lunes, noviembre 07, 2005
Back from Detroit, back to Detroit
Tío Rafael llegó de Detroit con 100 libras de más. A mí me pareció que sus ojos eran de otro hombre que no conocíamos, hasta cambiaron de color. Él hablaba de vivir en una habitación de hotel sin nadie con quien hablar de algo que no fuera minerales escondidos debajo de una loma, de que el magma se puede definir como una mezcla de componentes químicos formadores de silicatos de alta temperatura, de que los iones metálicos se mueven más o menos libremente.
"Detroit es el lugar más feo del mundo", me dijo un día en un atardecer de galería, "la nieve te espera en la calle y entra contigo a tu habitación". Yo sentía que algo había pasado y que no descubriríamos nunca, me lo imaginé regresando de una guerra con un muñon en el corazón como medalla de honor.
Antes de irse, Tía Carmen y él parecían dos locos cuando estaban juntos. A uno se le contagiaba la risa constante. Recuerdo un día que nos juntamos toda la familia en el club de Piedra Blanca y ellos se quedaron debajo de la cascada que caía en la piscina proveniente del río. Era como si vivieran en un mundo lejano donde se hablaba otro idioma, no humano, y al cual no se podía llegar como al castillo de Kafka.
Ahora apenas hablan. Ayer estábamos escuchando una de esas canciones improvisadas que canta el viejo Salomón con su guitarra y que tanto lo hacían reír, Tío Rafael miraba el suelo, Tía Carmen me pellizcaba en la nalga, en frente de todos, y nadie se daba cuenta. A veces creo que ella evita quedarse sola con él, y él evita quedarse solo con ella.
También es cierto que Papalao murió. Debe ser duro la muerte de un padre. Si mi padre muriera yo no sufriría, porque claro, yo no tengo papá. Y lo que me da cuerda es que Papalao estaba loco por ver a su hijo mayor, y Tío Rafael no podía venir. Papalao muere y él viene al entierro, ¿para qué?
Así que pienso que lo mejor para Tío Rafael sería no volver a Detroit. Hablar con los jefes de la Falconbridge para que lo asignen aquí. No creo que su relación con Tía Carmen resista otra despedida. Y yo no quiero que ellos se separen porque de seguro ella tendría que regresar a vivir a La Vega, y eso sí me haría sufrir. Pero creo que él se irá otra vez, y estoy seguro que lo vamos a perder.
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