martes, abril 01, 2008

Yo (corazón) Sabina

Joaquín Sabina es poesía infinita y definitiva. Tengo un sobrino que por haber publicado un librito se cree poeta o escritor y cada vez que nos vemos trata de convencerme de leer a un tal Vallejo o a un tal Girondo y la verdad es que yo creo que en las canciones y sonetos del genial flaco de Úbeda se encuentra toda la poesía necesaria para un ser humano. Mi sobrino (a pesar del peso de la sangre he empezado a odiarlo: siento unos impulsos asesinos cuando me dice en algún ágape familiar: "Tío, Joaquín Sabina e una mierda") también alega que Sabina es una caricatura aburrida al lado de un tal Leonard Cohen o un Caetano Veloso o un Bob Dylan y hasta me los puso un día en su iPod; no voy a dignificar esas comparaciones con una opinión, obvia para el que no sea sordo, sólo diré que ellos cantan en inglés y en portugués (aunque el Sr. Veloso canta en español, en una película con el protagonista de El Lado Oscuro del Corazón, una versión aceptable de Cucurrucucú Paloma), y para mí no hay lengua más romántica y hermosa que el español, de hecho, quisiera que los latinos regresáramos al español de España, puro y cervantiano, ese que mantiene un estrecho parentesco eufónico con el duro Latín y que no negocia con palabras y giros de otros idiomas. Si por lo menos mencionara a Ricardo Arjona, con su gusto para los palíndromos figurativos como "Señora de las cuatro décadas, no le ponga años a su vida, póngale vida a los años, que es mejor", tan cercanos a los de Sabina: "Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres". Y es que las letras de Sabina son inconfundibles, son jocosas, son agrias, son irreverentes, sí, irreverentes, y al mismo tiempo todo lo contrario. En fin, la obra artística de un genio en su cenit que puede ser el equivalente de Picasso (la frase es mía) en la música, y en la poesía (no olvidemos sus sonetos, por favor).

Imagino que ya han inferido que soy un sabiniano o sabinero o sabinista (se puede elegir, a mí particularmente me gusta sabiniano) empedernido, por eso comprenderán la alegría que sentí cuando vi en la estación del Subterráneo de DeKALB un afiche que decía: "Sabinadicción? Vamos a encontrarnos para celebrar la música y la poesía del genial Flaco de Úbeda", y daban una dirección electrónica. Saboreando esa feliz palabra compuesta (a mi humilde entender un destello de luz) inmediatamente envié un mensaje y me puse en contacto con Pomelo, un paraguayo en Brooklyn que, además del amor por las mariposas y los gatos disecados, comparte con su esposa una pasión incomparable hacia Joaquín. Sólo requiriendo un plato para picar (ensalada de tuna) y una botella de vino (blanco) cualquier amante de Sabina podría juntarse con sus iguales y pasar una velada entre amigos. Muchas canciones, mucha poesía.

La esperada velada fue el sábado pasado, a las 5. Para llegar al apartamento de Pomelo tuve que coger cuatro trenes y un autobus, Queens, más allá de Forest Hill. Las casas son de dos niveles, todas pintadas de rosado; en la esquina un establo para caballos. Pomelo mismo me abrió la puerta, tenía puesto un bombín negro. En la sala los muebles colocados en rueda, para una mejor compenetración entre los comensales; al lado de cada silla o mueble un gato gris en perpetuo ronroneo sin tripas; en las paredes frágiles mariposas con sus alas abiertas protegidas por el vidrio; en una esquina un altar con un óleo de Sabina y en el aire...

*POMELO: Hola Sabineros, ¿cómo están? La verdad es que esperaba una congregación más grande, parece que en Nueva York sólo tienen seguidores los sin talentos, pero bueno, aquí estamos, y tenemos toda la fuerza de una canción de Sabina que es suficiente para enfrentar las adversidades de la vida. Quisiera que rompiéramos el hielo diciendo nuestros nombres y el país de origen y cómo conocimos a Sabina. Mi nombre es Pomelo, soy de Asunción, Paraguay; contrario a lo que mucha gente piense en mi querido país existen las personas y no es una parcela frontera de Brasil y Argentina llena de vacas y contrabandistas. Sí, yo sé que casi nadie conoce a alguien que vino de Paraguay, pero yo soy prueba viviente de que en Paraguay vive gente. Bueno, basta de mi patriotismo, yo conocí a Joaquín gracias a mi hermano mayor, hace años, la primera canción que escuché fue "Pero qué hermosas eran", ja ja, me pareció muy cómica, y desde ahí empecé a prestarle atención a la poesía que rebalza en cada uno de sus discos hasta el día de hoy.

*LUNIER: MI nombre es Lunier, soy Argentino, pues a mí Sabina me empezó a llamar la atención desde que escuché un disco entero de él, es raro, porque antes lo odiaba y tenía otros gustos, che, a mis amigos hacía creer que gustaba de Calamaro. Es decir, en mis tiempos de más niñato todavía, escuchaba canciones de Ricardo Arjona, y ya conocía al flaco porque mi hermana mayor lo escuchaba un poco, hasta discutíamos en discusiones burdas sobre quién era el mejor; el asunto es que después me empezó a gustar la poesía de Sabina, lo empecé a escuchar tanto que terminé chocando a mi hermana con él, y para suerte la mía revertimos los gustos, esa fue mi suerte afortunada para entrar al ombligo del flaco de Úbeda.

*LLANOS: Hola todos, mi nombre es Llanos, soy de México. Yo conducía por la carretera que lleva a Oaxaca cuando escuché en la radio "Así estoy yo sin ti"... Iba por las cumbres de Maltrata, llegué a Tehuacán, la tierra del maíz, y seguía pensando en la rolita. Cuando llegué a Montealbán y me comí un molito amarillo con vino blanco (Monte Xanic, chardonay), me adentré al centro oaxaqueño (tan famoso ahora por la represión brutal a la gente de la APPO) y busqué los discos habidos y por haber del flaco.

*KIKA: Saludos sabineros para todos, es un placer compartir esta noche con ustedes y con Sabina, siempre presente. Debo confesar que no me siento fanática de Joaquín ya que siento que no sé nada de él, cada vez que escucho cada una de sus canciones, o leo uno de sus poemas siento que lo descubro nuevamente, siempre me sorprende. Si bien ya había escuchado alguna de las canciones que sonaban en la radio, el momento que me marcó para siempre fue cuando salió "Mentiras Piadosas" y un amigo de la familia, un pastor evangélico, me trajo el cassette y me dijo "Flaca, tenés que escucharlo te va a encantar", y qué razón tenía. Así que puedo decir que a Joaquín Sabina lo conocí gracias a Dios. Desde ese día es mi válvula de escape. Lo adoro!!!

LV: Soy dominicano y mi experiencia con Sabina viene de atrás. En Santo Domingo iba a un bar donde los martes eran noches de Sabina, imagínense qué tiempos esos. Allí me enamoré una vez más y por única vez fui correspondido (cada vez que escucho cualquier canción de Física y Química la recuerdo vivamente, aunque aquello terminó muy mal, con orden de restricción y todo), y puedo afirmar que fueron las noches más felices de mi vida. No creo que vuelva a sentirme de 25 otra vez, pero el flaco ayuda a la dulce nostalgia, ah, y también era seguidor de Arjona, de sus primeros discos, es decir...

Fue una velada exquisita. Quedamos de juntarnos un sábado sí y el otro no, y lo mejor de todo es que vamos a ir a un concierto de Sabina en La Paz o en San Salvador o en Tegucigalpa o en Managua o en Asunción; y el próximo febrero haremos una peregrinación a Úbeda para visitar la casa donde nació el flaco y de esta forma celebrar su cumpleaños. Yo aprovecharé el viaje a España y llegaré a Toledo, quiero comprarme una espada medieval.


*Comments reales en foro dedicado a J. Sabina.





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