viernes, octubre 21, 2011

Of Humans and Animals


Nunca he entendido la fascinación de los humanos hacia los animales si no es por razones culinarias, verbigracia, el cerdo. Pienso que lo mejor para los animales es no toparse con los humanos. Puedo entender la compañía de los perros, personas que no pueden aguantar la soledad, y, most of times, nadie los puede aguantar a ellos. Gentes que trabajan diez horas al día y viven en un apartamentico que durante el día es habitado exclusivamente por Princess, o Snowball, o Bailey, el devoto amigo bruto de cuatro patas que no conoce la triste idea del Tiempo y muere de dolor cada segundo ante la infinita ausencia del amo. Larry David tiene un chiste muy bueno sobre perros, "I don't understand people with dogs, dogs are like bums, they stink, they don't pay rent, and they keep asking for food". También puedo entender los que prefieren a los gatos, de hecho, útiles con los ratones, total derecho a maullar desdeñosamente exigiendo alimento.

Sospecho muchísimo de la salud mental de aquellos individuos que dedican sus vidas, sacrificando el ser social, al cuidado de animales, domésticos y salvajes. Como el señor de Ohio que abrió las jaulas de su zoológico privado suicidándose después, en lo que las autoridades dicen fue "un último acto de rencor hacia sus vecinos". Y, of course, los policías de Ohio tuvieron un safari con trofeos extraordinarios entre los que estaban 18 tigres de bengala y 17 leones, para no mencionar osos, leopardos y lobos. Al final de la cacería sólo quedaba vivo un mono que, se cree, posee  la peculiaridad de tener herpes.

Si yo conozco una persona, y durante la conversación exploratoria me entero de que vive con algún animal salvaje, nunca domesticado plenamente, of course, ahí mismo la coloco en el círculo de gente a la que no se visita ni se le da dirección. Pero claro, algunas veces no dicen. Yo conocí a un par de gringos, también estaba Parmattie, en un bar del East Village. De ahí nos fuimos para el apartamento de la gringa, so close your eyes and enjoy the ride... La gringa desde que llegamos empezó a buscar a Susana, Susy, que, asumí, era una gata. Me senté en el sofá y en cuestión de segundos tenía una culebra blancamarilla enredada en mi brazo y en cuestión de segundos yo me estaba abrazando a mi mismo con Susana abrazándome también, con esa fuerza bruta que tienen los seres inocentes.

-911 where's your emergency?
-Yes please come inmediately (man screaming)
-Where's your emergency? (man screaming)
-The East Village (man screaming)
-We need the address (man screaming)
-3452 11st (man screaming)
-What's the problem there? (man screaming)
-Send someone please hurry (man screaming)... Susy's strangling the dominican in my apartment (man screaming)... I think she's not playing this time (man screaming)... Susana... Susy... Susana... bad girl... no no no... bad girl (man screaming)

El terapeuta me dice que este pito que me sale de los pulmones, especialmente cuando las palabras contienen erres, eles y eses, puede ser, si no curado totalmente, por lo menos reducido en su duración y volumen. Parmattie me dijo que la gringa le dijo que la ciudad le pegó una multa y que se llevaron a Susana para el Bronx Zoo, donde, she hopes, tal vez será más feliz entre otros reptiles.





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