jueves, febrero 01, 2007

Inside the N train

Apenas las 6 y media de la mañana, la parada del tren N llena de gente. Muchos mexicanos, uno de ellos enrola yerba en la corteza de un Phillies, un blunt para enfrentar doce horas de rocío de manguera, un trapo sucio de ruedas para limpiarse los mocos, trabajando en el Barahona Car Wash; le pagan dos dólares por hora, él come de las propinas. Una mujer estrenando ropas que gritan Prada, acompañada de una niña de grandes ojos marrones que chupa con gusto su puñito metido en la boca como si fuera una bola de queso rosado, le pregunta a todomundo para practicar su inglés de Inglaterra: "Excuse me miss, sorry sir, pardon me ma'am, does this train go to Manha'an?" De repente mira a la niña y, con la rapidez de una ratonera rompiendo la columna vertebral de un ratoncito, le pega un manotazo en la boca que la deja atónita: "No te chupe lo deo coñazo." Más allá, apoyados de una viga de hierro, un hombre y una mujer se besan. La mujer que yo amo está lejos, no escribe, no llama, en mis pesadillas la veo susurrándole "Papi tú sí ta bueno" a un hombre mucho más alto que yo, of course. Tal vez por eso esta demostración de cariño me hiere como hieren las mariposas amarillas a la esposa adolescente del mercader del río en el poema de Li Pound.

Adentro del tren N algunos duermen. Acostumbraron al organismo a tomar breves siestas sincronizadas con las paradas. A veces se abre la puerta, abren los ojos desconcertados, miran a todas partes y vuelven a dormir; a veces no vuelven a dormir, salen corriendo para hacer transfer en Pacific. Muchos de los que no duermen leen. Un hombre con una boina roja lee un periódico: "AL PRANZO DI NOZZE TRADISCE LA MOGLIE CON L'AMICA." Una teenager con margaritas pintadas en sus largas uñas lee The Princess of the Ghetto: "Shawanna always wanted to finish High School, so she did because she wanted to be somebody. But Jamal cheated on her at that time, it seems he needed someone with his same goals in life. So now Jamal is going out with her best friend Cristal, a portorican girl who works at McDonald's." Un hondureño casi enano no lee, con un discman en el regazo sufre una bachata; el volumen está tan alto que a su lado se escucha "si lo engañaste a él a mí lo mismo me harías, porque tú eres ajena". Se quita los audífonos. No lo puedo creer, creo que me va a hablar...

—Es muy cierto eso de que cuando uno lleva una culpa o está enamorado todas las canciones parecen hechas para su situación. Fíjese usted, yo vivía en Choluteca, la ciudad más caliente del mundo, y no pensaba en la felicidad, yo creo que eso no es de hombres, me había acostumbrado a estar solo, a veces me iba de putas, pero no siempre. Entonces conozco a Elio, Elio me lleva a su casa y ahí mismo me doy cuenta de que lo envidio a Elio, envidio su vida tan miserable como la mía, envidio hasta sus fotos de cuando era niño, y me presenta a su mujer. Fíjese usted, yo en lugar de hablar gemí, así como lo escucha usted, gemí como si hubiese recibido un golpe ni más ni menos. Ahora mi amigo Elio está muerto y la mujer desaparecida y yo por poco muero entre el arrepentimiento y el desierto...

El tren N llega a Union Square. Miro al hombre a los ojos y salgo sin despedirme, pensando que sólo tengo veinte días bregando con el negocio de la gasolina, y el tren 6 dura casi una hora para llegar a Morrison-Sound View, y ya son las 7 y media.


Picture by Travis Ruse





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