viernes, agosto 07, 2009
He liked plums
El hombre y la mujer estaban acostados en la cama de un hotel en una playa dominicana. Tal vez la playa tenía un nombre en taíno, tal vez no. Disfrutaron del mar hasta las 6. Cenaron platos marítimos. Fumaron yerba. Hicieron el amor; sí, el amor, ese maratón de lujuria no fue sólo singar. Se escupieron el uno al otro. El hombre encendió dos cigarrillos; le pasó uno a la mujer y jaló del suyo. Sin soltar el humo, mirando el techo, empezó a hablar mierda:
This is just to say
I have eaten
the plums
that were in
the icebox
and which
you were probably
saving
for breakfast
Forgive me
they were delicious
so sweet
and so cold.
Mami, William Carlos Williams escribió este poema, y además de excelente poeta era Doctor, que ejercía. Es decir, este carajo se pasaba el día atendiendo viejas judías con reumatismo, vendedores de seguros con apendicitis, adorables niñas testarudas con meningitis; aliviaba el dolor, sanaba males, y después llegaba a su casa y escribía un maldito poema como este. Tú sabes que a mí me encanta. Él era de New Jersey. ¿Tú ves por qué, a pesar de Bon Jovi, no se puede criticar tanto el Estado Jardín?
Alguien me dijo que hizo de Allen Ginsberg su protegido. Junto con Hemmingway testificó a favor de Ezra Pound en el infame juicio de la intolerancia gringa.
Me gusta mucho su poesía porque te habla de sensaciones con imágenes, no con aburridos diálogos internos. Recuerdo que Teddy, uno de los tantos niños genios de Salinger, hablaba de lo mismo. Alegaba que en lugar de decir, "Estoy solo", Matsuo Basho, ya en los mil seiscientos algo, escribió, "Along this road goes no one, this autumn eve." Soledad everywhere.
Otra cosa, a William Carlos Williams le gustaban mucho las ciruelas. Recuerda lo de "They taste good to her, they taste good to her, they taste good to her", que empieza, "To an old woman munching a plum in the middle of the street."
En este poema "This is just to say" se ve que el carajo despertó en una casa extraña. Obviamente es un Stand Up Comedy, digo, un One Night Stand. La mujer se lo llevó para su cama la noche anterior, tal vez borrachos, y él despertó en Brooklyn, tal vez por Park Slope, y, sigilosamente, para que ella no despertara, se vistió y abrió la nevera y se comió las ciruelas que probablemente eran el desayuno de ella. Y obviamente no piensa llamarla. Eso de "so sweet and so cold" es describiéndola. Suena a empalago, a frigidez.
Yo te amo tanto, le dijo la mujer al hombre cuando por fin él hizo una pausa, mirándolo como nunca nadie lo iba a mirar. Tan linda ella, opening up her skull. I'll be there.
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