domingo, junio 02, 2013

R. I. H.


Después de pasar una hermosa tarde caminando entre tumbas, el funeral de la fucking suegra, mi novia y yo llegamos cansados a su apartamento en Park Slope. No encendimos luces, nos acostamos. En la penumbra de una luna muy grande de finales de invierno, utilizando sólo la ternura, abracé a mi novia tratando de consolarla. “I need a quickie papí”, me rogó, casi llorando, acentuando más que nunca la i.

Soñé con la suegra que, vestida con el mismo vestido azul del ataúd, hecho harapos, comiéndose sus dientes uno por uno, escorpiones en los ojos, con un español perfecto, desde su ventana con vista a un infinito lago de fuego eterno, exclamó:

“A ti que te odio en muerte mucho más de lo que te odié en vida… te voy a dar los números del Mega Million… 89… 3… 22… 45… 33… 12… pero no saldrán esta semana… tal vez... no saldrán este mes… tal vez... no saldrán este año… tal vez... algún día...”

Desperté con azufre en la lengua. Inmediatamente decidí no decirle nada a mi novia. No le voy a dar el gusto a la vieja el coño esa. May she rot in hell.





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