jueves, diciembre 19, 2013

Blood Eagle


Águila de Sangre, Blóthorn o Blóðörn, Blood Eagle, era un método de tortura o ejecución mencionada algunas veces en las Sagas Nórdicas. Tal vez era un mito, tal vez un error de traducciones cristianas, un sacrificio humano a Odín. Wikipedia

Los hombres dieron un paso atrás para dar a Djarf espacio para trabajar. Colocó la punta de su espada a un lado de la columna vertebral de Naddod. Se apoyó en ella y trabajó el acero adentro cautelosamente, delicadamente crujiendo a través de una costilla a la vez hasta que había hecho una incisión de aproximadamente un pie de largo. Hizo una pausa para limpiarse el sudor de la frente, e hizo un corte paralelo en el otro lado de la columna vertebral. Luego se arrodilló y metió sus manos en los cortes. Cucuteó por ahí y luego sacó los pulmones de Naddod para afuera a través de las rendijas. Como Naddod jadeaba y boqueaba, los pulmones se agitaban, luciendo algo así como un par de alas. Yo mismo tuve que quitar la vista. Era un material muy macabro. Wells Tower


miércoles, diciembre 18, 2013

Good Friday


Y mientras los judíos celebran
El asesinato de los primogénitos egipcios
Por el ángel más bruto y sanguinario del Cielo
Que para distinguir entre paganos y circuncisos
Necesitaba puertas untadas de sangre de cordero
(Aunque algunos untaron sangre de pollo enfermo)
Y mientras los cristianos celebran
El asesinato de un judío adorable
Aunque algunos lo llaman suicidio
La Gerente bancaria se para en la esquina
Ajena a plagas, profetas y liturgia
Al lado del carrito rodeado de niños y globos
A chupar un helado de frambuesabuesa
Recordando la felicidad de embarre rosa
En su ya muerto vestido de niña cubana.

domingo, diciembre 15, 2013

Monterroso, Unamuno y Shakespeare


Así, en Obras Completas, Monterroso, pegógico, hace que el Profesor Fombona pregunte:

-Dígame, Feijoo, ¿recuerda aquella cita de Shakespeare que trae Unamuno en el capítulo III de Del sentimiento trágico de la vida?

Feijoo no sabía, la buscó después, sin decirla en el cuento, el muy bestia. La cita es "To be or not to be"; pero el lector curioso siguió buscando y encontró de ñapa este poema de Unamuno:

Muerte

To die, to sleep…, to sleep… perchance to dream.
(Hamlet, Acto III, escena IV)  

Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás del que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
y ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuando menos luz, vas más seguro.
¿Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
“¡Morir… dormir… dormir… soñar acaso!”

jueves, diciembre 12, 2013

Conversation in a Biónico


Aquel que nunca se ha montado en un carro público, o concho, o biónico, no sabe lo que es coger lucha en Santo Domingo. 

Si es una parada caliente hay que correr y jocear para conseguir una punta del asiento de atrás. Olvidemos los olores, porque por lo menos hiede a gente viva, aunque a veces parece que vamos pavos mojados en el carro. Claro, me incluyo, porque después de usted caminar en una calle sin aceras, con hoyos de la CAASD llamándote a que te rompas una pierna o la rabandola, con vehículos rociando smog a dos mufflers, con un sol que se cree en el Sahara, usted como humano debe haber sudado aunque sea un poquito, hasta un tupío puede olerlo.

Hoy consigues un asiento adelante. Entras primero, después entra una muchacha que estudia filosofía en la UASD y que se está comiendo un mango. 

—Compañera, cuidao con ese mango.
—¿Quieres un chin?

Piensas que el chofer va a decir algo sobre la higiene dentro del carro. Observas sus movimientos nerviosos y, ABRACADABRA, aparece un picapollo debajo de su asiento. Un tostón y un muslo en una mano, las papeletas en la otra. Ahora mismo están manejando las palmas, una a la vez. Te dan ganas de agarrar un tostón, te dan ganas de chuparle la semilla a la filósofa del mango.

—Chofer, aquí hay un vaso que me ta chorriando jugo en lo pie— dice la voz de una damnificada en la parte trasera.
—Ah sí, ese e mi guarapo de caña, pásamelo.

Te cae un poquito de guarapo en el cuello, está frío, ayuda a refrescarte.

—Por poco y me lo bebo— dice la voz de la damnificada de atrás.
—Ayer un carajo que iba allá atrá se lo bebió, el muy freco— dice el chofer indignado, y con razón, informando que está enviciado de picapollo y guarapo, que necesita ayuda, que llamen a Hogares Crea.
—No jodas, ¿sin saber lo que era se lo bebió?— le pregunto.
—Así mimito como tú lo ta oyendo— dice el chofer enseñándome el bolo alimenticio de tostón, pollo y guarapo en la boca.

La misma voz de la damnificada de atrás dice:

—Qué freco, ¿y si era veneno?,— sin esperar que la audiencia asimilara la sordidez, continuó— allá en Nagua a un colmado le taban robando la azúcar y el arró; Baní se quedó callao, echó veneno, y al otro día amanecieron como 9 muerto.
—Jesús— dijo una voz pasajera.
—El diablo— dijo otra.
—Virgen de la Santísima— dijo la del mango.
—Ay mi madre— dije yo.
—Ujmstwkk— dijo el chofer añugao. Bebió lo que quedaba del guarapo de caña y dijo:
—A un motoconchita que yo conoco le comían el desayuno y se reían
—Déjame aquí chofer dije volando, no deseando escuchar el final de la historia que, según su inicio, apostaba terminaba en algo asqueroso y bárbaro; preferí caminar todo el hermoso y útil bulevar de la 27, donde es casi seguro que algunos políticos dominicanos se robaron un dinero construyéndolo.


(marzo/2005)

viernes, diciembre 06, 2013

The Longest Day


Estuve cinco horas en el limbo cuando la mujer de Recursos Humanos me fue presentando departamento por departamento a los 500 empleados del Banco. Era una práctica bárbara para marear al nuevo empleado. Nadie, abrumado por la incertidumbre de un primer trabajo, recuerda las caras, mucho menos los nombres. Cuando me presentaban me sentí como un gallito de pueblo en la feria ganadera, el hombrechivo en el auditorio de alguna sociedad científica, rojo como un tomate. Era tan joven, nunca había trabajado, si el día anterior no tenía ropa de oficina: pantalón no jeans, camisa manga larga, zapatos y corbata. Llegué sin corbata y Campeche, el mensajero interno más viejo de la historia bancaria, me prestó una que había estado a la moda cuando los hermanos Wright garabateaban en hojas cuadriculadas una idea llamada Máquina Voladora; era como de una tela crema diseñada para tapizar muebles a los que se les deja el plástico; Campeche me hizo el nudo quedando la ancha punta mucho más arriba del ombligo, como un babero de flores y amebas. Además, los pantalones me quedaban brincacharcos, por coser el ruedo yo mismo, y se podían ver las medias deportivas blancas rompiendo la continuidad del marrón.

Entré un viernes de diciembre. Todos los viernes de diciembre el Banco celebraba la época navideña mandando a hervir mil cubitos de pollo en alguna olla gigante colocando el resultado de ese experimento  en telmos con el nombre de "Consomé" para que se sirvan todas las veces que quieran los resacados y los empleados nuevos sin dinero para comprar comida y sin conocimientos sobre el plato del día a crédito en La Perla. También contrataban a un tipo sospechosísimo con un sintetizador prestado para amenizar el área de plataforma tocando "Tú Adan y yo Eva, Eva, y nuestro amor la última astronave, Eva, buscando en los escombros tierra nueva, Eva, hasta el fin de la humanidad" como 20 veces poniéndole soundtrack a la ansiedad, obligando a un mensajero en la fila de depósitos comerciales vocear: 

—AMIGO, ¿y uté no se sabe otra cosa? 

El día más largo no ha sido ningún solsticio de ningún verano, fue el primer día en mi primer trabajo.



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