por cualquier cosa grasienta. No se puede escuchar música, no se puede hablar por celular, los minutos son horas y las horas son semanas medidas por voces en bocinas llamando tu nombre en otro idioma.
—Tiofilo Morrronta pase a la caseilla venticuetro
—Alfisssolaidys Venchura favor pasar a la caseilla decinuve
Las nalgas cambian de posición buscando comodidad en estos bancos hechos para terroristas que esperan juicio. Niños con sacos y corbatas, mujeres vestidas de brillo, hombres con zapatos nuevos, todos exhiben sus galas para impresionar a un cónsul que sólo verá affidavits y actas de nacimiento legalizadas.
—Mira eso, porque mi nombre e Juan tengo que eperá a que revisen la huella digitale de lo 10 deo
—No te apure mijo que eso e otro me nada má, Dio sabe lo que hace
—Sí pero son 85 dólare má, ya he acabao con el colmado con eta gatadera de cuarto, sólo me queda una libra de batata y do plátano amarillo
Después de entrevistarse con el cónsul, una mujer, con el labio inferior temblándole, llora de felicidad abrazando a sus hijos, se acabó la separación de la familia, después de 10 años volverán a estar todos juntos. Y pensar que estos mismos seres llorarán de tristeza cada navidad blanca recordando la primera vez que bailaron una canción del Conjunto Quisqueya.
lunes, mayo 08, 2006
Directions
Bajando la Isabelaguiar
verás un hospital nuevo
donde te operan de la apéndice
cuando te rompes una pierna
por sólo 123 pesos
no te pares ahí
sigue derecho
espera que el próximo semáforo cambie a verde
olvida las bocinas de ese carro público
y dobla a la izquierda
ten cuidao con los motoconchistas
devorando el culo de auyama de una morena
trata de ignorar las imágenes que se repiten
muebles a plazos imitación caoba
gomas usadas
afiches de hombres horribles
letreros de compraventa y farmacias
marinos que no saben nadar
guineos amarillos
los picapollos chinos
no te pares ahí
en la tercera esquina dobla a la izquierda
justo en la calle Zeus esquina Andrómeda
hay un parque con una glorieta mamey
y un heladero tocando con una campanita a 50Cent
llegaste.
viernes, mayo 05, 2006
Cascada
Please could you stop the noise?
I ask the City
I can't with your beasts honking horns
I can't with your thieves climbing my walls
I can't with your bullets coming through my window
I can't with your loud louder reggaeton
I can't with my dog screaming all night
I can't with my woman crying in her dreams
I can't with my children being scared
I just want
for a minute
for two hours
go down a waterfall
and turn off my brain
martes, mayo 02, 2006
iGod
Así las cosas, un primo vino de Nueva York y cogí para Bonao a buscar lo que me trajo antes de que apareciera otro primo y me dejaran sin nada. En la parada del kilómetro 9 un ciego habla con una pared al lado de la ventanilla, lo ayudo a comprar el ticket para Santiago y me monto en una Tarea Bus sintiéndome una bella persona. Hay que esperar que se llene la guagua, la música es insorportable, dos niños lloran, entra un dulcero y pregona a mi lado despertando a una bebé que callan metiéndole una teta en la boca, me desespero hasta que recuerdo que ya tengo un iPod.
Increíble cómo ha mejorado mi vida por un aparatico tan chiquito. Lo que antes era una odisea interminable de una hora se convirtió en un viajecito rápido acompañado por some girls are bigger than others some girls are bigger than others some girl's mothers are bigger than other girl's mothers...
Y es que esa gente de Apple nos llevaron al futuro pero ya, en el pasado quedaron los días de cargar 655 cds en una mochila. Ahora andamos con más de 5 mil canciones en una cosita chula que cabe en el bolsillo de la camisa. Es un avance que mete miedo en los corazones temerosos de Dios, es un presagio del fin del mundo. Ya en 1543 Nostradamus lo predijo en una de sus enigmáticas quatrains:
Los años 1990 nueve meses cerca del fin
de una manzana mordida saldrá un cajita de luces azules
que acabará con las conversaciones en los viajes y en las calles
Millones y millones tendrán un nuevo Dios: iGod
Disfruté a The Smith hasta que sentí un mini tumulto y abrí los ojos: un hombre casi enano entró dando tumbos hacia la parte de atrás. El chofer se paró y con una amenaza de dedo índice le dijo:
—Chamaquito, te veo tomado, si te pone de impertinente te dejo en el cuartel, ya lo sabe, pisa fino ahí atrá...
SUMMERTIME en Café Bohemio
Presentación del libro de cuentos Summertime
Café Bohenio en la Feria del Libro
Hoy
7pm
Vayan, apoyen el rock dominicano.
Café Bohenio en la Feria del Libro
Hoy
7pm
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