miércoles, marzo 07, 2007

Once Upon a Time Mr Priego

Érase una vez en 1822 en un país en el mismo trayecto del sol, aunque muchos darwinistas alegan que el planeta entero está en el mismo trayecto del sol, sus habitantes vivían en paz hasta que llegaron unos monstruos sobre monstruosos caballos de ojos rojos dejando una estela de fuego por donde pasaban. Estos monstruos, aunque muchos darwinistas alegan que comparten con nosotros la humanidad, llamados haitianos invadieron nuestra amada tierra reinando la oscuridad por 22 años, y es posible que hasta hayan contaminado nuestra raza dejando vestigios de su negritud y de su pelambre en el vientre de algunas de nuestras violadas mujeres. Hombre y caballo eran una fiera unidad sangrienta a veces vista en las plazas, amo y bestia, como en un cuento de Kafka, devorando pedazos de carne viva del mismo torso untado con leche agria de un niño dominicano. Por suerte aparecieron tres héroes: Duarte, que puso el dinero; Mella, que tiró el tiro; Sánchez, que cayó preso. Y nos liberaron del yugo haitiano.

Érase una vez en 1916 en una tierra bañada por mares de blanca espuma sus habitantes, gracias a la ladrona sabiduría de sus líderes, se encontraron endeudados con los gringos quienes invadieron el país por más o menos 14 años adueñándose de sus aduanas, de sus calles y es posible que hasta hayan mejorado nuestra raza dejando vestigios de sus ojos azules y cabellos amarillos en el vientre de algunas de nuestras seducidas mujeres.

Érase una vez en 1930 en una tierra de suave brisa y lindas flores los gringos instalaron en el gobierno a un purificador de la economía y de la raza, al general Trujillo, quien en una hazaña envidiada por Hitler pasó por el machete a más de 200 mil haitianos, limpiando campos y ciudades de esa amenaza negra culpable de todas las desgracias naturales, especialmente de los ciclones que cada año devastaban la isla.

Érase una vez en 1962 en una tierra que en mis cantares yo la comparo con una estrella el pueblo votó libremente por un hombre llamado Juan Bosch. Este hombre era escritor y hombre de ideas, es decir, medio comunista, por eso los gringos en su temor de Dios ayudaron a la oligarquía a derrocarlo e invadieron otra vez la isla para cuidar de sus ciudadanos y de sus inversiones. Este hombre nunca volvería a ser presidente, parece que adolecía de alguna característica especial, muchos darwinistas alegan que era serio y no era ladrón, para que los gringos y la oligarquía y la iglesia lo apoyaran.

Érase una vez en 1966 ó 67 ó 69 ó who cares en una tierra dulce como el azúcar los gringos instalaron en el gobierno al Dr. Balaguer, colaborador de Trujillo, quien por más de 20 años gobernó al país construyendo carreteras y puentes y cementerios que él mismo se encargaba de llenar. Muchos darwinistas alegan que la prensa y las libertades ciudadanas fueron reprimidas hasta la tortura y el asesinato, pero no hay pruebas contundentes, como videos, que señalen a este divertido austero como el responsable de estas nimiedades.

Érase una vez en 1994 en la tierra del mejor carnaval de mundo, aunque muchos darwinistas alegan que el de Brasil es mejor porque no dan golpes y las mujeres se desnudan, el pueblo votó libremente por un hombre muy negro llamado José Francisco Peña Gómez. Inmediatamente la divina oligarquía aria y el Dr. Balaguer se unieron para evitar a toda costa que los votos fueran contados etc. Esta amenaza de origen haitiano, aunque muchos darwinistas alegan que pasó toda su vida luchando por la democracia de una nación que siempre consideró como su única patria, murió sin haber sido presidente: No era posible que en un país con habitantes de sangre puramente europea, por lo menos en un 0.53%, se pasara la vergüenza de que en cualquier cumbre de presidentes a su presidente lo confundieran con el presidente de Zimbabwe u otra barbarie africana, por no decir haitiana.

Érase una vez a principio del Siglo XXI en la tierra del picapollo más sabroso del mundo, a esto los darwinistas no alegan nada, sus habitantes continúan odiando a los haitianos. Han pasado más de 150 años desde que fuimos invadidos por ellos, y 42 desde la última invasión gringa. Pero claro, los gringos son rubios y ricos, los haitianos negros y pobres. Además, cada cierto tiempo aparece una figura que azuza de una forma u otra ese odio. Ahora los dominicanos no escuchamos las solemnes arengas apocalípticas del Dr. Vincho Castillo, es demasiado aburrido y hace mucho calor; ahora esa figura es el Sr. Harold Priego, muchos darwinistas ya lo llaman el Vincho de caricatura, quien cada cierto tiempo ilustra de manera divertida y leve una situación anti haitiana donde estos aparecen como un cruce entre un demonio y un mono. El Sr. Harold Priego, aunque muchos jesuítas liberales seguidores de Jon Stewart quieren preguntarle qué bebida le brinda a Satanás cada vez que recibe su visita, es nuestro líder hacia un futuro de raza blanca, o rosada; la meta para el 2100 es de por lo menos 1.34% de pura sangre europea. El Sr. Harold Priego, aunque muchos darwinistas alegan que tiene tanta solidaridad con los que sufren como tiene Paris Hilton talento, deberá sentirse orgulloso cada vez que una horda de semi analfabetos y analfabetos completos le dé 35 machetazos a un haitiano y después queme los despojos. El Sr. Harold Priego, aunque muchos darwinistas lo consideran un vendido cuyo razonamiento anti haitiano así como colocar en el mismo nivel a Trujillo y Balaguer y Bosch y Peña Gómez no es más que imbecilidad absoluta y bobería bestial, es la nueva punta afilada del machete que tarde o temprano cercenará de nuestro suelo a esa negra plaga que llega a nuestro país a vender frutas, a cortar cañas, a trabajar en la construcción, a tratar de engañarnos haciendo cualquier labor pagada con centavos cuando en verdad los haitianos son los culpables de los apagones, de la corrupción del gobierno, de la falta de medicina en los hospitales, de la delincuencia, de los terremotos y de los ciclones que tarde o temprano acabarán con la sociedad dominicana, que no es negra.





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