jueves, mayo 31, 2007
Financial Bodega
El Check Cashing es una especie de bodega financiera para los pobres. En este negocio en lugar de vender víveres, arroz, aguacates, papel higiénico y tickets de lotería se cambian cheques, especialmente del Income Tax y de nóminas de compañías pequeñas; se venden Money Orders cobrando una comisión de 29 centavos; se pagan facturas, los indeseables biles; se envía dinero a través de Western Union hacia cualquier país, predominando los destinos tercermundistas, incluyendo Cuba y Andorra; se venden tarjetas telefónicas y Metrocards para las guaguas y el subway; se venden sellos postales para la romántica comunicación en papel. Hay un ATM, una máquina de refrescos, otra de chicles; como un hermano siamés del comercio casi siempre comparte el local con una bomba de gasolina o una convenience store y siempre merodea un tipo con dvds pirateados: "You ain't seen yet Spider-Man man?"
Los empleados de los Check Cashings, por lo menos en el Bronx, son latinos y negros. Y los clientes también son latinos y negros. Nadie sabe quién fue primero, si el empleado o el cliente, pero evidentemente uno atrajo al otro. Y es que los inmigrantes pobres tenemos miedo de las poderosas instituciones vinculadas estrechamente al sistema, esa ubicua abstracción de autoridad que un día te ayuda y al otro te deporta. Por nada del mundo queremos entrar a uno de esos bancos parecidos a catedrales con candelabros antiguos colgando del techo, murales de museos y una solemnidad que te obliga a susurrar. Para nosotros es más cómodo ir a un ventorrillo donde siempre hace mucha calor o mucho frío porque el aire acondicionado ya ha adoptado un temperamento caribeño; donde en la fila la gente vocea como si estuviera en una gallera y se disfruta de la indiscreción latina cuando el sujeto injuriado no es uno; donde se puede venir en la madrugada porque está abierto las 24 horas hasta los días feriados; donde una mujer con ojos de manicomio le grita al cajero con pinta de chulo obscenidades capaces de sonrojar a un chulo verdadero y uno espera que el cajero empiece a gritar también pero mejor cierra su caja con estrépito sin pedirle permiso al supervisor que finge hablar por teléfono y uno teme lo peor al verlo salir decidido con los puños cerrados y dirigirse como un toro hacia la mujer que continúa gritando ya histérica y el cajero agarra a la mujer del brazo y la arrastra al carro y la monta en el asiento del pasajero cuidando que no se golpeé la cabeza y él se monta golpeándose la cabeza y el carro arranca guayando goma sale del parqueo dejando un mal sabor en los paladares de los mirones induciendo a un viejo exclamar ante este despliegue de mal gusto: ¡Por el amor de Dio, dale aunque sea una galleta a esa loca!
Los empleados de los Check Cashings, por lo menos en el Bronx, son latinos y negros. Y los clientes también son latinos y negros. Nadie sabe quién fue primero, si el empleado o el cliente, pero evidentemente uno atrajo al otro. Y es que los inmigrantes pobres tenemos miedo de las poderosas instituciones vinculadas estrechamente al sistema, esa ubicua abstracción de autoridad que un día te ayuda y al otro te deporta. Por nada del mundo queremos entrar a uno de esos bancos parecidos a catedrales con candelabros antiguos colgando del techo, murales de museos y una solemnidad que te obliga a susurrar. Para nosotros es más cómodo ir a un ventorrillo donde siempre hace mucha calor o mucho frío porque el aire acondicionado ya ha adoptado un temperamento caribeño; donde en la fila la gente vocea como si estuviera en una gallera y se disfruta de la indiscreción latina cuando el sujeto injuriado no es uno; donde se puede venir en la madrugada porque está abierto las 24 horas hasta los días feriados; donde una mujer con ojos de manicomio le grita al cajero con pinta de chulo obscenidades capaces de sonrojar a un chulo verdadero y uno espera que el cajero empiece a gritar también pero mejor cierra su caja con estrépito sin pedirle permiso al supervisor que finge hablar por teléfono y uno teme lo peor al verlo salir decidido con los puños cerrados y dirigirse como un toro hacia la mujer que continúa gritando ya histérica y el cajero agarra a la mujer del brazo y la arrastra al carro y la monta en el asiento del pasajero cuidando que no se golpeé la cabeza y él se monta golpeándose la cabeza y el carro arranca guayando goma sale del parqueo dejando un mal sabor en los paladares de los mirones induciendo a un viejo exclamar ante este despliegue de mal gusto: ¡Por el amor de Dio, dale aunque sea una galleta a esa loca!
miércoles, mayo 30, 2007
podworkorange.com
miércoles, mayo 23, 2007
Une Saison en Enfer
El tío regresó de Santo Domingo demacrado, con ojeras profundas. "Allá no dormí ni siquiera 4 horas seguidas", confesó a los familiares reunidos para escuchar las historias de sus vacaciones en la tierra que todos extrañaban.
"¿Y eso por qué, mucha rumba?", preguntó uno de los comensales crítico acérrimo del pastelón de yuca. "Desabrío, no da ganas de beber agua", dijo recibiendo una cortada de ojos de la chef.
"Ojalá yo, pero no, fue que al otro día de yo llegar explotó el transformador de la esquina", comentó el tío agarrando un tostón con la mano izquierda, quitándole la sal con la mano derecha. "Y en la Corporación dijeron que los vecinos tenían que hacer una colecta para comprarlo, y todo el mundo estaba en olla. Ustedes saben cómo es el calor de allá, y con un apagón de dos semanas, sin aire acondicionado ni abanico, no hay quien duerma; con los mosquitos tienes dos opciones: Hacerte amigo de ellos y pedirle que no te piquen por unas horas, o hacerte el loco y tirarte al piso y que te coman. Cuando uno está cogiendo un sueñito, al amanecer, se da cuenta que fue un error construir una casa en un barrio donde a los vecinos les gusta criar niños y gallinas."
"Pues yo prefiero estar allá aunque sea con apagones", dijo el primo que en secreto, sin que nadie lo vea, se hace pequeñas cortadas en el pecho con una navaja.
"¿Y por qué no te vas parallá?", preguntó el sobrino no esperando respuesta, "a ti se te olvida que uno va de vacaciones, sin tener que trabajar y con dólares, así uno disfruta en cualquier país que vaya; quédate a trabajar allá en una Zona Franca, sin luz, sin agua, sin poder montarte en un avión para acá cuando te dé la gana. Te apuesto a que te suicidas."
"Cuéntame de Mariela", intervino la tía para borrar del aire la última palabra.
"Mariela está bonita, pero ella pensó que yo ya casi no la quería", dijo el tío. "Imagínate, con ese calor no hay valiente amoroso por mucho tiempo; nunca pude dobletear, echaba uno solo y por poco me daba un yeyo, no podía ni respirar. ¿Quién puede dormir abrazado en un horno? Cuando a uno le pegan un brazo en la madrugada se siente como una vaca siendo marcada con hierro al rojo vivo, y la sábana es un caldo."
"Tío, tú lo que tenías que hacer era hacerlo debajo de la ducha", dijo el sobrino recordando vagamente al gran amor de su vida.
"Ah bueno, tú no oyes que no había agua en la llave", respondió el tío; bebió un vaso entero de agua con hielitos y continuó: "Ni agua fría había nunca. Uno andaba Bonao entero detrás de una funda de hielo. Una vez lo hicimos en el baño, con una cubeta de agua, retozábamos un chin y yo me bajaba y agarraba la latica y se la echaba a Mariela y volvíamos y retozábamos otro chin y Mariela se bajaba y agarraba la latica y me la echaba a mí; muy poco romántico si quieren saber la verdad. En fin damas y caballeros, mis vacaciones fueron una temporadita en el infierno."
"Yo no sé cómo en Santo Domingo no hay una huelga general hasta que tumben al gobierno", dijo el sobrino. "Los mismos problemas añotrasaño y elecciones tras elecciones los mismos ladrones. Ahí vi en el internet que en los hospitales las mujeres están dando a luz en medio de apagones, los doctores operando con velas. Los dominicanos parecen versos de un poema de Vallejo: Cadáveres de una vida que nunca fue. Orfandad de orfandades."
"Después de todo", dijo el primo adicto, en la penumbra de su habitación, a cortarse entre los dedos de los pies con sobres amarillos, "hay cosas contra las que uno no puede hacer nada. Volver a Santo Domingo está en nuestra sangre, para bien o mal."
"Pues habrá que hacerse una transfusión" dijo el sobrino parándose a servirse media hora de carne y 10 minutos de moro de guandules con coco, cuando realmente lo que deseaba era romperle la boca al primo, o al menos verlo atragantarse.
"¿Y eso por qué, mucha rumba?", preguntó uno de los comensales crítico acérrimo del pastelón de yuca. "Desabrío, no da ganas de beber agua", dijo recibiendo una cortada de ojos de la chef.
"Ojalá yo, pero no, fue que al otro día de yo llegar explotó el transformador de la esquina", comentó el tío agarrando un tostón con la mano izquierda, quitándole la sal con la mano derecha. "Y en la Corporación dijeron que los vecinos tenían que hacer una colecta para comprarlo, y todo el mundo estaba en olla. Ustedes saben cómo es el calor de allá, y con un apagón de dos semanas, sin aire acondicionado ni abanico, no hay quien duerma; con los mosquitos tienes dos opciones: Hacerte amigo de ellos y pedirle que no te piquen por unas horas, o hacerte el loco y tirarte al piso y que te coman. Cuando uno está cogiendo un sueñito, al amanecer, se da cuenta que fue un error construir una casa en un barrio donde a los vecinos les gusta criar niños y gallinas."
"Pues yo prefiero estar allá aunque sea con apagones", dijo el primo que en secreto, sin que nadie lo vea, se hace pequeñas cortadas en el pecho con una navaja.
"¿Y por qué no te vas parallá?", preguntó el sobrino no esperando respuesta, "a ti se te olvida que uno va de vacaciones, sin tener que trabajar y con dólares, así uno disfruta en cualquier país que vaya; quédate a trabajar allá en una Zona Franca, sin luz, sin agua, sin poder montarte en un avión para acá cuando te dé la gana. Te apuesto a que te suicidas."
"Cuéntame de Mariela", intervino la tía para borrar del aire la última palabra.
"Mariela está bonita, pero ella pensó que yo ya casi no la quería", dijo el tío. "Imagínate, con ese calor no hay valiente amoroso por mucho tiempo; nunca pude dobletear, echaba uno solo y por poco me daba un yeyo, no podía ni respirar. ¿Quién puede dormir abrazado en un horno? Cuando a uno le pegan un brazo en la madrugada se siente como una vaca siendo marcada con hierro al rojo vivo, y la sábana es un caldo."
"Tío, tú lo que tenías que hacer era hacerlo debajo de la ducha", dijo el sobrino recordando vagamente al gran amor de su vida.
"Ah bueno, tú no oyes que no había agua en la llave", respondió el tío; bebió un vaso entero de agua con hielitos y continuó: "Ni agua fría había nunca. Uno andaba Bonao entero detrás de una funda de hielo. Una vez lo hicimos en el baño, con una cubeta de agua, retozábamos un chin y yo me bajaba y agarraba la latica y se la echaba a Mariela y volvíamos y retozábamos otro chin y Mariela se bajaba y agarraba la latica y me la echaba a mí; muy poco romántico si quieren saber la verdad. En fin damas y caballeros, mis vacaciones fueron una temporadita en el infierno."
"Yo no sé cómo en Santo Domingo no hay una huelga general hasta que tumben al gobierno", dijo el sobrino. "Los mismos problemas añotrasaño y elecciones tras elecciones los mismos ladrones. Ahí vi en el internet que en los hospitales las mujeres están dando a luz en medio de apagones, los doctores operando con velas. Los dominicanos parecen versos de un poema de Vallejo: Cadáveres de una vida que nunca fue. Orfandad de orfandades."
"Después de todo", dijo el primo adicto, en la penumbra de su habitación, a cortarse entre los dedos de los pies con sobres amarillos, "hay cosas contra las que uno no puede hacer nada. Volver a Santo Domingo está en nuestra sangre, para bien o mal."
"Pues habrá que hacerse una transfusión" dijo el sobrino parándose a servirse media hora de carne y 10 minutos de moro de guandules con coco, cuando realmente lo que deseaba era romperle la boca al primo, o al menos verlo atragantarse.
lunes, mayo 21, 2007
Roberto Salcedo. The tree killer. Revisited.
Para Miguel D. Mena y dd.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber engendrado a Robertico, se ha dado a la tarea de talar, cortar, tumbar, asesinar árboles en esta ciudad full de sol y envolturas de skimice.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber creado Perdone la hora 0 x 0 Roberto, justifica esta acción diciendo que estos árboles, casuarina jabilla extranjera nin acacia, son dañinas a la isla. Según me explicaron esto es porque lanzan una toxina que puede acabar con las especies más débiles cuando estas especies se encuentran al lado. Es decir, que una acacia en una calle de sol, que al lado lo que tiene es un colmadón, una fritura, un tanque full de basura, no le hace daño a nadie, a menos que usted hierva una rama y mezcle el caldo con 3Pasitos o Negro Eterno. Porque no estamos hablando de un francotirador que ve una palmera en una esquina y le manda un tiro.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber llenado de afiches con su hermosa cara la ciudad, justifica masacrar árboles del Mirador porque sus sombras eran refugio de delincuentes. ¿No era mejor poner un paloelú cerca o simplemente parquear una Harley de medio millón de pesos o sembrar un policía que por lo menos le cobre a los delincuentes o comediantes malos?
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber escrito/producido "¿Que sexo prefiere Javier?", debería explicar que está sembrando palmas porque hay un dinero grande de por medio. Compran palmas por cheles, dicen que cuestan 26 mil pesos, 50 mil pesos, 100 mil pesos cada una, y ya tenemos la fortuna para hacer una película con Robertico de protagonista.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está su casi segura no muy lejana candidatura para presidente, y muy posible triunfo, piensa que es un semi dios mucho mejor paisajista que la Naturaleza, que según Rimbaud es un espectáculo de bondad.
El Sr. Fuíquiti Fuíquiti, digo, Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber nacido, no sabe ni le importa que si una célula de levadura sumergida en alcohol, justo antes de morir, emite un sonido muy parecido al de un grito, el sonido emitido por un árbol con cada hachazo debe ser..., well, take a guess.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber engendrado a Robertico, se ha dado a la tarea de talar, cortar, tumbar, asesinar árboles en esta ciudad full de sol y envolturas de skimice.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber creado Perdone la hora 0 x 0 Roberto, justifica esta acción diciendo que estos árboles, casuarina jabilla extranjera nin acacia, son dañinas a la isla. Según me explicaron esto es porque lanzan una toxina que puede acabar con las especies más débiles cuando estas especies se encuentran al lado. Es decir, que una acacia en una calle de sol, que al lado lo que tiene es un colmadón, una fritura, un tanque full de basura, no le hace daño a nadie, a menos que usted hierva una rama y mezcle el caldo con 3Pasitos o Negro Eterno. Porque no estamos hablando de un francotirador que ve una palmera en una esquina y le manda un tiro.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber llenado de afiches con su hermosa cara la ciudad, justifica masacrar árboles del Mirador porque sus sombras eran refugio de delincuentes. ¿No era mejor poner un paloelú cerca o simplemente parquear una Harley de medio millón de pesos o sembrar un policía que por lo menos le cobre a los delincuentes o comediantes malos?
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber escrito/producido "¿Que sexo prefiere Javier?", debería explicar que está sembrando palmas porque hay un dinero grande de por medio. Compran palmas por cheles, dicen que cuestan 26 mil pesos, 50 mil pesos, 100 mil pesos cada una, y ya tenemos la fortuna para hacer una película con Robertico de protagonista.
El Sr. Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está su casi segura no muy lejana candidatura para presidente, y muy posible triunfo, piensa que es un semi dios mucho mejor paisajista que la Naturaleza, que según Rimbaud es un espectáculo de bondad.
El Sr. Fuíquiti Fuíquiti, digo, Roberto Salcedo, que entre otros de sus daños al país está haber nacido, no sabe ni le importa que si una célula de levadura sumergida en alcohol, justo antes de morir, emite un sonido muy parecido al de un grito, el sonido emitido por un árbol con cada hachazo debe ser..., well, take a guess.
martes, mayo 15, 2007
A whimsical little incident
"No, no crime, only one of those whimsical little incidents which will happen when you have four million human beings all jostling each other within the space of a few square miles."
Arthur Conan Doyle
A mí me gusta el subway, enciendo mi iPod y voy observando las rarezas de Nueva York como en una película con un soundtrack de bachatas. La música me ayuda, el viaje desde mi casa en el Bronx a la casa de mi novio en Brooklyn se siente menos largo. La voz de Anthony Santos es un poco canalla, de intoxicado, pero con mucho sentimiento. Muchas veces es triste, el desamor siempre lo es; muchas veces es alegre, el nuevo amor siempre lo es.
El domingo la película fue de horror. En el vagón una mujer con dos mellizos hiper-activos, el término usado aquí para los niños insoportables hasta para sus padres. "DON'T JUMP MICHAEL JORDAN", gritaba la mamá al más jodón subido en el asiento y saltando con un grito en cada parada. "DON'T HIT THE GLASS SCOTTIE PIPPEN", gritaba la mamá al otro que golpeaba el cristal de la ventana con la intención de romperla.
Sentado justo frente a mí un hombre oscuro de rasgos hindúes mirándome fijamente. Me sentía incómoda, estoy acostumbrada a que me miren, allá en Santo Domingo los hombres te comen el culo con los ojos, pero esta mirada no era una mirada para enamorarte, no, era desprecio rayando en ira, como se mira algo considerado bajo, los fieros ojos fríos de un buitre mirando a un moribundo, esperando, esperando.
En East Broadway se bajó la mujer con sus dos gritos dejándome sola con el hombre mirándome. Apagué el iPod para estar más alerta, con "AUXILIO" en la garganta. A pesar del ruido del metal del tren frotando el metal de los rieles el silencio era absoluto. El hombre se paró, mirándome, agarró el tubo con una mano y con la otra, muy lentamente, empezó a quitarse la correa, mirándome. Yo pensé que iba a enseñarme el pene, expose himself, como en una noticia del New York Post de un pervertido gozando. Entonces el hombre empezó a enrollar la correa en su mano derecha, mirándome. Yo estaba muda, paralizada, sintiendo las venas hinchándose en mis sienes, oliendo el peligro como se huele la peste de un ratón muerto. "Carroll Street", anunció una voz, y el hombre, mirándome, se puso la correa otra vez saliendo al abrirse la puerta.
Llegué temblando a la casa de mi novio. Él quería ir a la policía, pero, de verdad, ¿cuál fue el crimen? ¿Que un hombre se quitó la correa mientras me miraba fijamente en un solitario vagón del tren F?
Picture by Travis Ruse
Arthur Conan Doyle
A mí me gusta el subway, enciendo mi iPod y voy observando las rarezas de Nueva York como en una película con un soundtrack de bachatas. La música me ayuda, el viaje desde mi casa en el Bronx a la casa de mi novio en Brooklyn se siente menos largo. La voz de Anthony Santos es un poco canalla, de intoxicado, pero con mucho sentimiento. Muchas veces es triste, el desamor siempre lo es; muchas veces es alegre, el nuevo amor siempre lo es.
El domingo la película fue de horror. En el vagón una mujer con dos mellizos hiper-activos, el término usado aquí para los niños insoportables hasta para sus padres. "DON'T JUMP MICHAEL JORDAN", gritaba la mamá al más jodón subido en el asiento y saltando con un grito en cada parada. "DON'T HIT THE GLASS SCOTTIE PIPPEN", gritaba la mamá al otro que golpeaba el cristal de la ventana con la intención de romperla.
Sentado justo frente a mí un hombre oscuro de rasgos hindúes mirándome fijamente. Me sentía incómoda, estoy acostumbrada a que me miren, allá en Santo Domingo los hombres te comen el culo con los ojos, pero esta mirada no era una mirada para enamorarte, no, era desprecio rayando en ira, como se mira algo considerado bajo, los fieros ojos fríos de un buitre mirando a un moribundo, esperando, esperando.
En East Broadway se bajó la mujer con sus dos gritos dejándome sola con el hombre mirándome. Apagué el iPod para estar más alerta, con "AUXILIO" en la garganta. A pesar del ruido del metal del tren frotando el metal de los rieles el silencio era absoluto. El hombre se paró, mirándome, agarró el tubo con una mano y con la otra, muy lentamente, empezó a quitarse la correa, mirándome. Yo pensé que iba a enseñarme el pene, expose himself, como en una noticia del New York Post de un pervertido gozando. Entonces el hombre empezó a enrollar la correa en su mano derecha, mirándome. Yo estaba muda, paralizada, sintiendo las venas hinchándose en mis sienes, oliendo el peligro como se huele la peste de un ratón muerto. "Carroll Street", anunció una voz, y el hombre, mirándome, se puso la correa otra vez saliendo al abrirse la puerta.
Llegué temblando a la casa de mi novio. Él quería ir a la policía, pero, de verdad, ¿cuál fue el crimen? ¿Que un hombre se quitó la correa mientras me miraba fijamente en un solitario vagón del tren F?
Picture by Travis Ruse
viernes, mayo 11, 2007
and
Y te digo una cosa, yo prefiero mil veces bregar con un tigre semi amaestrado que con una persona bruta. El tigre no anda con pistolas, de hecho, de todos es conocida su aversión a las armas, y uno sabe que debe decirle "Siéntate" con voz autoritaria mientras eleva una plegaría a la deidad de preferencia, mantenerlo bien comido, y nunca meter la cabeza en sus fauces como hizo un idiota vestido de lentejuelas en Las Vegas. El bruto casi siempre anda armado, y uno no sabe cuál será el gesto, el tono, la palabra no entendida, "Parco", que desencadenará la ira de esta criatura que recorre el mundo sin comprender el 90% de lo que pasa a su alrededor, qué felicidad. El bruto nunca es autodidacta, si lo es hay que tenerle miedo, y si ve a alguien leyendo un libro se lo arrebata para ver las figuritas. "Te va a volvé loco como el cojo Elía que se fue pa la capital a etudiá pabogado y volvió barbú vetío de caqui hablando diparate", dirá, abrumado por las tantas letras juntas de 100 años de soledad.
Estoy esperando la guagua, excuse me, el bus en Morris Park. Es una mañana hermosa, me obliga a cantar aunque no quiera; soy un Rimbaud sin talento viendo un oasis de palmeras donde hay una gasolinera, son piñas los mojones advirtiendo de un accidente particularmente aparatoso en la autopista hacia Long Island. Y es que después de esos fríos días del color de la ceniza, me siento un barrancolí aprendiendo a volar en medio del verde, del amarillo, del rojo, del mamey, de este azul regalándome la memoria de la playa, y el asfalto es arena, y la piel de las mujeres es suave, y gracias Dios mío por darle la idea a alguien de diseñar la colección de primavera con estos vestiditos de algodón permitiéndome disfrutar de las pecas en los hombros y en las tetas. Oh, y llega este malogrado ensayo de evolución devorando ruidosamente un ave horneada. "Waiting for the bus?", pregunta con un ala en la boca que, sorry Vallejo, a fuerza de ser chupada ya no es ala. "No, here waiting for a starship to pick me up", quiero contestarle, pero este ser es muy grande, y los dientes postizos son muy caros, y su minúscula fracción civilizada está luchando por ser amable. "Yeah", le digo quedándome atónito al verlo arrojar, además de los doscientos doce huesecillos del cadáver que en vida solía tener plumas, el indeleble recipiente foam a la acera, con un zafacón a dos pasos de él.
La verdad, sólo un cerdo ensucia el Bronx donde vive, y los cerdos, según una investigación científica realizada en Australia por un conejo, son animales muy inteligentes aunque disimulan para poder hacer lo que les da la gana, y también son muy sabrosos, especialmente fritos con yuca y tostones y aguacate y limón. Tal vez Bush en realidad es muy inteligente y disimula para poder destruir al mundo; tal vez alguien debería freír a, epérate un momento que me ta sonado el celular, contaaadme, yes, Pierrepoint Place?, of course, I'd love to, so, tell me again, I take the 5 train to Borough Hall and
Estoy esperando la guagua, excuse me, el bus en Morris Park. Es una mañana hermosa, me obliga a cantar aunque no quiera; soy un Rimbaud sin talento viendo un oasis de palmeras donde hay una gasolinera, son piñas los mojones advirtiendo de un accidente particularmente aparatoso en la autopista hacia Long Island. Y es que después de esos fríos días del color de la ceniza, me siento un barrancolí aprendiendo a volar en medio del verde, del amarillo, del rojo, del mamey, de este azul regalándome la memoria de la playa, y el asfalto es arena, y la piel de las mujeres es suave, y gracias Dios mío por darle la idea a alguien de diseñar la colección de primavera con estos vestiditos de algodón permitiéndome disfrutar de las pecas en los hombros y en las tetas. Oh, y llega este malogrado ensayo de evolución devorando ruidosamente un ave horneada. "Waiting for the bus?", pregunta con un ala en la boca que, sorry Vallejo, a fuerza de ser chupada ya no es ala. "No, here waiting for a starship to pick me up", quiero contestarle, pero este ser es muy grande, y los dientes postizos son muy caros, y su minúscula fracción civilizada está luchando por ser amable. "Yeah", le digo quedándome atónito al verlo arrojar, además de los doscientos doce huesecillos del cadáver que en vida solía tener plumas, el indeleble recipiente foam a la acera, con un zafacón a dos pasos de él.
La verdad, sólo un cerdo ensucia el Bronx donde vive, y los cerdos, según una investigación científica realizada en Australia por un conejo, son animales muy inteligentes aunque disimulan para poder hacer lo que les da la gana, y también son muy sabrosos, especialmente fritos con yuca y tostones y aguacate y limón. Tal vez Bush en realidad es muy inteligente y disimula para poder destruir al mundo; tal vez alguien debería freír a, epérate un momento que me ta sonado el celular, contaaadme, yes, Pierrepoint Place?, of course, I'd love to, so, tell me again, I take the 5 train to Borough Hall and
martes, mayo 08, 2007
El Antojo
The dominican man was drunk
the irish woman seemed happy.
She held his hand
taking him to another bar.
There, a man from England talked to her
left after touching her neck.
The dominican drunk man was a very biddable animal
an ass going whichever road chosen by its master.
The irish woman took him to her apartment
stopping at a bodega to buy condoms
and in the same bag for the ultra sensitive Trojans
he hid some summer yellow flowers.
Later, on the bed
the irish woman started to cry
the dominican drunk man knew not what to do
so he cried too
thinking that a lot of women have freckles
but only this one has such a lovely birthmark on her back.
viernes, mayo 04, 2007
En el garbage
For the man dragging a shopping cart
this is the best house on this street
besides the colors of the cherry blossoms in bloom
there's a lot of empty bottles of beer in the garbage
and the beautiful old woman who pours them
in the sink without drinking a drop
always comes out with a cup of chocolate and a bagel
that he swallows looking at the sky.
Uté ve ete clima doña gringa
así son to lo día en mi tierra
la palmera frotando la penca
y el mar e tibio y limpio como el alma de un loco
Dio mío, qué gana tengo de volvé.
The beautiful old woman understands not the language
but she understands the longing in the voice
in the body of the man dragging a shopping cart
and everyday, together
they are cutting off one of the countless fingers of loneliness.
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