sábado, marzo 19, 2011

Cigarette Break

Little by little I am losing my humanity
I don't want to meet you
I don't want to hear you
Talking about your plans for the future
About your sadness from the past
About your ordinary present time
It is such a bore to know
You're saving for a trip to Europe
By the way
Please don't ask me about my day
I woke up
I got out of bed
I took a shower
What else?

And when I'm taking my cigarette break
Ten minutes outside looking at the sky
I don't want this homeless woman
With her unique unforgettable stench
Pestering me for a cigarette and a dollar
Here, take them
But please don't get any closer
But please don't stand by my side
But please don't tell me that you are another someone
Who used to be gorgeous in another much happier life.

I know
I know
You can say I'm getting old
I know
I know
You can say I have no love.

miércoles, marzo 09, 2011

INCEPTION

Cuando mi sobrina la linda Lorena Sofía tenía 8 años, ¿o eran 10?, le regalé un libro de poemas de Poe. Eran unos poemas considerados, no sé el criterio, por la librería del colegio New Horizons, aptos para un cerebro bien joven. Me lo regaló una profesora nacida en Ottawa.

La linda Lorena Sofía, con su correcto inglés primario del Carol Morgan, leyó el primer poema y me miró con cara de Tío no quiero decirte que no me gusta el libro pero what about Red Riding Hood? Ahora bien, la noche después pasé por la casa de mi hermana a devorar un mangú elaborado con aceite verde por la talentosa Rossy, y la linda Lorena me informó, como el más severo crítico del New Yorker, que le había gustado a lot el poema del Dream within a dream.

Leyendo a Borges descubrí el sueño de Chuang Tze, o Chuang Tzu, no vamos a discutir por una vocal, donde un hombre soñó ser una mariposa y cuando despertó no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o si era una mariposa que soñaba ser un hombre, o qué droga tan buena era esa.

Estas dos hermosas referencias me llegaron a la mente desde que en la película Inception empezaron a repetir hasta la nimiedad eso de Dream within a dream within a dream ad infinitum.

Es decir, yo pedí Inception por Netflix, blue-ray babe, con los mejores prejuicios. Love the french girl who played Edith Piaf, debe haber algo extraño con ese nombre, nunca lo recuerdo. Love the young girl who played Juno, sweet Ellen Page. Have respect for Mr DiCaprio, lo considero un hombre serio que a veces trabaja con buenos directores y siempre singa super models. Y nada voy a decir de mi admirado Christopher Nolan, renacentista moderno revitalizador de Batman, responsable total, with your help Mr Bale, de la excelencia de The Dark Knight.

La música parecía una continuación del soundtrack de Batman. Las imágenes eran perfectas, cuadro por cuadro se respetó el buen gusto de la Geometría, así como los colores: Evocan lo mejor de Kubrick, no así la trama, o el argumento, o el guión, o la historia. He aquí lo que hace la diferencia entre una buena película, tal vez entretenida para muchos, a mí me resultó realmente aburrida, y una obra maestra. Creo que mi admirado Mr Nolan, el que espero está reunido con sus genios escribiendo y produciendo la nueva Batman, para mí el super héroe con más mérito de todos los super amigos, no tiene superpoderes, se embriagó de su maestría para poder filmar lo que le diera su maldita imaginación. Hubo un momento de la película en que no sabía, ni me importaba, si yo estaba soñando, o el camarógrafo, o mi roommate mexicano que no tiene papeles y tiene cuantro meses que no paga la renta. Es decir, va a tener que regresar a Puebla.

Tres estrellas.
¿De cuántas?
¿Cúantas se usan usualmente?
Cinco.
Ok.

sábado, marzo 05, 2011

The Bubble (Part II)

Imagino que todomundo se dio cuenta, pero, preocupados por los precios de la canasta alimenticia en República Dominicana, no se detuvieron a admirar la poco sutil transformación de Miguel, en menos de tres meses parecía más dominicano que muchos de nosotros. Compró los mismos tshirts estrechos de mis tíos y primos, Armani Exchange, y despreciaba las tortillas por el arroz con habichuelas. Creo que tomó la decisión, inconsciente of course, en el baby shower de una de mis primas. Son tres hermanas que toman turno para salir preñadas.

-Alo, ¿Yary?
-Dime Yeny.
-No salga preñá que me toca a mí.
-Bueno, gritate tarde, ya Yoly se te fue alante.

Un chin chin sobre los baby showers dominicanos. Contrario a las reglas establecidas en los códices de Etiqueta y Protocolo, estos empiezan después de las 6 de la tarde, hasta la preñada bebe, discretamente, no somos locos, y usualmente acaban con una patrulla de policía tocando la puerta a las 6 de la mañana. Por cierto, la preñada de ocho meses protagonista del baby shower fue la mujer elegida por Miguel para demostrar que en México todavía quedan caballeros. Se paraba a buscarle cerveza. Se paraba a buscarle dos muslos, ¿tres?, de pollo acompañados por tostones espadas de plátano entero. Se paraba a buscarle sal. Se paraba a buscarle servilletas. Se paraba a buscarle limón. Se paraba a pedirle al tío iPod que pusiera a Marco Antonio Solís, esta Navidad, sin ti, dedicado con respetuoso cariño a la linda Yoly. Creo que esa noche, tal vez por primera vez, Miguel se sintió feliz en Nueva York.

Tres, con Miguel son tres los hombres conocidos por mí que se han juntado con una mujer con una barriga de ocho meses, quita o toma. Los primeros dos fueron ex novias, the ones that got away, abandonadas por un hijo de la gran puta, una amenaza latente, pero Miguel tuvo suerte, paternidad anónima.

Durante todo el Otoño, y respetando mi sueño de los fines de semana, mi tía contrató hombres sin permisos albañiles para arreglar las dos habitaciones promesas de 1,000 dólares más al mes. Trabajaron lentamente, terminaron con la primera nieve. Una noche de tormenta, mi tía, una rareza, me llama al pasillo. Este es Abel, otro mexicano sin papeles que trabaja desabollando carros cuando aparece un picoteo, le acabo de alquilar la habitación que pega paredes con la tuya. Fíjate que todo lo que posee en este mundo, materialmente hablando, cabe en una funda de plástico negra. Por favor, no te quedes mirando mucho los tres dientes de oro en su sonrisa lástima. Espera. No tendrás que esperar mucho. Esta misma noche, Abel tocará tu puerta.

-Sí, pues mande, pues eso, ¿me podría prestar unas calcetas? Es que las mías están mojadas.
-¿Calcetas?
-Sí, pues mande, pues eso, calcetines.

miércoles, marzo 02, 2011

The Bubble (Part I)

Cuando la burbuja de las hipotecas explotó, es decir, cuando el fraude de las hipotecas se hizo público, yo trabajaba en un banco responsable de un gran por ciento del mercado, es decir, desde las primeras 24 horas de CNN se empezó a respirar un aire de catástrofe inminente, es decir, el valor de las acciones del banco empezó a caer como coco seco. Y yo, supe que mi vida iba a cambiar, que tal vez pronto iba a estar colectando un chequesito atorrante del desempleo, presentía un rompimiento con la rutina del último año. Recuerdo que contrario a mis compañeros de trabajo que tienen seres vivos dependiendo de ellos, yo no sentí miedo. He empezado nuevas vidas tantas veces que, a pesar de mis cuarenta años, todavía me siento atraido por el aire de aventura de la incertidumbre.

Pero el cambio fue de una índole mucho más íntima, el banco fue comprado a precio de pescado podrido y otro gigante financiero asumió la responsabilidad de depositarme religiosamente mi sueldo de hombre ordinario y sin futuro de aplausos. Ahora bien, yo vivía con mi tía y su amor por mí es tan grande que me alquiló el sótano por casi nada. Para mí, después de compartir por casi 16 meses un apartamento en Mercy Street de dos habitaciones y una sala donde se pueden abrir cuatro sofacamas y una camita sandwich con un número indefinido de primos y 4 tíos y un carajo de San José de Ocoa que muy bien puede ser conocido como La Serie que te mete en un lío poniéndote de fiador sin tu permiso para un celular de T-Mobile cuya cuenta fue enviada a Cobros Compulsivos o Colection haciendo que un abogado de apellido Goldman o Goldfeld o Goldhole deje 33 mensajes amenazando embalgar tu cuentica de cheques y tu certificado de 1,000 dólares al 2.10%, vivir sólo en el sótano era regresar a la normalidad, a las madrugadas de martes sin bachata, al despertar sin malos olores, a las películas suecas.

El sótano era una habitación grande apta para el comfort, dos habitaciones chiquitas necesitando reparaciones, una cocinita sin empañetar y sin estufa y un baño sin tina. Un palacio subterráneo con entrada independiente y escalera interna que comunica hacia el piso de mi tía donde siempre algo caliente y sabroso aromatiza el aire del soltero, cansado de arroz chino, de pizza, de sandwich de bodega, como en un poema de Verlaine. Sólo que mi tía no es una mujer rolliza de brazos salchicha alemana si no una mujer de cuello largo con un culazo que hace que a los taxistas dominicanos se les salga la baba cuando la ven barriendo la acera o reciclando basura.

Un atardecer, yo fumaba afuera entreteniendo a mi tía que reciclaba con guantes amarillos y sin asco, me dijo, tono de voz a tono con la última brisa del verano que pasaba en ese preciso momento: Voy a tener que alquilar habitaciones pa ayudame con el mortgage.

Atiende, me dijo el cerebro, pon atención, en este preciso momento empieza el fin de tu sórdida y humilde privacidad, en este preciso momento la muy publicitada depresión Bush te va a afectar directamente. Mi tía, para dar el ejemplo, arregló una habitación en su piso originalmente pensada para los regueros, y en un dos por tres se lo alquiló a un mexicano casi enano llamado Miguel. Y Miguel se instaló en nuestra casa con sus pocas pertenencias de ilegal, con la autorización de usar el baño en el sótano, es decir, compartirlo conmigo. A mí ese acuerdo me supo a mierda, considero a los hombres seres asquerosos, que usualmente dejan los baños en estado de emergencia. Pero Miguel me hizo quedar mal, resultó ser una excepción del género, deja el baño mucho más limpio de lo que lo encuentra. Pensándolo bien, mi tía hizo un buen negocio con él, trabaja en una bodega 7 días a la semana, paga a tiempo y gasta poca luz y poca agua. Pensándolo bien, Miguel hizo un buen negocio con ella, contrario a Flann O'Brien en Dublín, él encontró en el Bronx una habitación de precio razonable, limpia, clara y libre de escarabajos, para no decir nada de los beneficios sin precio de sancochos de costilla ahumada los domingos así como el toparse de vez en cuando con una mujer desnuda en el pasillo hacia el baño.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]